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domingo, 25 de marzo de 2012

NAC. Cae la cantidad de nuevos alumnos en las carreras de periodismo

Las universidades e institutos hablan de un "estancamiento" de la disciplina. El papel de los profesionales, las nuevas tecnologías y la “batalla cultural”.

 

foto perfil.com

En los 90, el periodista gozaba


La caída y el amesetamiento de la matrícula de las carreras afines a la comunicación de los últimos años, ¿son una señal de alerta? En algunos casos, cayó entre 20 y 40 por ciento de inscriptos, como demuestran ETER y la Universidad de Lomas de Zamora, acompañado por largos períodos de meseta, como ocurre en la Universidad de Buenos Aires, la Universidad Católica Argentina, la Universidad Nacional de Rosario y TEA, entre otras.
A su vez, la pelea entre periodistas militantes y los que trabajan para medios “hegemónicos”, ¿está afectando la credibilidad y la imagen del periodismo?
Y no podemos olvidarnos de los cambios provocados por los medios digitales en el mercado laboral, que modificaron el terreno.
Caída o meseta. “Este año tuvimos una baja de matrículas de un 20% respecto de la inscripción que tuvimos el año pasado en Radio, Periodismo y Periodismo Deportivo”, cuenta Agustín Tealdo, director académido de ETER. Entre las posibles causas, observa: “En primer lugar, el conflicto que el Gobierno mantiene con los principales medios hizo que se cuestionara la base ideológica de la profesión, y transparentar tanto el mecanismo de construcción de la información desgastó la base de credibilidad y el sentido impoluto que tenía la actividad. Por otro lado, hay que tener en cuenta la fuerte incidencia de las nuevas tecnologías y el hecho de que la comunicación dejó de ser una tendencia ‘de moda’ después del año 2000”.
Desde la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires (UBA), su director Glenn Postolski dice que “existe un ‘amesetamiento’ en el ingreso de los estudiantes a la carrera, en relación con los momentos de auge que se dieron en los 90 en torno al prestigio social de los medios”. Al mismo tiempo, Postolski considera que “la aparición de nuevas universidades públicas permitió a los estudiantes del conurbano bonaerense acceder a carreras que antes no existían”. Además, sostiene que los ingresantes a esta carrera la eligen principalmente “por vocación”. “No creo que en esa instancia de elección impacte la pelea entre el periodismo militante contra el periodismo hegemónico como factor de descrédito. En todo caso, tal vez haya dejado de funcionar en tanto moda vinculada al ‘prestigio’ de momentos anteriores”, concluye.
Dueños de la verdad. Con el regreso de la democracia, el periodismo se posicionó entre las carreras estrella de la época. Y al poco tiempo, con la llegada de los años 90 y el boom de las comunicaciones, la imagen del periodista se trasladó hacia una esfera aun más extrema: el dueño de la verdad. ¿Qué ocurrió desde ese entonces a esta parte?

