La policía investiga un ataque criminal que dejó malherido a un vecino de la zona oeste cuando ayer se retiraba del parque Garay.
Con graves heridas de bala en pecho, abdomen, pelvis y ambas piernas ingresó al hospital José María Cullen un vecino de la zona oeste de nuestra ciudad, ayer a la tarde.
Alrededor de las 19 y cuando un nutrido número de personas se retiraba de un festival celebrado en el Parque Juan de Garay, Claudio Lezcano fue atacado por dos o tres desconocidos, entre ellos, una mujer.
Lezcano, un hombre de 34 años que caminaba unos pasos adelante de su esposa, de su misma edad, fue sorpresivamente abordado y alevosamente baleado a quemarropa.
Ante el asombro de todos el herido se desplomó en la esquina que forman las calles Crespo y Roque Saénz Peña, mientras sus agresores, entre ellos una joven mujer que vestía una musculosa blanca, huían en medio de un cuadro de generalizada confusión.
La compañera de Lezcano fue la primera en acudir en su auxilio y pronto el herido sería llevado al hospital público, mientras los agentes de la Seccional 4a. y otras dependencias de la URI salían en persecución de los agresores.
Los peritos criminalísticos que un poco más tarde se constituyeron en el lugar del hecho pudieron recoger diez cápsulas servidas que escaparon de una pistola 9mm.
Luego, en el hospital se podría ver que Lezcano no sólo había sido alcanzado por proyectiles del mencionado calibre sino también por perdigones de escopeta.
Esto último parece indicar que del ataque contra Lezcano tomaron parte dos personas, dos tiradores armados, uno de una pistola 9mm y otro con una escopeta recortada o un pistolón de caza, como mínimo.
No cabe duda que los tiradores en cuestión actuaron con la inequívoca intención de matar a Lezcano, pero su compañera -quien se domicilia en calle Lamadrid y Garay- aseguró el hombre no tenía problemas con nadie y que no se explica en consecuencia quiénes y por qué atentaron contra su vida.
El confuso cuadro sólo sugiere que los agresores fueron contra el hombre equivocado o que el asunto se explique en una venganza personal. Las actuaciones sumarias, por jurisdicción se instruyen en la Seccional 2a. de policía.
Alrededor de las 19 y cuando un nutrido número de personas se retiraba de un festival celebrado en el Parque Juan de Garay, Claudio Lezcano fue atacado por dos o tres desconocidos, entre ellos, una mujer.
Lezcano, un hombre de 34 años que caminaba unos pasos adelante de su esposa, de su misma edad, fue sorpresivamente abordado y alevosamente baleado a quemarropa.
Ante el asombro de todos el herido se desplomó en la esquina que forman las calles Crespo y Roque Saénz Peña, mientras sus agresores, entre ellos una joven mujer que vestía una musculosa blanca, huían en medio de un cuadro de generalizada confusión.
La compañera de Lezcano fue la primera en acudir en su auxilio y pronto el herido sería llevado al hospital público, mientras los agentes de la Seccional 4a. y otras dependencias de la URI salían en persecución de los agresores.
Los peritos criminalísticos que un poco más tarde se constituyeron en el lugar del hecho pudieron recoger diez cápsulas servidas que escaparon de una pistola 9mm.
Luego, en el hospital se podría ver que Lezcano no sólo había sido alcanzado por proyectiles del mencionado calibre sino también por perdigones de escopeta.
Esto último parece indicar que del ataque contra Lezcano tomaron parte dos personas, dos tiradores armados, uno de una pistola 9mm y otro con una escopeta recortada o un pistolón de caza, como mínimo.
No cabe duda que los tiradores en cuestión actuaron con la inequívoca intención de matar a Lezcano, pero su compañera -quien se domicilia en calle Lamadrid y Garay- aseguró el hombre no tenía problemas con nadie y que no se explica en consecuencia quiénes y por qué atentaron contra su vida.
El confuso cuadro sólo sugiere que los agresores fueron contra el hombre equivocado o que el asunto se explique en una venganza personal. Las actuaciones sumarias, por jurisdicción se instruyen en la Seccional 2a. de policía.
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