El rock dejó de ser negocio para Cabrera. Ahora, por el reducto de Güemes y Suipacha pasan solistas y grupos de cumbia, lejos de lo que supo ser un mítico bastión.
La Capital |
“Lo que nos hizo dejar el rock fue su poca convocatoria”, dijo ayer Juan Carlos Cabrera, apodado el Indio Blanco, a la hora de explicar la reconversión de Willie Dixon, un mítico bastión para innumerables bandas y tribus locales, en un nuevo templo de la cumbia llamado Go, en el corazón de Pichincha.
En los últimos tiempos del Dixon el rock había convivido durante la semana con “Mama salsa” los miércoles y domingos, y con un “multiespacio cultural” los jueves, donde había peñas folclóricas, música electrónica y DJs.
Al mismo tiempo que crecía la competencia con la apertura a escasos cien metros de Club Brown. Los costos también. “Necesitaba un mínimo de entre 500 y 600 personas para funcionar y con el rock sólo cuatro o cinco bandas lograban congregar unas 1.000 personas”, señaló el Indio, quien aseguró que en Go “le vamos a dar prioridad a los grupos de cumbia santafesina”.
La cumbia llegó al Dixon el viernes 15 de agosto para extenderse después a los sábados. Desde entonces ya pasaron varias de las principales bandas de la movida tropical, como La Nueva Luna.
Go abre sus puertas los viernes y sábados a las 22 con una propuesta de pizza free hasta la medianoche a cambio de una entrada de 40 pesos para los caballeros y de 30 para las damas, dado que la mayoría del nuevo público que llega a la esquina de Güemes y Suipacha con tarjetas que representan 10 pesos de descuento.
El ahora ex templo del rock está habilitado desde 2003 como confitería bailable hasta el 7 de diciembre de 2016, porque lo único que se modificó en el boliche fue el estilo musical, explicaron fuentes de la Municipalidad. El complejo está habilitado para una capacidad de mil personas.
Hoy llegará el recital de El Wachon. Y para el próximo fin de semana están agendadas bandas como la santafesina Kaniche, Los Solares y Los del Fuego. Para la siguiente está pautado el arribo de Pablo Lescano con Damas Gratis.
Giros. “Estarán todos los grupos que están girando en la movida”, aseguró Cabrera, quien apuesta a recobrar un espacio en la noche después de que sus años de apogeo terminaron en 2013 tras las rejas denunciado y procesado por proxenetismo en dos cabaret que trascendieron las fronteras argentinas: La Rosa y El Palacio Berlusconi.
El Indio aseguró ayer que redireccionó definitivamente hacia la movida tropical después de oír algunas propuestas de varios actores de la industria, como una que incluía a uno de los históricos presentadores estrella, Hernán Caire, que finalmente no prosperó.
“Es una disco de cumbia tropical con espectáculos”, describió Cabrera sobre el funcionamiento y la impronta de Go a partir del mes pasado.
Para el rock sólo queda espacio para un par de bandas que tenían cerrado acuerdos para tocar en Willie Dixon. Se despedirá finalmente con la presentación de “Ciudad oculta”, el quinto disco de la banda barrial Los Gardelitos. Será el próximo 8 de noviembre, a las 21.
Y no habrá tiempo para más despedidas.
Inmediatamente después del espectáculo de Los Gardelitos, ese mismo sábado la cumbia marcará el ritmo de la noche en Go.
“Dejamos todo lo que fue el rock”, sentenció Cabrera, una frase que suena como su ateísmo, que reconoció en varias ocasiones después de haber sido pastor evangélico.
Seguramente, y como se refleja en algunas redes sociales, el cambio de ruta de lo que fue hasta ayer un reducto del rock será tomado por determinados fans como algo sacrílego.
Pero para el Indio Blanco la movida tropical marca hoy el ritmo de sus negocios. Y en Pichincha ahora suena cumbia.
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