“Creo que los periodistas habían sido instalados en un lugar ficticio, a quienes no se les podía cuestionar nada”, dice Jorge Búsico, codirector de TEA y Deportea, donde la matrícula se mantiene en mil inscriptos (entre TEA y Deportea), “a pesar de que hace unos años la inscripción se completaba el mismo día en que se abría”, y ahora “pasan dos o tres meses”. Por otro lado, Búsico explica que “con la crisis de 2001, esa imagen cayó al abismo, porque la gente comenzó a comprobar que el periodista también tenía opiniones interesadas respecto de los medios donde trabajaba. A esto se suma una confusión actual muy grande entre ser periodista militante o formar parte de la prensa opositora; una pelea que, en definitiva, está perdiendo de vista al lector, que es para quien nosotros realmente trabajamos”.
Desde el Foro de Periodismo Argentino (Fopea), el director ejecutivo, Andrés D’Alessandro, hace su aporte: “En los años 90, el periodismo tenía mucho poder de denuncia en áreas de justicia y derechos humanos, entre otras, por la falta de cumplimiento de los roles del Estado. En ese marco de respeto, el periodista gozaba de gran prestigio. Pero en estos últimos años de enfrentamiento, creo que la profesión fue perdiendo credibilidad y una de las consecuencias más notables es la baja de la matrícula”.
Clima interno. Según una encuesta realizada en 2011 por Fopea a mil periodistas, el clima de la actividad periodística en el país está “condicionado”, dijo el 60 por ciento; siete de cada 10 “percibe influencias del departamento comercial en la redacción de sus medios”. Cuando se preguntó por la principal motivación para ser periodista, el 50 por ciento respondió “por vocación”, el 20 por ciento “para transformar la realidad”, un 13 por ciento “por la búsqueda de la verdad”, y sólo el 1 por ciento “para hacer dinero”.
Respecto de la libertad de prensa, el 52 por ciento aseguró “haber recibido llamadas coercitivas de parte de funcionarios públicos”, y casi el 39 por ciento dijo que “la gestión presidencial en la que hubo mayor presión coercitiva oficial hacia el periodismo es la actual administración Kirchner”.
“La matrícula se amesetó en los últimos cuatro años por varios factores”, se suma Jorge Liotti, director de la Licenciatura en Comunicación Periodística de la Universidad Católica Argentina (UCA). “Por un lado, está el cambio de paradigma de la comunicación donde lo digital modifica la estructura del mercado laboral. Eso le ha restado atractivo a la imagen tradicional del redactor de diario, tan fuerte quince o veinte años atrás. Paralelamente, se ramificó el perfil de la comunicación, y cobraron fuerza especializaciones nuevas en lo digital, como animación, entre otros. Lo mismo ocurrió con lo deportivo, que era tratado como subrubro, distinto a hoy que tiene una especialización mucho más fuerte.” Hace una pausa, y continúa: “A todo esto se suma que entre los años 80 y 90 se fortalecen las carreras de Periodismo y Comunicación con base académica, una formación que hasta entonces era un oficio de base empírica”. Y resalta que estos factores “están influyendo no sólo en las carreras en la Argentina, sino también a nivel mundial”. Por último, considera que a nivel local “también incide la pelea entre periodistas y Gobierno, aunque por otro lado también genera mayor interés de los jóvenes en temáticas que antes no lo tenían, como el debate político o el rol de cada uno de los medios”.
Para Pepe Eliaschev, columnista de PERFIL, existe “una confusión muy grande acerca del periodismo militante y el mercenario”. “Yo he visto en universidades de todo el país a estudiantes que creen que existe la opinión y no la objetividad, y que piensan que aquel que trabaja para una empresa privada es un mercenario, y que la única alternativa que resta es el periodismo militante. Imagino que esta nueva realidad puede ser causante del repliegue de muchos jóvenes a la hora de decidir estudiar la carrera de Periodismo”, analiza.
En la Universidad de Lomas de Zamora la matrícula cayó “más del 35 por ciento en los últimos años”, asegura Daniel Billota, profesor de la carrera de Comunicación de esa casa de estudios. A cargo de una de las últimas materias de la carrera, Billota observa que “hasta 2003 tenía entre treinta y cuarenta alumnos que se estaban por recibir”, y ahora “entre 12 y 13”. Después de la crisis de 2001, “los chicos comenzaron a buscar salidas laborales rápidas y a optar por carreras más cortas y técnicas”, argumenta.
“Yo no creo que la comunicación esté perdiendo jerarquía. Todo lo contrario”, opina Franco Bartolacci, decano de la Facultad de Ciencia Política y RRII de la Universidad Nacional del Rosario, donde la matrícula de estos últimos tres años se mantiene estable en 400 inscriptos en Comunicación. “Lo que está sucediendo es un proceso de multiplicación de voces que trae como desafío el diseño de nuevas prácticas y posibilidades comunicacionales.”
Todo se transforma. No hay duda de que las nuevas plataformas digitales irrumpieron de forma determinante en la sociedad. Periodistas, locutores, bloggeros, twitteros, y hasta los lectores, tienen una nueva forma de comunicar lo que piensan. En este marco, PERFIL consultó a los expertos si los nuevos medios digitales ponen en crisis el lenguaje tradicional, y coincidieron en que “lo modifican abriendo nuevas posibilidades de comunicación”. Entre los mayores riesgos, destacan “la veracidad de la información, la falta de precisión y, muchas veces, la falta de responsabilidad a la hora de opinar o criticar en las redes sociales”. Y entre los aspectos positivos, coinciden en que “abren un nuevo campo laboral, tienen una velocidad que ningún otro soporte tiene, promueven la horizontalidad y la libertad de expresión”.
Norma Morandini, periodista y senadora de la Nación, se suma con una reflexión final: “Debemos salir de la confrontación que es útil al Gobierno y no a los periodistas, y ver que tenemos una gran oportunidad para exigir tanto a los editores como a los funcionarios que garanticen el derecho de la sociedad a una información veraz. Hoy, la red muestra de manera descarnada lo que escondemos como sociedad y sobre eso debemos trabajar, levantar el nivel del debate público y salir de la confrontación como un fin en sí mismo”.
 

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