El secreto mejor guardado de la banda desarticulada anteayer con 29 kilos de cocaína no era tanto el de la actividad que desplegaba sino el del nombre de su jefe. Es que Leonardo Popea, de 57 años, jamás había sido rozado por ninguna investigación en este tema. Tenía antecedentes por defraudación, falsificacion de moneda y encubrimiento de robo, delitos muy alejados del que le imputan ahora por primera vez: ser el responsable de una cocina y un laboratorio de cocaína que alimentaba a quioscos ubicados en cinco ciudades.
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La rentabilidad extraordinaria de la venta de estupefacientes le permitió a Popea un vertiginoso crecimiento económico. Sin embargo no cayó por ninguna extravagancia material. Más allá de que ocupaba una espléndida vivienda en Funes, lo que lo derrumbó fue la colosal capacidad de proveedor, que la interceptación de sus teléfonos dejó al descubierto.
En esas comunicaciones Popea surgía como el abastecedor de múltiples quioscos ubicados en la zona noroeste de Rosario, Granadero Baigorria, Correa, Coronda y Cañada de Gómez. ¿Qué es lo que llamó la atención de los investigadores? Que por los volúmenes de venta que tenían esas bocas de expendio la capacidad del proveedor, que era exclusivo, tenía que ser enorme. Ostentar un ritmo de colocación de cantidades tan altas de cocaína, deducían, demandaba fuerte capacidad de producción y una logística consolidada. Y las llamadas revelaban un inusual volumen de venta. "Una cosa es vender dos kilos semanales y otra vender cincuenta", dijeron fuentes policiales y del gobierno provincial.
La punta de la investigación fueron denuncias de vecinos sobre quioscos cuyos proveedores resultaron detenidos en hechos esporádicos. En todos los casos aparecía que el nivel de cocaína de las muestras secuestradas era de alta concentración. Mucha cantidad de cocaína de alto nivel de pureza, solicitada regularmente desde quioscos que se comunicaban al mismo teléfono para pedir suministro de modo regular. Eso determinó que Leonardo Popea, según la causa que impulsó el fiscal Mario Gambacorta, era el comercializador mayorista.
Frente a eso se hicieron los operativos en siete localidades que terminaron con 16 detenidos, 29 kilos de cocaína decomisada, 100 kilos de sustancias diversas para estirar esa sustancia y 57 litros de precursores químicos como acetona y ácido sulfúrico.
"Esto determinará una nueva investigación que es de dónde provinieron los precursores químicos, elementos de acceso en extremo restringido y que son materia de control de la Sedronar", señalaron fuentes del Ministerio de Seguridad provincial.
El silencio. Investigar a un hombre que no tiene un nombre asociado a las transacciones con droga tuvo una gran ventaja para los que lo seguían. "Lo seleccionamos porque aparecía siempre y nadie lo nombraba. Fue muy beneficioso actuar ante un individuo rodeado de silencio", indicaron fuentes del Ministerio de Seguridad.
Leonardo Popea nació en la ciudad de Córdoba el 21 de junio de 1955. La primera causa que figura en su prontuario es una defraudación en 1993 en el departamento Caseros por pagarle con un billete falso al playero de una estación de servicio. En 1998 la sección Seguridad Personal de Rosario lo detuvo por estafa. En enero de 2004 fue arrestado a bordo de un Alfa Romeo en Casilda y en su auto se encontraron billetes truchos por 1.200 pesos. En junio de 2007 le imputaron un encubrimiento de robo y en julio de 2010 un robo calificado del que quedó sobreseído.
Hasta el miércoles los pocos que le conocían un pasado delictivo entre los más veteranos oficiales de Rosario le reconocían acciones muy dispersas en el tiempo como falsificador o estafador. Pero nadie en voz alta lo asociaba al comercio de droga a gran escala. Hasta que su apellido sonó en la sección Inteligencia de la Dirección General de Prevención y Control de Adicciones.
Las escuchas telefónicas delimitaron que el centro de producción de la droga de esta red era una cocina ubicada en Ugarte al 700, en la zona norte rosarina, en donde se elaboraba la pasta base en combinación con precursores químicos para la obtención de cocaína de alta concentración. Esta luego era procesada en un laboratorio de Spegazzini al 3700, también en zona norte, donde se aumentaba el volumen de la droga cortándola con sustancias como cafeína, xilocaína o lidocaína.
Te estoy escuchando. La línea recorrida por la investigación es de abajo hacia arriba: la comercialización minorista en quioscos primero, los distribuidores después y el organizador de los envíos y las cobranzas. En el escalón inicial están los quiosqueros y en el más alto, para la pesquisa, Popea, detenido el martes a la mañana en Pellegrini y Garzón, según la policía llevando un kilo de cocaína en su VW Gol.
Fuentes intermedias de la cartera de Seguridad indicaron: "Ahora debe establecerse el modo en el que se compraron los insumos químicos y la ruta del dinero. Pero esa pesquisa no se puede hacer sin nombres. Las detenciones aseguran el primer paso para buscar testaferros y la trazabilidad de los precursores".
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