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sábado, 12 de noviembre de 2011

Mucho fitness te podrá hacer muy malo en el sexo

Un estudio realizado en España advierte sobre una "epidemia": los hombres trabajados en gimnasio, que consumen anabolizantes, podrán disparar conductas violentas, producir atrofia genital y ver disminuidos sus genitales. Alerta sobre la anorexia en las mujeres.
Muchos chicos y chicas que penetran en el mundo del fitness desconocen que si se excenden en la práctica podrán abandonar la esperanza de regresar a una vida sexual sana.


Un estudio realizado en España señala que en estos templos que son los gimnasios, los patrones de vida postcontemporáneos han facilitado una epidemia de cuadros conductuales, quizás no biológicos pero tanto o más nocivos. El ejercicio físico se ha convertido en vez de en un aliado, como debería ser, en un persecutor.


Los hombres trabajados en gimnasio utilizan con frecuencia anabolizantes en su proceso de musculación. Los anabolizantes, por su contenido androgénico, aparte de disparar las conductas violentas pueden producir atrofia genital, disminuyendo tanto el tamaño de los genitales masculinos como el funcionamiento sexual.


Para quienes no llegan a recurrir a tratamientos hormonales que posibiliten una musculación desmesurada, los suplementos proteicos en grandes cantidades pueden también dificultar un correcto funcionamiento hepático, cuando no agravar daños preexistentes consecuencia de otros agentes nocivos como infecciones crónicas por virus de hepatitis, por ejemplo.


En condiciones ideales, el hígado se encarga de depurar sustancias que tienen un efecto antiafrodisiaco en el hombre, como es el caso de los estrógenos. Si estas sustancias no son adecuadamente metabolizadas por una excesiva ingesta de proteínas y otras formas de daño hepatorrenal, el cuerpo masculino se feminiza y disminuye el deseo y la potencia amatoria.


Anorexia y apatía sexual
En el caso de la mujer y la anorexia, si el nivel de peso disminuye hasta arrojar un índice de masa corporal inferior a 20 (el IMC se calcula dividiendo la altura por el peso elevado al cuadrado) pueden empezar a aparecer alteraciones hormonales que conducen a una marcada apatía sexual. En casos más avanzados, lo más ostensible puede ser la pérdida de la menstruación, si bien aún preservándose los ritmos menstruales cabrá encontrar idéntico desinterés en el encuentro íntimo. Todo ello se debe a una anulación general del estado activo sexual (tanto en su función reproductiva como en su función hedónica), consecuencia de la producción excesiva de hormonas que bloquean el funcionamiento ovárico y uterino, ante lo que el cuerpo considera una situación de estrés grave y mantenido.


En muchas ocasiones, la mala respuesta sexual no es sólo consecuencia de los daños físicos sufridos como consecuencia de la desnutrición, sino que a veces se observa previamente al desarrollo del problema de alimentación. Esta noción es especialmente aplicable a las mujeres con anorexia restrictiva, y no tanto a las que padecen bulimia, si bien las mujeres con patrones bulímicos presentan también alteraciones en su conducta sexual de signo distinto.

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