El contador y docente de la UNL, José Luis Milesi, afirmó que las pyme exportadoras de la provincia son las más afectadas. Aconsejó una devaluación controlada para no pegarle al bolsillo de la gente. “La Nación también recauda menos con las retenciones”, afirmó Milesi.
El año pasado fue muy duro para la actividad económica de la Argentina y de Santa Fe particularmente. Todos los sectores productivos acusaron una retracción en sus negocios y eso se reflejó en los índices de empleo que se amesetaron luego de dos años favorables.
Según el análisis del contador y docente de la facultad de Ciencias Económicas de la UNL, José Luis Milesi, los efectos negativos sobre la economía provincial se deben, principalmente, a dos puntos: el atraso cambiario y la falta de mecanismos de promoción del crédito.
En referencia al primer ítem, Milesi dijo que nadie niega que un dólar a 5,20 pesos es un dólar poco competitivo. “Creo que tiene que estar en un valor mayor, que tampoco son los 10 pesos que pagan los que tienen plata en negro y que negocian en ese mercado que después transmiten a todo el país”, aclaró y añadió: “Yo no lo quiero al Gobierno pero tiene razón cuando dice que es un mercado que mueve poco, aunque también es un partido que viven transmitiendo”.
“El tipo de cambio que tenemos –continuó– daña especialmente a la economía de Santa Fe. Porque nuestra economía es exportadora, de puertos abiertos al mundo. Por eso somos especialmente dañados por un tipo de cambio deprimido, que no tiene el mismo efecto en La Pampa, Neuquén o Jujuy. En Santa Fe tiene un efecto principalísimo. Eso siempre fue así. Incluso la desindustrialización de Martínez de Hoz la sufrimos muchísimo más que Córdoba porque ellos mantuvieron su industria automotriz y nosotros la perdimos”.
Según el profesional, la mayoría de las empresas santafesinas exportadoras son pequeñas industrias que ya hace dos años que están muy dañadas por la retracción del tipo de cambio. “Y ésas no son palabras, sino que lo analizo en los balances de las empresas exportadoras que tienen un estándar de ventas de entre 10 y 15 millones de pesos anuales. Esas firmas exportan entre la mitad y el 70 por ciento de su producción. En ellas, el daño es extremadamente grave”, aseguró.
Si bien reconoció que la retracción del tipo de cambio también le provoca daño al Gobierno nacional ya que está cobrando retenciones sobre un valor menor en pesos, aseveró que “daña específicamente la economía santafesina”.
Acerca del segundo punto de análisis, la falta de crédito, Milesi aseguró que la economía provincial santafesina tiene una “tendencia importante hacia el autofinanciamiento” pero que Santa Fe no tiene “mecanismos de promoción del crédito, ni que desafíen a las empresas a endeudarse y con eso crecer”.
“Yo no recuerdo a santafesinos que hayan estado en el Banco Central. Nuestra economía muchas veces no crece por esa imposibilidad de acceso al crédito. Para nosotros es un profundo lastre ser una de las provincias que aporta más de lo que recibe de la Nación. Cuando las cosas van mal, las provincias ponedoras se ven más dañadas que las provincias receptoras, que son igualmente pobres”, señaló.
“Es poco probable –añadió– que en La Rioja haya una empresa que despida a 500 empleados. Sin embargo, es bastante probable que en el segundo semestre el ambiente en Santa Fe sea el de pérdida de puestos de trabajo. La provincia no tiene herramientas para modificar la macroeconomía y padece las malas decisiones macroeconómicas que toma la Nación”.
Luego ejemplificó: “Si uno compara su sueldo en dólares el año pasado ganaba mucho más en dólares blue que hoy. Realmente me empobrecí tanto, no. Porque entre el nivel de incremento salarial y el de la inflación ganó la inflación pero ahí nomás. Por eso no hay que dividir el sueldo por 10, sino por 7,40 pesos. Eso es más razonable. Por eso, si el dólar en lugar de valer 5,20 pesos costaría 7,47 pesos no sería un escenario tan dañino para Santa Fe”.
—Pero llevar el dólar a 7,47 pesos, ¿no es un golpe a los bolsillos de los santafesinos?
—En un país que exporta lo que come, el proceso devaluatorio tiene que ser manejado por una mano experta. Nosotros tuvimos una bendición cuando, en 2001, tuvimos un salto de 1 a 3 pesos pero que estuvo manejado por una mano experta como la de Lavagna, que no es alguien a quien yo quería. Pero desde ese momento, sí porque fue manejando el proceso con serenidad utilizando retenciones con las que evitó que si subía el dólar yo pague el pan más caro. Ahora se dejaron estar demasiado con este esquema de tipo de cambio. En 1996 ya se leía en el ambiente académico que había que salir de la convertibilidad, pero aguantamos cinco años más y terminamos con un dólar a 3 pesos y no a 1,15. Es cierto que en este estado de cosas llevar un dólar de 5,20 a 7,40 pesos requiere un pulso y una serie de medidas de muchísimo cuidado. Lamentablemente se durmieron con la política de actualización permanente del tipo de cambio y eso pasó porque mintieron con el Indec y, además, se lo creyeron.
“Ahora –prosiguió–, cómo se llega de 5,20 pesos a esa cifra, es difícil. Vamos a llegar de un tropezón, como llegamos en el 2001 de 1 a 3 pesos. El primer paso que se dio en la salida de la convertibilidad se desbarató porque estaba pensada una devaluación a 1,40 pesos. Luego vino Lavagna y lo manejó con prudencia para que los precios no se fueran tan altos. Fue ejemplar y lo digo a pesar que no les tenía ningún cariño”.
“Tengo temor que la suelta del tipo de cambio se haga a la fuerza y entremos en un año recesivo hasta que la cosa se ordene. Porque también es cierto que lo fundamental de nuestra economía sigue funcionando. Todavía no entramos en un proceso de destrucción de empresas, pero me parece que estamos por entrar, especialmente Santa Fe”, advirtió.
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