Les dieron un stand en el límite de la feria en el Parque a la Bandera. Se quejan porque "no somos Alemania o Italia, no nos pueden pedir las mismas cosas que a ellos", les dicen a los organizadores. Tienen pocos platos pero mucho baile.
Están la vereda de enfrente. Son pocos y debatiendo a pleno cómo mostrarse ante quien desconoce su cultura. Sienten ser discriminados por la organización de la Fiesta de Colectividades. Piden y quieren ser reconocidos como cualquier grupo de extranjeros nativos de la misma región del mundo. "Hace muchos años que queremos estar pero por los papeles no podemos. No es fácil para nosotros que somos tan pocos, sin subsidios de nuestros países y sin poder", sintetiza Sthepenne Amoakoabe uno de los ghaneses que llegó a Rosario hace una docena de años y habla un español cruzado. Reclama reconocimiento para participar y hacer visible la existencia del grupo en Rosario. El stand de Africa, y otros, quedan afuera de la fiesta por no lograr la calificación legal y burocrática de colectividad.
Desde 2008 la ciudad registra una sigilosa inmigración negra, de algunos países de Africa pero particularmente de Ghana. La historia de los países africanos está signada por la esclavitud, la miseria, la persecución ideológica entre otros males que provoca la expulsión permanente. Pocos llegan por las vías tradicionales por la carencia de dinero y muchos apuestan a la vida o la muerte para no estar más en su "despreciable patria", y logran escapar enganchados de un barco de ultramar escondidos como polizones, a la intemperie con hambre y sed. Viajan a destinos donde, al menos, encuentran garantizada la libertad.Cuando uno se acerca al stand escucha muy poco español, la mayoría habla francés u otra lengua y pocos escriben. Se reúnen permanentemente entre ellos y uno de los temas que siempre recae en las charlas es la cuestión laboral. Les cuesta la inserción y por consecuencia encuentran una salida vendiendo bijouterie en la calle o algún trabajo menor.
?¿Por qué hablás de discriminación?- preguntó Rosario/12.
?¿Por qué tenemos que estar afuera nosotros? No es posible que nos comparen con Alemania, Irlanda, Italia o España. No tenemos posibilidad económica y por eso quedamos afuera. Nos exigen cosas que a nosotros se nos complica mucho cumplir. No tenemos consulados ni empresas que nos ayuden. Todo lo contrario. Todo lo que hacemos es para vivir y mandar a nuestras familias- argumenta Amoakoabe.
Reconoce que en la ciudad no hay discriminación profunda aunque la inclusión e inserción en el mercado laboral, por ejemplo, les es complicada y todo se reduce a "vender bojouterie, un trabajo malo o ser streeper". Destaca que la mayoría de los rosarinos no tiene problemas con el que viene de afuera, y tanto el gobierno municipal como la universidad siempre han tenido un excelente trato. Cuentan que están en tratativas para armar un delegación formal de Africanos en Rosario.
?Uno de los cuestionamientos que se le puede hacer al stand africano es la falta de símbolos culturales.
?Eso es verdad. Pero necesitamos tiempo. Pensamos y debatimos mucho qué mostrar porque somos muchas culturas con coincidencias pero hay que pensar qué. Hoy participamos para buscar algunos pesos y seguir participando- dice Steve, líder evidente del grupo.
?Cada colectividad se destaca por representar y vender sus platos típicos de origen. ¿Cuáles son los representativos de la gastronomía del stand negro?
?Antes quiero decir que no sólo es la comida. Cuando las chicas bailan afro se llena de gente y las aplauden mucho como también las historias de cada uno de nosotros. Vamos a sumar más platos. Ahora ofrecemos varios tragos tradicionales de allá. Bastante fuertes porque son a base de vodka. Y la pasta de maní, arroz tipo primavera con una salsa especial, el Chichingá que es un sándwich de fetas de carne de una pata de ternera pero el animal debería ser tipo búfalo y una salsa especial o el Puffhú que es el rabo de vaca recubierto por una pasta de sémola y salsa picante acompañado con arroz- explica.
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