Dos comercios locales resultaron víctimas de una misma pesadilla. Víctimas de asaltos a mano armada, pero con un agregado: El mal incluyó también a gran cantidad de clientes que se encontraban dentro de los locales al momento del robo.
Uno de los hechos (el más grave) ocurrió el martes al mediodía en el autoservicio Sur, el que se ubica en la esquina de Saavedra y Jujuy.
Eran cerca de las 8.30 cuando un sujeto ingresó al negocio y mostró interés por distintos artículos.
De aspecto impecable (según dijeron hoy las víctimas) no despertó ninguna clase de sospecha y pudo sortear con facilidad el portero electrónico con que cuenta este comercio.
Tras una breve recorrida se retiró. Pero esta primera “visita” no fue más que un estudio del terreno para lo que iba a venir un rato después.
Minutos antes de las 12, otra vez el mismo individuo se hizo presente. Ahora se ubicó en la parte de panadería y pidió unas facturas.
Fue entonces cuando un segundo rufián apareció en escena. Sin mayores trámites dejó ver que entre sus ropas llevaba un arma larga, que se presume una escopeta recortada o una “tumbera” (escopeta de fabricación casera).
De inmediato se ubicó al lado de la caja registradora y comenzó a exigir la entrega del dinero. Nervioso porque no hallaba los billetes grandes, comenzó a hostigar a la empleada.
Con el cañón de su arma le aplicó varios golpes a la mujer. Tamaña acción dejó sus huellas por cuanto hoy numerosos hematomas podían observarse en distintas partes de su cuerpo.
Para esta altura el otro compinche dejó de “actuar” y sacó también un arma de fuego.
No menos de diez personas se encontraban en el interior del autoservicio al momento del robo. Fue el segundo rufián el que les dirigió la palabra: “quédense tranquilos que a ustedes no los vamos a robar. Vayan para el fondo y no molesten”, les dijo.
Cuando los cacos se retiraban del lugar apareció una clienta que se encontró con la puerta cerrada.
“Abrile”, ordenó el malviviente. Una vez con la mujer adentro la “invitaron” a que se sume al resto de las personas atrapadas en el fondo del inmueble.
El golpe terminó cuando ambos malvivientes ganaron la vereda y escaparon caminando por calle Jujuy hacia el oeste.
“No se fueron corriendo. Iban caminando lo más tranquilos”, dijeron los testigos.
Facundo Zuviría
Otro atraco similar ocurrió el mediodía de ayer en la firma Bodrone Hogar SRL.
Poco antes del cierre dos sujetos ingresaron al local ubicado en Avda. Facundo Zuviría al 5570.
Uno de los cacos se ubicó al lado de la caja y encañonó a la encargada.
Mientras el otro rufián caminó hasta el fondo del inmueble y sorprendió a un vendedor, el que se encontraba con varios clientes, en total unas ocho personas.
Acto seguido repitió su faena hasta lograr el control total del lugar.
Dueños de la situación pidieron bolsas donde introdujeron gran cantidad de mercaderías (en su mayoría teléfonos celulares y cámaras digitales) además del dinero que habían sacado de la caja.
Logrado su objetivo escaparon a toda velocidad por calle Derqui.
Eran cerca de las 8.30 cuando un sujeto ingresó al negocio y mostró interés por distintos artículos.
De aspecto impecable (según dijeron hoy las víctimas) no despertó ninguna clase de sospecha y pudo sortear con facilidad el portero electrónico con que cuenta este comercio.
Tras una breve recorrida se retiró. Pero esta primera “visita” no fue más que un estudio del terreno para lo que iba a venir un rato después.
Minutos antes de las 12, otra vez el mismo individuo se hizo presente. Ahora se ubicó en la parte de panadería y pidió unas facturas.
Fue entonces cuando un segundo rufián apareció en escena. Sin mayores trámites dejó ver que entre sus ropas llevaba un arma larga, que se presume una escopeta recortada o una “tumbera” (escopeta de fabricación casera).
De inmediato se ubicó al lado de la caja registradora y comenzó a exigir la entrega del dinero. Nervioso porque no hallaba los billetes grandes, comenzó a hostigar a la empleada.
Con el cañón de su arma le aplicó varios golpes a la mujer. Tamaña acción dejó sus huellas por cuanto hoy numerosos hematomas podían observarse en distintas partes de su cuerpo.
Para esta altura el otro compinche dejó de “actuar” y sacó también un arma de fuego.
No menos de diez personas se encontraban en el interior del autoservicio al momento del robo. Fue el segundo rufián el que les dirigió la palabra: “quédense tranquilos que a ustedes no los vamos a robar. Vayan para el fondo y no molesten”, les dijo.
Cuando los cacos se retiraban del lugar apareció una clienta que se encontró con la puerta cerrada.
“Abrile”, ordenó el malviviente. Una vez con la mujer adentro la “invitaron” a que se sume al resto de las personas atrapadas en el fondo del inmueble.
El golpe terminó cuando ambos malvivientes ganaron la vereda y escaparon caminando por calle Jujuy hacia el oeste.
“No se fueron corriendo. Iban caminando lo más tranquilos”, dijeron los testigos.
Facundo Zuviría
Otro atraco similar ocurrió el mediodía de ayer en la firma Bodrone Hogar SRL.
Poco antes del cierre dos sujetos ingresaron al local ubicado en Avda. Facundo Zuviría al 5570.
Uno de los cacos se ubicó al lado de la caja y encañonó a la encargada.
Mientras el otro rufián caminó hasta el fondo del inmueble y sorprendió a un vendedor, el que se encontraba con varios clientes, en total unas ocho personas.
Acto seguido repitió su faena hasta lograr el control total del lugar.
Dueños de la situación pidieron bolsas donde introdujeron gran cantidad de mercaderías (en su mayoría teléfonos celulares y cámaras digitales) además del dinero que habían sacado de la caja.
Logrado su objetivo escaparon a toda velocidad por calle Derqui.
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