La sábado de la semana pasada, un médico fue agredido a golpes; el jueves otro profesional sufrió amenazas tras finalizar una operación. Desde el nosocomio aseguraron que ya fueron ampliadas las medidas de seguridad.
El primer hecho tuvo lugar el sábado pasado, cuando un médico residente fue agredido por familiares de su paciente, quien falleció repentinamente luego de tres meses de atención.
En tanto, en las últimas horas, la agresión que sufrió el jueves otro profesional del Cullen se hizo eco en los medios locales. Cuando al terminar su turno fue increpado por ocho familiares de una persona que ingresó herida y fue intervenida en horas de la noche. El grupo amenazó al profesional con tomar represalias en caso de que su pariente no pueda atravesar el proceso operatorio.
Diario UNO logró comunicarse con él, quien por razones de seguridad pidió permanecer en el anonimato.Al ser consultado sobre la escena que le tocó protagonizar aseguró el doctor, que desde hace cuatro años está familiarizado con el ámbito hospitalario del Cullen:“Esto le pasa todos los días a todos”.En palabras de sus propios protagonistas, los hechos de violencia se repiten a diario, sin distinguir entre enfermeros, médicos, camilleros. A diario el personal del nosocomio está expuesto a los malos tratos de los familiares de los pacientes, quienes agreden verbal y físicamente a todo el mundo.
Se debe tener en cuenta que la circulación dentro del hospital asciende a 500 personas por día entrando y saliendo, por distintas patologías, más todos los familiares.
La falta de personal policial y un servicio de seguridad sin armas,afecta a los trabajadores de la salud que asisten con temor a desempeñar sus tareas.Si bien las agresiones son un hecho constante, los nudos de mayor conflictividad se desarrollan en la sala de guardia, cirugía general y la de traumatología. “No se puede trabajar así, esto es zona liberada.
Entra cualquier persona con armas. Te la muestran y tenés que dejarlos entrar a las salas,mientras están atendiendo u operando. Te muestran el arma, pegan el portazo y entran igual”, afirmó con un dejo de cansancio el entrevistado. Al mismo tiempo, remarcó que se está sucediendo una ola de hechos delictivos, de falta de respeto, agresión verbal y física.
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