Los ex pupilos del maestro trabajan a contra reloj para conseguir un espacio físico donde poder mudar el gimnasio. El lugar donde están los elementos de entrenamiento debe ser desocupado.
El lunes 31 de octubre –apenas dos días después de la muerte del maestro Amílcar Brusa– los boxeadores amateurs y profesionales que entrenaban en la Academia de Box UPCN que había armado el propio Brusa en 2007, se enteraron que allí no podían seguir trabajando.
La decisión de la dirigencia gremial se basó en que Brusa era irreemplazable y que al fallecer “era una falta de respeto” que alguien quisiera ocupar su lugar.
En la academia había más de 60 personas entrenando entre boxeadores profesionales, amateurs y algunas personas que realizaban actividades recreativas. Como no podía ser de otra manera, el gimnasio orientado por Brusa era una referencia nacional y hasta allí llegaron boxeadores de Gálvez, Formosa, Entre Ríos y Córdoba, entre otros lugares.
En esa salida inesperada los boxeadores se llevaron al menos una promesa: todos los elementos de entrenamiento, incluidos dos rings, iban a ser donados a la Academia una vez que consigan un lugar donde instalarse.
Pero ya pasaron 15 días y no surgió ninguna alternativa. “La situación actual de la Academia sigue siendo la misma que cuando la cerraron. Recurrimos al gobierno, al Concejo Municipal, a las cámaras de Senadores y Diputados porque no contamos con espacio físico”, le dijo uno de los pupilos de Brusa, Juan Manuel Garay, a Diario UNO.
“En algunos medios salió la noticia de que Unión iba a ofrecer un lugar y nosotros fuimos hasta el club a preguntar pero nos dijeron que eso había sido un rumor y que no sabían de dónde había salido. Por eso hoy decimos que estamos en la misma situación que hace un par de semanas. No tenemos espacio físico y necesitamos que alguien nos ayude”, reclamó el joven.
Al ser consultado sobre las gestiones que realizaron, Garay expresó: “En el Concejo nos reunimos con un grupo de concejales que nos atendió muy bien. Alejandra Obeid nos brindó su apoyo y dijo que lo iban a tratar a este tema en el recinto, pero todavía no tuvimos ayuda ni del gobierno ni de ninguna persona. No estamos pidiendo una donación, también puede ser que nos lo cedan en un comodato”.
“Obeid nos dijo que contábamos con su apoyo”, dijo Garay y agregó: “Cuando se enteraron de que Unión iba a ofrecer el lugar y que ya estaba todo pactado nos llamaron para preguntarnos si era cierto porque si así era no lo iban a tratar. Pero les dijimos que en Unión nos desmintieron eso y que era imposible porque no tenían espacio físico dónde montar el gimnasio”.
Sostener su obra
Luego agregó: “También les dijimos que nos enteramos de que querían llamar Amílcar Brusa a un espacio verde de la ciudad (ver aparte). Pero nosotros creemos que, más allá de la alegría que nos provoca eso, la mejor manera de honrar a Amílcar era continuar con su obra y que se nos consiga ese ansiado espacio físico”.
Pero conseguir un lugar para instalar un gimnasio de boxeo no es fácil. “El inmueble debería ser similar al que teníamos antes (en 1º de Mayo 3.152). Porque por suerte contamos con los elementos de entrenamiento que UPCN nos había donado. Puede ser alguno de los galpones de ferrocarril que están a la vera de la vía. El espacio tiene que ser bastante generoso para poder albergarnos con todos los elementos”, señaló Garay.
En ese sentido, el boxeador amateur explicó que hay que tener en cuenta que un ring de entrenamiento mide cinco metros por cinco y la Academia Amílcar Brusa contaba con dos cuadriláteros. “Esos rings están valuados cerca de 14.000 pesos cada uno. Son elementos muy valiosos y que no queremos que se pierdan”.
Por si las dificultades fuesen pocas, ahora a los boxeadores que quieren continuar sosteniendo el sueño del maestro del box santafesino le pusieron plazos. “El espacio lo necesitamos antes de fin de mes. Por ahora las cosas siguen en el lugar donde estaba la academia, pero a principios de diciembre UPCN va a trasladar los elementos a un depósito. Nosotros no queremos que eso suceda porque sentimos que va a ser más difícil que el gimnasio vuelva a funcionar y tal vez algunos de los elementos de entrenamiento se nos deterioren”.
Un espacio de contención
La Academia de Box UPCN, fundada por el recientemente fallecido Amílcar Brusa, no era sólo un gimnasio de boxeo. “Esto cumple una función social. Le pedimos a quien sea que nos dé una mano. Quienes luchamos por el sueño de Amílcar Brusa y que lo amamos a él y a la academia, pedimos que esto se mantenga en pie. Queremos que perdure el sueño de Amílcar Brusa”, remarcó Garay.
