Bares con amenización musical que tergiversan el rubro, presencia de menores y after hours, los principales problemas. Lo planteó el jefe de los inspectores nocturnos del municipio, a quien le balearon el auto. La movida rosarina tiene su punto álgido en los boliches, pero después sigue en bares y se prolonga hasta las 10 de la mañana.
.La Capital |
El jefe de los inspectores nocturnos del municipio reconoció que controlar la movida rosarina "es muy difícil" por la agresividad de jóvenes y dueños de bares y boliches. "Hace 20 años que trabajo en el tema y este es el momento más complicado que me ha tocado vivir", admitió Miguel Peronja, quien la semana pasada fue atacado con cuatro balazos en su auto particular. "Tal vez me atacaron por los intereses que estamos tocando, pero no me van a amedrentar", avisó el funcionario que en tres meses clausuró 25 locales. Bares con amenización musical que tergiversan rubro, la problemática de los menores y los after hours, los principales conflictos que enfrenta cada fin de semana.
Peronja fue tajante al caracterizar la movida nocturna y cómo se produce la fiscalización. "Controlar la noche es todo un tema en Rosario. La sociedad está viviendo a un ritmo muy acelerado, hay muchos inconvenientes en cuanto a las conductas sociales. Hace 20 años que trabajo en el tema y este es el momento más complicado que me ha tocado vivir", disparó.
En paralelo, Inspección detectó que aumentaron las denuncias de los vecinos. "Y también creció el temor de la población a precisar la denuncia, dar su domicilio para hacer las mediciones de ruido por amenazas que sufrieron. Lamentablemente la investigación se diluye", explicó.
Según Peronja, "en los últimos años hubo un fuerte aumento de los rosarinos respecto a la diversión. Desde el control, tenemos una rutina de trabajo que hay que cumplirla, sostenerla; y eso demanda un gran esfuerzo. Obviamente hay muchas circunstancias donde hay que poner énfasis en los comercios que no se ajustan a la normativa vigente".
El funcionario reconoció que en los últimos meses "aumentó la conflictividad. Esto se debe a que hay un gran atraso en la ordenanza que regula la noche. Necesitamos una nueva regulación que fije pautas claras sobre los rubros, horarios de cierre y eliminar conceptos difusos".
Peronja aclaró que "en las confiterías no hay grandes conflictos. Al contrario, los boliches de Rosario creo son los más seguros del país. El problema radica en los bares, que empezaron a pasar música y le sumaron el baile".
Los bares donde Inspección registró infracciones en el último tiempo fueron unos quince. "Ahí tenemos los principales inconvenientes y en algunos casos se convierte en un problema de seguridad para los inspectores. En un lugar donde se descontrola el rubro autorizado, hay exabruptos de los concurrentes y de los mismos dueños de los locales".
Una situación conflictiva que se repite es la presencia de menores en bares con amenización, donde se baila. "En realidad no está prohibido que haya menores, pero al estar mezclados con mayores se complica controlar si tomaron alcohol o no, y ahí arrancan las discusiones", indicó.
Las agresiones, apuntó Peronja, "no son tan severas, pero existieron. Y en especial hay discusiones, algunas bastante subidas de tono. Muchas veces la policía no tiene personal para los adicionales y tuvimos que decretar el cese de actividades de algún local por falta de custodia policial".
En los últimos tres meses, Inspección clausuró 25 locales por tergiversación de rubro y acumulación de faltas. "En su mayoría bares con amenización musical, del micro y macrocentro", señaló Peronja quien cada fin de se mana dirige 40 inspectores, "el 70 por ciento mujeres".
El ataque. El sábado pasado, a las 18.45, en la puerta de su domicilio, en Uriburu y Alem, Miguel Peronja escuchó cuatro balazos que impactaron sobre su vehículo. "Fue una moto, no pude ver más que eso", apuntó.
Cuando se le pregunta si asocia el ataque a su función responde: "No lo sé. Hace años que estoy en esto y es la primera vez que me pasa algo así. Hace cuatro meses que controlo a los inspectores nocturnos y tal vez a alguien molestamos. Pero no me va a amedrentar, vamos a seguir adelante", aclaró.
Tras agradecer al Sindicato de Empleados Municipales y al Ejecutivo por el apoyo que le brindaron, Peronja admitió que "este tipo de ataques siempre genera temores, sobre todo porque un rato antes se retiró de mi casa una chiquita de 9 años y no se que hubiese ocurrido si estaba".
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