El presidente del Club Colón respondió ayer al interrogatorio del juez de Instrucción Penal Darío Sánchez, quien investiga al dirigente sabalero por el “robo y daño agravado” de la imagen religiosa.
Casi tres horas estuvo ayer en el subsuelo de Tribunales el presidente de Colón, Germán Lerche. Un lapso de tiempo más que suficiente para responder a la indagatoria del juez de Instrucción Penal de la 5ª Nominación, Darío Sánchez, quien investiga qué sucedió con la imagen de la Virgen de Guadalupe, que fue retirada de la cancha rojinegra el pasado 7 de septiembre.
Concretamente, Lerche es investigado por “robo y daño agravado”, imputación que comparte con el jugador Ariel El Chino Garcé y al secretario general de la institución deportiva, Marcelo Maglianesi, en el marco de un expediente que ya lleva 50 días de tramitación, y que ayer contó con un nuevo avance con la ampliación indagatoria del dirigente sabalero.
Con la camisa arremangada, cigarrillo en mano y una hoja con breves anotaciones, a las 10, Germán Lerche ingresó al Palacio de Justicia por la calle interna, acompañado de su abogado Luis Rodríguez. Sin dar declaraciones a la prensa, ingresaron al despacho del magistrado, donde también los esperaba el fiscal de la causa, Rubén Díaz.
Casi tres horas después, a las 12.45 se retiraron esquivando micrófonos. Sin embargo, fuentes del caso indicaron a Diario UNO que la declaración del dirigente de Colón mantendría un tono similar al de los comunicados que emitió el club desde que el caso de “la desaparición de la Virgen” comenzó a aparecer en los titulares de los principales medios de la ciudad y que habría algunas contradicciones entre sus declaraciones y las de Marcelo Maglianesi, quien fue citado por el juez la semana pasada.
Una historia con “grietas”
“Si bien ambos cuentan la misma historia, hay detalles que se contradicen, y cuando se les repregunta también hay grietas en la historia. Esa suele ser una consecuencia típica de cuando se arregla una versión de los hechos que no es del todo cierta”, expresaron las fuentes. Apenas desapareció la imagen religiosa, comenzó a circular la versión de que la escultura había sido bajada porque un “vidente” –convocado por jugadores– que había establecido que “le traía mala suerte” al equipo.
Sin embargo, con la presión social que significó el acto de desagravio a la Virgen realizado el 17 de octubre en la Basílica de Guadalupe, los jugadores y el cuerpo técnico sabalero decidieron dar a conocer un comunicado de prensa en el que indicaban que la estatua se había roto durante el traslado para su presunta restauración, y también confirmaron que el restaurador que habían contratado, Saúl Miller, estaba abocado a la confección de una imagen nueva. El 29 de octubre, Lerche recibió la primera citación del juez Darío Sánchez y si bien concurrió a la audiencia, se abstuvo de declarar.
La causa tiene un cuarto imputado, el brujo de Monte Vera, uno de los primeros en ser citados para declarar cuando la causa judicial recién comenzaba. Según testimonios de los vecinos, la estatua habría sido destruida en un predio ubicado a la vera de la ruta Nº 2, a la altura del kilómetro 18, acceso al barrio Paprocky. Y las versiones extraoficiales señalan a Ariel Garcé como quien trasladó la imagen religiosa hasta ese lugar.
Sin embargo, el defensor rojinegro tampoco concurrió a la citación del juez Sánchez, y en su lugar, se hizo cargo de la destrucción de la imagen religiosa con un escrito en el cual detallaba que la destrucción de la obra de hormigón armado, de dos metros de altura “fue accidental” y no deliberada como se dijo desde un primer momento, cuando se hablaba que la Virgen era “mufa”.
Un ruido muy fuerte
En su relato, el jugador detalló: “El 7 de septiembre, como yo no me encontraba afectado a la práctica deportiva, los compañeros me pidieron que me encargue del operativo y contratamos una grúa para retirar la estatua” y “cuando llegó la grúa al estadio, llamamos desde la guardia al presidente Lerche y le pedí permiso para entrar a sacar la Virgen, y él me autorizó, insistiéndome en que lo hagamos bien y la restauremos pronto a su lugar”.
Garcé, además, sostuvo que la imagen fue cargada en una camioneta y que no fue sujeta de ningún modo ni asegurada con sogas porque supuso que con el peso de la estatua no había riesgos de que se caiga. “Luego me encaminé hacia el taller de un restaurador que me habían recomendado para que la arregle. Tras algunos kilómetros de viaje, empecé a sentir muchos ruidos, y de pronto un ruido muy fuerte, y me bajé a ver. Lamentablemente los movimientos, los baches, los badenes y la velocidad, habían provocado la rotura de la imagen”, afirmó.
