El tradicional ritual partió desde la colina del Palatino, que se encuentra frente al anfiteatro Flavio. Representantes de la Iglesia, jóvenes y familias de varias nacionalidades llevarán la cruz durante las 14 Estaciones.
Infobae |
Una multitud sin precedentes se espera esta noche en el rito del Vía Crucis del Viernes Santo que preside el papa Francisco en el Coliseo. Con las meditaciones escritas por monseñor Giancarlo Maria Bregantini, arzobispo de Campobasso-Bojano, leídas en directo en televisión por la actriz Virna Lisi, tendrá comoportadores de la cruz en las 14 estaciones a representantes de distintos sectores: entre otros,un obrero y un empresario, dos inmigrantes, dos huéspedes de comunidades de recuperación, dos detenidos, dos sin techo.
En la primera y en la última estación, la cruz será llevada por el cardenal vicario Agostino Vallini.
"El papa no tiene pensado hablar al final del Vía Crucis, no creo que vaya improvisar, desea orar en silencio y dar la bendición", adelantó a la prensa el vocero del Vaticano, padre Federico Lombardi. "Dejemos al Espíritu y a la libertad del papa si desea decir algo", agregó.
El rito es transmitido por radio y televisión en más de 50 países, en tanto más de 60 emitirán el domingo el mensaje Urbi et Orbi del papa Francisco.
Horas antes el papa Francisco ofició el rito de la Pasión de Cristo en la Basílica de San Pedro con la meditación escrita del padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia.Este es el único día del año que no se oficia misa ni se realiza la consagración, que para los católicos es la conversión del pan y el vino en el cuerpo y sangre de Jesucristo.
Francisco escuchó atentamente al padre Cantalamessa, el predicador oficial del Vaticano, quien hizo un paralelo entre la codicia de Judas Iscariote y los males actuales del mundo."Detrás de cada mal en nuestra sociedad está el dinero", sostuvo el sacerdote, en su homilía, que hizo hincapié en la figura del discípulo que traicionó a Jesús por 30 monedas de plata.
Durante la ceremonia, y fiel a la tradición, el Sumo Pontífice, con los paramentos rojos, se tendió en el suelo en la nave central en un momento de oración y penitencia. El año pasado, a días de su asunción como Santo Padre, Francisco encabezó esta ceremonia.
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