“Éste es un emprendimiento que alberga a gente humilde. El mismo maestro decía que acá venían chicos sin zapatillas y gracias a esta actividad pueden progresar en la vida. Mucha gente humilde, sin recursos, sin estudios, que gracias a esto encuentran un resguardo, una contención, aprenden valores”, finalizó quien fuera pupilo del maestro durante los últimos tres años.
La decisión de la dirigencia gremial se basó en que Brusa era irreemplazable y que al fallecer “era una falta de respeto” que alguien quisiera ocupar su lugar.
En la academia había más de 60 personas entrenando entre boxeadores profesionales, amateurs y algunas personas que realizaban actividades recreativas. Como no podía ser de otra manera, el gimnasio orientado por Brusa era una referencia nacional y hasta allí llegaron boxeadores de Gálvez, Formosa, Entre Ríos y Córdoba, entre otros lugares.
En esa salida inesperada los boxeadores se llevaron al menos una promesa: todos los elementos de entrenamiento, incluidos dos rings, iban a ser donados a la Academia una vez que consigan un lugar donde instalarse.
Pero ya pasaron 15 días y no surgió ninguna alternativa. “La situación actual de la Academia sigue siendo la misma que cuando la cerraron. Recurrimos al gobierno, al Concejo Municipal, a las cámaras de Senadores y Diputados porque no contamos con espacio físico”, le dijo uno de los pupilos de Brusa, Juan Manuel Garay, a Diario UNO.
“En algunos medios salió la noticia de que Unión iba a ofrecer un lugar y nosotros fuimos hasta el club a preguntar pero nos dijeron que eso había sido un rumor y que no sabían de dónde había salido. Por eso hoy decimos que estamos en la misma situación que hace un par de semanas. No tenemos espacio físico y necesitamos que alguien nos ayude”, reclamó el joven.
Al ser consultado sobre las gestiones que realizaron, Garay expresó: “En el Concejo nos reunimos con un grupo de concejales que nos atendió muy bien. Alejandra Obeid nos brindó su apoyo y dijo que lo iban a tratar a este tema en el recinto, pero todavía no tuvimos ayuda ni del gobierno ni de ninguna persona. No estamos pidiendo una donación, también puede ser que nos lo cedan en un comodato”.
“Obeid nos dijo que contábamos con su apoyo”, dijo Garay y agregó: “Cuando se enteraron de que Unión iba a ofrecer el lugar y que ya estaba todo pactado nos llamaron para preguntarnos si era cierto porque si así era no lo iban a tratar. Pero les dijimos que en Unión nos desmintieron eso y que era imposible porque no tenían espacio físico dónde montar el gimnasio”.
Sostener su obra
Luego agregó: “También les dijimos que nos enteramos de que querían llamar Amílcar Brusa a un espacio verde de la ciudad (ver aparte). Pero nosotros creemos que, más allá de la alegría que nos provoca eso, la mejor manera de honrar a Amílcar era continuar con su obra y que se nos consiga ese ansiado espacio físico”.
Pero conseguir un lugar para instalar un gimnasio de boxeo no es fácil. “El inmueble debería ser similar al que teníamos antes (en 1º de Mayo 3.152). Porque por suerte contamos con los elementos de entrenamiento que UPCN nos había donado. Puede ser alguno de los galpones de ferrocarril que están a la vera de la vía. El espacio tiene que ser bastante generoso para poder albergarnos con todos los elementos”, señaló Garay.
En ese sentido, el boxeador amateur explicó que hay que tener en cuenta que un ring de entrenamiento mide cinco metros por cinco y la Academia Amílcar Brusa contaba con dos cuadriláteros. “Esos rings están valuados cerca de 14.000 pesos cada uno. Son elementos muy valiosos y que no queremos que se pierdan”.
Por si las dificultades fuesen pocas, ahora a los boxeadores que quieren continuar sosteniendo el sueño del maestro del box santafesino le pusieron plazos. “El espacio lo necesitamos antes de fin de mes. Por ahora las cosas siguen en el lugar donde estaba la academia, pero a principios de diciembre UPCN va a trasladar los elementos a un depósito. Nosotros no queremos que eso suceda porque sentimos que va a ser más difícil que el gimnasio vuelva a funcionar y tal vez algunos de los elementos de entrenamiento se nos deterioren”.
Un espacio de contención
La Academia de Box UPCN, fundada por el recientemente fallecido Amílcar Brusa, no era sólo un gimnasio de boxeo. “Esto cumple una función social. Le pedimos a quien sea que nos dé una mano. Quienes luchamos por el sueño de Amílcar Brusa y que lo amamos a él y a la academia, pedimos que esto se mantenga en pie. Queremos que perdure el sueño de Amílcar Brusa”, remarcó Garay.
“Éste es un emprendimiento que alberga a gente humilde. El mismo maestro decía que acá venían chicos sin zapatillas y gracias a esta actividad pueden progresar en la vida. Mucha gente humilde, sin recursos, sin estudios, que gracias a esto encuentran un resguardo, una contención, aprenden valores”, finalizó quien fuera pupilo del maestro durante los últimos tres años.
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