Mario Morello, de la Ciudad de Funes, y su hermana Alicia Di Rino, de Carcarañá, vivieron en los últimos años la historia que jamás pensaron que los haría noticia: descubrieron que son hijos de un militante chaqueño desaparecido, conocieron a su madre biológica y a otros cuatro hermanos directos, un medio hermano del primer matrimonio de su padre, cuatro más de una segunda pareja de su mamá, más una abuela octogenaria y muchos sobrinos.
Agenciafe/La Capital/Oid Mortales
El siempre supo que era hijo adoptivo. No así su hermana Alicia, quien se enteró de ello a los 18 años y por un dato que le dio un pariente dio con Mario. "Antes de saber que éramos hermanos nos cruzábamos en el colectivo porque ella vivía en San Jerónimo Sud y yo estudiaba en la escuela de esa localidad", comentó Mario. En 2007 la madre de ambos, Elsa Sánchez, dio con ella y en el reencuentro la mujer relató que un día su marido, Secundino Vallejos, por el acecho de los servicios de inteligencia mientras vivían en Villa Berthet (Chaco), la embarcó en un tren "conmigo en brazos y a dos hermanos más de 4 y 5 años los escondió dentro de un baúl de ropa", recordó Alicia. Viajaron a Carcarañá donde vivía su cuñado que supuestamente les daría albergue. Elsa estaba embarazada de Mario y sin nada. "Pasamos hambre, casi muero por desnutrición, vivíamos en un galpón y me tenía envuelta en una pañoleta sin ropa, sólo tomaba agua con azúcar, por lo que decidió darme en adopción", dijo Alicia. La mujer no pudo ubicar a los hermanos más grandes y luego nació Mario. Lo anotó con el apellido del cuñado para que cobrara la asignación por hijo y ayudarla, cosa que no hizo. Desesperada, lo entregó a los Morello, un matrimonio de Roldán. Tras un año de miserias Elsa volvió al Chaco pensando que todo había pasado, pero los servicios de inteligencia continuaron persiguiéndola y apenas regresó a la casa de su madre la llevaron a un centro de detención clandestina de Roque Sáenz Peña. La abuela con sus dos nietos alcanzó a escapar y se escondieron por dos meses en el monte, mientras los militares torturaron a Elsa en la silla eléctrica y estuvo internada en muy mal estado. No sabía nada sobre la militancia de su esposo, por lo que no pudo dar información. La mujer contó a sus hijos que una noche abrieron un portón, le dijeron que corra y que no mire para atrás porque si lo hacía, le iba a pasar lo mismo que a su marido. Caminando, volvió a la casa de su madre. En 2007, Alicia le contó a Elsa que conocía a su hermano, y lo llamaron por teléfono. "En ese momento estaba distanciado de mi esposa y le dijo que no vivía más ahí", recordó Mario. Pasaron tres años hasta que finalmente madre e hijo se reencontraron. "No me lo voy a olvidar nunca más, me abrazó y volví a experimentar la protección que no había sentido desde hace 15 años, cuando murió mi mamá adoptiva. Cuando se despidió, me dijo, ‘me puedo morir tranquila porque ya te vi’", recordó Mario. Luego de conocer la historia, Mario y Alicia se dirigieron a la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, donde les dijeron que hacer expedientes y análisis llevaría dos años. Entonces fueron a Capital Federal. El reencuentro. Alicia es comerciante, vive en Carcarañá, está en pareja y tiene 4 hijos de entre 16 y 4 meses. Mario, desde hace años está radicado en Funes, casado y con una hija de 11 años. Es periodista y militante del Frente Progresista Solidaridad e Igualdad. "Ahora me explico, lo traía en los genes porque tanto mis padres adoptivos como mi hermano, nunca estuvieron en política", afirmó. La enigmática vida de un líder gremial memorable De acuerdo a datos oficiales, Secundino nació en Villa Berthet e ingresó a la escuela a los 18 años. Con el tiempo pasó a ser dirigente del sindicato rural Fatre en la seccional de su pueblo y militante de la JP. Llegó a relacionarse con otro desaparecido del mismo pueblo, Hugo Vocouber. El "Taco" Secundino y Vocouber, se separaron al tener que pasar a la clandestinidad debido a la persecución militar. Ambos llevaban de provisión un pan que luego cortaron y repartieron, para seguir caminos separados. A partir de allí no volvieron a encontrarse. La familia mantuvo durante un tiempo comunicaciones esporádicas con "Taco" y se enteraron de su secuestro tiempo después de ocurrido. Según los datos recavados, en Pampa del Cielo −ubicado entre Charata y Las Breñas− apareció un patrullero en el momento en que Secundino cazaba chanchos en compañía de su patrón, quien presenció lo que sucedía. No hay certeza de la fecha, pudo ser entre 1979 y 1980. Para la Conadep, Secundino está desaparecido desde 1976. La información coincide con el relato de un familiar que lo vio por última vez en la noche del 13 de junio de 1976. En 2006, la Cámara de Diputados de la Nación presentó un proyecto para colocar una placa recordatoria en Villa Berthet en conmemoración de la desaparición de ambos dirigentes y la construcción del "Paseo de la Memoria" en la intersección de las Rutas 4 y 6 de dicha localidad, obra que aún está inconclusa.
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