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viernes, 18 de noviembre de 2011

Procesado por el doble crimen de Esperanza

El juez de Instrucción Segunda, Nicolás Falkenberg, procesó ayer al esperancino de 36 años, acusado por el asesinato de su ex esposa y un joven amigo, que la noche del sábado 29 de octubre se encontraban juntos en la casa de la mujer, en el barrio Oeste de la ciudad de Esperanza.

La resolución judicial que alcanza a Javier Nicolás Noroña es por los presuntos delitos de “homicidio doblemente calificado por alevosía y por el vínculo” en el caso de Viviana Eberhardt, de 38 años, y “homicidio calificado por alevosía” de Guillermo Munarriz, de 30 años, ambos casos agravados por la utilización de arma de fuego.

El caso conmocionó a la comunidad esperancina en su conjunto, no sólo por la violencia y el trágico desenlace, sino porque el acusado pertenece a una tradicional familia de la ciudad e incluso hasta hace poco hasta se animó a participar en política.

Noroña está señalado como el presunto autor material y se encuentra detenido desde las primeras horas de la madrugada del día del crimen.

Aunque no trascendieron mayores detalles, se supo que el juez Falkenberg destacó la colaboración prestada por los vecinos de la víctima, que a pesar de algunos temores colaboraron con la investigación. Lo mismo para con el personal policial y médico que trabajó sobre la emergencia, quienes no sólo actuaron con rapidez, sino además cuidando cada detalle de la escena favoreciendo a la investigación.

Tal como se dijo desde un principio, la policía llegó hasta el domicilio del padre de Nicolás Noroña por el testimonio de vecinos que escucharon los disparos y que lo vieron saltando tapiales y tratando de esconderse en la oscuridad.

En cuanto a la historia familiar, se supo que Viviana y Javier estaban separados, con dos hijos pequeños en común, y que él ya no vivía en la casa de la esquina de Lehmann y J.J. Paso, junto a su ex pareja. Su morada era la casa de su padre, que se encuentra a la vuelta, en la misma manzana.

Ese viernes la mujer recibió a Munarriz en su casa. Ambos compartieron una cerveza en el living de la casa. Los médicos y policías que llegaron al lugar encontraron a ambos en una habitación del primer piso. Munarriz falleció en el acto. Eberhardt alcanzó a contar lo que había pasado antes de morir.

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