El entrenador canalla reconoció que al equipo le falta paciencia y que aún comete muchos errores. "La única forma es creer en nosotros y en nuestro trabajo", dijo.
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Hay distintas formas de levantar cabeza cuando la mano viene cambiada. Cada grupo tiene su receta. Cada entrenador sabe dónde apuntar. En el caso de Central, Russo maneja su propio diagnóstico y apunta a vivencias anteriores, que fueron similares y que le sirven como sostén para potenciar su convencimiento. “No es la primera vez que nos toca levantarnos”, tiró ayer el técnico canalla a modo de reflexión. Y agregó: “Lo sabe el grupo y también lo sé yo, y la única forma es creer en nosotros y en nuestro trabajo”.
La referencia va dirigida a lo que fue aquel inicio con incertidumbre en la B Nacional y este presente también flaco en resultados. De igual forma, el DT argumentó que trata de “no hacer comparaciones”, dejando claro que “este es el presente que tenemos y en el que tendremos que saber sortear las dificultades”.
Para todo eso también incluyó en su discurso algunos de los puntos que considera clave para la recuperación. Por eso habló del “mayor equilibrio” y más “solidez defensiva”, pero sobre todo de la “paciencia” a la hora de atacar y de los “errores” que provocan “dolor por la forma en la que los rivales nos convierten”.
“Todas estas cosas las venimos hablando. Buscamos no sólo mantener el orden, sino también ser más pacientes para atacar porque el otro día fuimos por un solo lugar, por la derecha, y chocamos mucho. Además tenemos errores en la última jugada, pero son las cosas que tiene el fútbol. Tratamos de achicar el margen de error, sobre todo en la parte defensiva porque lo que más nos duele es la forma en la que los rivales nos convierten”, agregó.
Y en eso del mayor equilibrio, sobre todo en la mitad de la cancha, aparece la consulta sobre Matías Ballini, quien estará nuevamente entre los once. “Creo que es lo que necesitamos en este momento y es lo mejor para el equipo”, abundó el entrenador.
—¿Hacés hincapié en que te molesta mucho la forma en la que le están convirtiendo?
—Nosotros somos conscientes de lo que nos pasa. Asumo que soy el primero que se equivoca porque soy la cabeza del grupo. Pero todo tiene que ver con el apuro que tenemos. Eso hace que cuando tengas que remontar los partidos todo te cueste más de la cuenta.
—Remarcás mucho el apuro con el que juega el equipo, algo que en el torneo anterior supieron superar.
—Se da porque bajamos los niveles individuales y también el colectivo. Todo eso nos cuesta. Será así hasta que volvamos a retomar la senda que queremos. Yo estoy muy contento con este plantel, más allá de que sufrimos algunas cosas que tienen que ver con los cambios por lesión, pero ya estamos otra vez tratando de armarnos.
—Lo de la serenidad lo venís planteando desde la primera fecha. ¿Te preocupa que después de la sexta tengas que repetirlo?
—Sí, porque vamos por el mismo lado y creemos que la única alternativa es tirar un centro. Hay que tener paciencia hasta encontrar un hueco en el rival. La posesión de la pelota siempre la tuvimos, pero lo que nos cuesta es administrarla bien. Hoy muchos rivales nos vienen a esperar y tendemos que saber resolver esas situaciones que se nos presentan.
—¿Sería un grave error convertirse en un equipo previsible?
—Seguro. Hoy en día hay que transitar por tres caminos: la tranquilidad para jugar, no tener errores defensivos y saber que en cualquier momento te puede perjudicar algún error arbitral.
—¿Hay cierta urgencia por recuperar afuera los puntos que se perdieron cuando jugaron en el Gigante?
—Las urgencias en este juego son malas consejeras y pensamos siempre de la misma manera. Tenemos que elevar el convencimiento y mejorar los rendimientos individuales y colectivo. Acá es cuestión de tranquilizarse y tener mucha autocrítica como siempre lo hicimos
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