Exequiel Espinosa ocupaba el cargo desde 2004. Internas con Kicillof, vínculos con el lavado y el Valijagate.
Exequiel Omar Espinosa podía jactarse de ser uno de los funcionarios más antiguos del gobierno kirchnerista, al ocupar la presidencia de Energía Argentina SA (Enarsa) desde 2004. Hasta hoy: presentó su renuncia en una reunión de Directorio de la empresa, convocada de urgencia, sin explicar las razones de su alejamiento.
Mientras se espera la asamblea de la semana que viene, en la que se elegirá su reemplazante, el ingeniero nacido en 1948 deberá actualizar suextenso curriculum en el sector petrolero. El mismo que le permitió llegar al poder de la mano del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido.
El funcionario tuvo su primer escándalo en 2007: contrató y abordó el avión en el que viajaba el empresario venezolano-estadounidense Guido Antonini Wilson con una valija con casi 800.000 dólares, presuntamente destinados a financiar la campaña electoral de la entonces primera dama Cristina Fernández de Kirchner. Si bien Espinosa era el responsable directo del vuelo, la investigación se centró en Claudio Uberti, a cargo del Órgano de Control de Concesiones Viales.
La carrera de Espinosa en Enarsa se trabó en 2012, cuando La Cámpora comenzó a disputar puestos clave en el sector energético, en medio de la interna entre De Vido y el viceministro de Economía, Axel Kicillof, que designó a un hombre de su confianza, José Carbajales, como director y subgerente general de la compañía. Su misión era auditar los crecientes gastos de la empresa y seguir de cerca a Espinosa.
La situación se complicó con el estallido del Lázarogate. Más precisamente, cuando se conoció que el contador Jorge Norberto Cerrota trabajó al mismo tiempo y durante 22 meses como empleado de Enarsa y de la financiera SGI, llamada "La Rosadita" de Puerto Madero.
Cerrota asumió director titular de SGI en julio del 2011, según consta en el Boletín Oficial, justo en la misma época en la que Federico Elaskar cedió el control de la financiera al grupo empresario de Lázaro Báez y su contador, Daniel Pérez Gadín.
La carrera de Espinosa en Enarsa se trabó en 2012, cuando La Cámpora comenzó a disputar puestos clave en el sector energético, en medio de la interna entre De Vido y el viceministro de Economía, Axel Kicillof, que designó a un hombre de su confianza, José Carbajales, como director y subgerente general de la compañía. Su misión era auditar los crecientes gastos de la empresa y seguir de cerca a Espinosa.
La situación se complicó con el estallido del Lázarogate. Más precisamente, cuando se conoció que el contador Jorge Norberto Cerrota trabajó al mismo tiempo y durante 22 meses como empleado de Enarsa y de la financiera SGI, llamada "La Rosadita" de Puerto Madero.
Cerrota asumió director titular de SGI en julio del 2011, según consta en el Boletín Oficial, justo en la misma época en la que Federico Elaskar cedió el control de la financiera al grupo empresario de Lázaro Báez y su contador, Daniel Pérez Gadín.
Al llegar a su cargo en "la Rosadita", Cerrota ya era jefe de administración de Enarsa, a cargo de todos los contadores del organismo, dijeron fuentes de la empresa al diario Clarín. Abandonó su cargo cuando se publicó que también integraba el directorio de SGI.
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