El aparato se dirige a su punto de emplazamiento, a 36 mil kilómetros de altura. Los expertos iniciaron la puesta a punto de los sistemas, que demandará un mes y medio.
A poco de despegarse del cohete francés Ariane que lo situó a 250 kilómetros de altura anteayer, el satélite geoestacionario argentino Arsat-1 comenzó a ser sometido a una serie de pruebas preliminares para luego comenzar su viaje al punto en que quedará orbitando a la Tierra. Para finales de diciembre o los primeros días de enero de 2015, los sistemas de la nave habrán absorbido los clientes que operaban en satélites alquilados y comenzará a prestar el servicio de telecomunicaciones para el que fue diseñado y construido en el país.
Después de constatar que el satélite responde a las órdenes, que las piezas y componentes están en perfecto estado, comenzará la tarea de elevarlo al lugar definitivo, 72 grados de longitud oeste. "Este tiempo de pruebas, demandará un mes o mes y medio", precisó el presidente de la empresa Arsat, Matías Bianchi en diálogo con Télam.
Bianchi estima que el satélite Arsat-2, que ya está terminado en Invap, será puesto en órbita a mediados del año que viene, con lo cual pasará a ocupar la posición de 81 grados longitud oeste, la segunda adjudicada al país.
El Arsat-1 es una banda KU, pero el 2 será un poco más complejo. Tendrá tres antenas y una cobertura hemisférica. Cuenta con la banda KU, pero agregará la CE, que es la banda para trasmitir contenidos audiovisuales.
El Arsat-2 tendrá un sensor que "mire" al cielo, dibuje el mapa galáctico e interprete cuál es su posición en el espacio. En especial, se hará cargo del transporte de contenidos audiovisuales argentinos.
El proyecto de la empresa Arsat de construir dos satélites geoestacionarios demandó una inversión de 520 millones de dólares, naves que garantizarán las telecomunicaciones locales, la provisión de Internet a las 2.500 escuelas rurales del país y zonas remotas y la exportación de contenidos audiovisuales, según se precisó.
Los satélites geoestacionarios también prestarán servicios para el control de pesca por par de la Prefectura Naval, para el control de fronteras por la Gendarmería, para el funcionamiento de los cajeros automáticos en lugares remotos del país y para la tarjeta Sube, entre otras prestaciones.
"El hecho de tener un satélite ya en el espacio nos permite tener proyectos a más largo plazo y mejorar lo que hicimos, ser más competitivos y poner a trabajar a la comunidad científica en desarrollos que están más allá de la frontera actual", explicó Bianchi.
Dijo que el Arsat-1 "está hecho para dar servicios en la Argentina, tiene mucha potencia concentrada en el territorio nacional y países vecinos. Además, estamos cubriendo todo el país para el servicio de televisión digital (TDA). Nadie diseña un satélite sólo para la Argentina, se diseña pensando en superficies más amplias. Nadie diseña para dar cobertura en la Patagonia y en la Antártida, porque comercialmente tampoco son zonas rentables. Aquí es donde empieza a intervenir el Estado", argumentó.
El Arsat-2. La actividad de los dos satélites geoestacionarios serán complementarias, pero con el segundo, la Argentina ampliará el registro de las trasmisiones, tendrá una mayor cobertura, a tal punto que la tecnología nacional podrá llegar hasta los Estados Unidos, cubriendo toda América del Sur, Centroamérica y el Caribe.
Arsat es una empresa del Estado creada en 2006 para desarrollar el sistema satelital geoestacionario. El 98 por ciento pertenece al Ministerio de Planificación y el dos restante a Economía.
El requerimiento fue de Arsat, pero el diseño y construcción de los satélites estuvo a cargo de Investigaciones Aplicadas (Invap), la empresa estatal rionegrina que invirtió siete años y un millón trescientos mil horas hombres en el armado de las naves. El Arsat-1 se fabricó en siete años, pero su gemelo sólo demandó la mitad.
"Hay un seguimiento conjunto con Invap, tenemos los equipos trabajando en colaboración. Arsat lideró el proyecto desde la parte administrativa, de operación y las compras de los componentes. Invap hizo la parte de ingeniería dura y de fabricación", explicó Bianchi.
El presidente de Arsat, un ingeniero industrial de 43 años, señaló que entre los técnicos y científicos que construyeron los satélites hubo entre 10 y 15 expertos que regresaron al país atraídos por el proyecto.
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