Luego añadió: “Al ver la imagen rota me asusté, me desesperé, no supe qué hacer, pensé que los compañeros se iban a enojar conmigo, empecé a insultar, a llorar, y terminé arrojando los restos de la escultura”. Sin embargo, ya pasaron 73 días de aquel viaje y aún no se sabe dónde están los restos de la imagen de la patrona de la ciudad de Santa Fe.
Concretamente, Lerche es investigado por “robo y daño agravado”, imputación que comparte con el jugador Ariel El Chino Garcé y al secretario general de la institución deportiva, Marcelo Maglianesi, en el marco de un expediente que ya lleva 50 días de tramitación, y que ayer contó con un nuevo avance con la ampliación indagatoria del dirigente sabalero.
Con la camisa arremangada, cigarrillo en mano y una hoja con breves anotaciones, a las 10, Germán Lerche ingresó al Palacio de Justicia por la calle interna, acompañado de su abogado Luis Rodríguez. Sin dar declaraciones a la prensa, ingresaron al despacho del magistrado, donde también los esperaba el fiscal de la causa, Rubén Díaz.
Casi tres horas después, a las 12.45 se retiraron esquivando micrófonos. Sin embargo, fuentes del caso indicaron a Diario UNO que la declaración del dirigente de Colón mantendría un tono similar al de los comunicados que emitió el club desde que el caso de “la desaparición de la Virgen” comenzó a aparecer en los titulares de los principales medios de la ciudad y que habría algunas contradicciones entre sus declaraciones y las de Marcelo Maglianesi, quien fue citado por el juez la semana pasada.
Una historia con “grietas”
“Si bien ambos cuentan la misma historia, hay detalles que se contradicen, y cuando se les repregunta también hay grietas en la historia. Esa suele ser una consecuencia típica de cuando se arregla una versión de los hechos que no es del todo cierta”, expresaron las fuentes. Apenas desapareció la imagen religiosa, comenzó a circular la versión de que la escultura había sido bajada porque un “vidente” –convocado por jugadores– que había establecido que “le traía mala suerte” al equipo.
Sin embargo, con la presión social que significó el acto de desagravio a la Virgen realizado el 17 de octubre en la Basílica de Guadalupe, los jugadores y el cuerpo técnico sabalero decidieron dar a conocer un comunicado de prensa en el que indicaban que la estatua se había roto durante el traslado para su presunta restauración, y también confirmaron que el restaurador que habían contratado, Saúl Miller, estaba abocado a la confección de una imagen nueva. El 29 de octubre, Lerche recibió la primera citación del juez Darío Sánchez y si bien concurrió a la audiencia, se abstuvo de declarar.
La causa tiene un cuarto imputado, el brujo de Monte Vera, uno de los primeros en ser citados para declarar cuando la causa judicial recién comenzaba. Según testimonios de los vecinos, la estatua habría sido destruida en un predio ubicado a la vera de la ruta Nº 2, a la altura del kilómetro 18, acceso al barrio Paprocky. Y las versiones extraoficiales señalan a Ariel Garcé como quien trasladó la imagen religiosa hasta ese lugar.
Sin embargo, el defensor rojinegro tampoco concurrió a la citación del juez Sánchez, y en su lugar, se hizo cargo de la destrucción de la imagen religiosa con un escrito en el cual detallaba que la destrucción de la obra de hormigón armado, de dos metros de altura “fue accidental” y no deliberada como se dijo desde un primer momento, cuando se hablaba que la Virgen era “mufa”.
Un ruido muy fuerte
En su relato, el jugador detalló: “El 7 de septiembre, como yo no me encontraba afectado a la práctica deportiva, los compañeros me pidieron que me encargue del operativo y contratamos una grúa para retirar la estatua” y “cuando llegó la grúa al estadio, llamamos desde la guardia al presidente Lerche y le pedí permiso para entrar a sacar la Virgen, y él me autorizó, insistiéndome en que lo hagamos bien y la restauremos pronto a su lugar”.
Garcé, además, sostuvo que la imagen fue cargada en una camioneta y que no fue sujeta de ningún modo ni asegurada con sogas porque supuso que con el peso de la estatua no había riesgos de que se caiga. “Luego me encaminé hacia el taller de un restaurador que me habían recomendado para que la arregle. Tras algunos kilómetros de viaje, empecé a sentir muchos ruidos, y de pronto un ruido muy fuerte, y me bajé a ver. Lamentablemente los movimientos, los baches, los badenes y la velocidad, habían provocado la rotura de la imagen”, afirmó.
Luego añadió: “Al ver la imagen rota me asusté, me desesperé, no supe qué hacer, pensé que los compañeros se iban a enojar conmigo, empecé a insultar, a llorar, y terminé arrojando los restos de la escultura”. Sin embargo, ya pasaron 73 días de aquel viaje y aún no se sabe dónde están los restos de la imagen de la patrona de la ciudad de Santa Fe.
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