En la mañana del Viernes Santo, quizá uno de los días más silenciosos del año, un terremoto de 7 en la escala Richter con epicentro en Técpan de Galeana (Guerrero, suroeste de México) sacudió la capital del país. El Sismológico mexicano cifró en 7 la magnitud del seísmo, mientras que el Instituto Geológico de EEUU lo calculó en un 7,5.
La Ciudad de México, asentada sobre las ruinas de Tenochtitlan, la capital azteca fundada sobre el lago de Texcoco, se sitúa en una intensa zona seísmica. Los capitalinos (o chilangos) están acostumbrados a las habituales alertas que avisan de un terremoto, pero rara vez ocurren con esta intensidad. El seísmo de esta mañana recuerda al de 2012, cuando un 7,7 sacudió a la ciudad. Y cada vez que tiembla (fuerte) en el DF regresa el recuerdo del devastador terremoto del 19 de septiembre de 1985, una catástrofe de 8,1 que dejó al menos 10.000 muertos, según cifras oficiales.
Algunas de las zonas de la Ciudad de México han quedado sin suministro eléctrico y el ruido de los helicópteros que sobrevuelan la zona interrumpe el habitual silencio de un dia festivo. El protocolo es conocido por cualquier capitalino: en el momento en que suena la alerta, hay que salir ordenadamente a la calle.
El coordinador de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, Luis Felipe Puente, afirmó en Twitter que no hay reporte de daños. Tampoco se ha emitido alerta alguna de tsunami.
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