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sábado, 3 de mayo de 2014

Colón recibe a Estudiantes en el Brigadier López

Sabaleros y Pinchas juegan este sábado desde las 15, con arbitraje de Silvio Trucco. El técnico de Colón, Diego Osella, repite el mismo equipo. En tanto el DT de Estudiantes de la Plata, Mauricio Pellegrino, realiza tres variantes.
.El Litoral | 
Colón recibe a Estudiantes en el Brigadier López

 Un poquito más. Los cinco para el peso. Eso es lo que le falta a Colón para poder festejar doblemente un nuevo aniversario. Es que la popular entidad del barrio Centenario escribió en este 2014 —cuerpo técnico, jugadores, simpatizantes y dirigentes— una de sus más lindas novelas. Esas que hablan de milagro, de hazañas, de resurrecciones. De renacer con sus propias cenizas.

¿Quién se puede olvidar cómo estaba Colón al terminar el año pasado? Los números, adentro y afuera de la cancha, le metían miedo a cualquiera. Es que el equipo estaba condenado y el club en muchos aspectos parecía desvastado. Todo lo que se publicaba en torno al nombre Colón generaba, para el sentimiento de su gente, ganas de llorar.

Un puñado de pibes del club tenían que asumir el compromiso de ponerle el pecho a las balas, con apenas tres o cuatro jugadores “grandes” o con rodaje. El técnico, Diego Osella, un desconocido para el fútbol grande. A su lado, el “Huevo” Toresani, casi alejado del fútbol por sus problemas de salud. Al frente, una comisión directiva nueva a la que le estallaban los problemas por todos lados.

Al cachetazo de no poder utilizar los refuerzos (el uruguayo Lalinde y el ex All Boys, Soto) por una sanción de AFA que se sumaba a la sanción de FIFA con los puntos por el tema Atlante, llegó el primer golpe en la cancha: 0-3 con Racing en el Cilindro de Avellaneda. En ese momento, los únicos que pensaban que Colón no iba a perder la categoría eran los cuatro rubros antes nombrados: jugadores, cuerpo técnico, dirigentes y su gente. Para todo el ambiente del fútbol argentino, Colón estaba descendido.

Sin embargo, de golpe, los pibes se hicieron hombres. Y los hombres —Montoya, Alcoba, Landa, Videla, Mansilla— se hicieron recontra-hombres. Los goles de Graciani, la zurda de Luque, la explosión de Meli, la sorpresa de Poblete y el amor propio de Alario se fueron haciendo realidad.

Llegaron los goles, llegaron los puntos, llegó el oxígeno para poder respirar y empezó a llegar el milagro al que muy pocos le daban chances en la Argentina. Salvo en una parte muy importante de Santa Fe, donde Colón volvía a ser Colón. Como en los tiempos duros y en los tiempos lindos. Pero sin olvidarse de algo: un club que nació humilde nunca debe olvidarse de sus orígenes ni traicionar su escencia.

Con los puntos sumados hasta ahora de la mano de Osella y Toresani, Colón está muy cerca a tres fechas del final de alcanzar su gran objetivo: la permanencia en la máxima categoría. A su vez, sin darse cuenta, se mezcló arriba y tiene chances matemáticas de pelear el campeonato. Si bien los protagonistas —técnico y jugadores— sólo hablan de gambetear el descenso, ¿quién le puede quitar a los hinchas el derecho a soñar con lo más lindo?

Quedan nueve puntos en tres fechas. Este sábado llega Estudiantes al Cementerio de los Elefantes, en la víspera de un nuevo cumpleaños de la institución sabalera. No hay que bajar los brazos justo ahora...falta el último empujoncito. Asegurar la plaza en Primera División, sin dudas, será el mejor regalo para el Mundo Colón.

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