El ex gobernador de Santa Fe señaló que la inseguridad se por "falta de políticas de Estado en barrios vulnerables" y que la "inflación surge por una demora en el sinceramiento económico".
La Capital |
José María Tati Vernet, ex gobernador de Santa Fe y ex canciller durante la presidencia interina de Adolfo Rodríguez Saá, en la última semana de 2001, señaló que la inseguridad en Rosario y en el resto del país se debe a la "falta de políticas de Estado en barrios vulnerables" y que la "inflación surge por una demora en el sinceramiento económico".
En un reportaje que concedió a LaCapital, Vernet consideró, además, que la renovación de autoridades del PJ es "un instrumento electoral que sólo sirve a los intereses del Frente para la Victoria (FpV)", también advirtió que "está creciendo una izquierda anárquica dentro de los gremios que va a dar un modelo laboral en el futuro de mucha incertidumbre".
—¿La inflación limita la posibilidad de crecimiento y mete presión en los costos a los empresarios?
—La inflación tiene dos parámetros: uno es la prevención de los empresarios de perder capital, con lo cual constituyeron colchones. Un caso específico son los de fabricantes de automóviles, que se salieron del mercado y generan los propios costos de los otros grupos. El otro lado negativo es el déficit del Estado, y si terminan con los subsidios la inflación no debería presionar como ocurre hasta hoy.
—¿Comparte que la inflación hace que la crisis social sea cada vez más grande y la inseguridad cada vez mayor?
—Revertiría el concepto. Sostengo que la inseguridad es por la falta de presencia de políticas del Estado en los barrios vulnerables, y que se debería terminar con los punteros, con los agentes sociales responsables, que dio lugar a que esos puestos los ocuparan miembros de organizaciones violentas como las barras bravas, los punteros pesados, y en algunos se transformarán en organizaciones de distribución de narcótico en nuestra sociedad. La inflación surge por una demora en el sinceramiento económico, lo que tiene dos vertientes: una, que los empresarios hacen colchones para preservarse de la inflación por venir y, la otra, es el déficit del Estado, que gasta dinero de más y genera moneda dentro de la sociedad. Esos dos elementos, sumados a la falta de actividad política en los barrios, ha generado lo que dominamos una crisis social.
—¿Cuál es su opinión sobre el megaoperativo policial que se llevó a cabo en Rosario?
—Es propio de un sistema federal en serio. La Nación tiene que generar los pisos y la Constitución en ese sentido es muy clara: sostiene que las Constituciones de las provincias pueden tener más derechos que la Constitución nacional, pero no menos derechos. La función del Estado federal es subsidiaria de los Estados provinciales, y cuando la Justicia, la educación o la salud no funciona el Estado federal debe intervenir, porque el Estado nacional es el piso mínimo de igualdad de todos los argentinos. Cosa que nos olvidamos con estos gobernadores electos por el pueblo pero que operan como delegados del Estado nacional, que es deformante de toda organización institucional, pero en nombre de la caja. Deberíamos restaurar el federalismo porque ha sido abandonado, sobre todo en el manejo de los dineros, y con una coparticipación equitativa y de una independencia económica a todas las provincias.
—¿Qué opinión le merece el lanzamiento de Agustín Rossi con la corriente La Santa Fe, quien dijo que irá a las Paso con lista propia y en todas las categorías?
—No creo que sea muy candidato. Debe estar estructurando ese grupo para poder ocupar espacios dentro del Frente para la Victoria. Hay equipos grandes que han trabajado con él, como gente de Héctor Cavallero, de Luis Rubeo, entre otros, y tiene que darles una respuesta, y los jefes generalmente, sean o no buenos candidatos, están obligados a presentarse.
—¿Cómo observa el desarrollo democrático en nuestro país?
—Tras superar distintos eventos golpistas, como la rebelión carapintada hace 28 años atrás, que fue superada por una acción civil y en consecuencia se fueron apagando los temas militares, y el último fue el que encabezó el ex coronel Mohamed Alí Seineldín en 1988, tuvimos luego intentonas civiles, como en diciembre de 2001 contra el gobierno de Fernando de la Rúa, y hoy vivimos en un Estado de oposición beligerante tratando de cambiar el gobierno, lo que quiere decir que todavía hay expectativas, desde hace más de 30 años, que se mantienen dentro de la sociedad. Pero a la democracia le hace mucho más daño el actual sistema institucional, que permite que un intendente tenga reelección indefinida y un gobernador un mandato de cuatro años, con lo cual el poder a través de los años va quedando en los intendentes y debilita al gobernador, que dejó de ser un representante de su provincia para ser un delegado del gobierno nacional, lo que es muy dañino. Nadie debería tener más reelecciones que el presidente de la Nación, y con los personalismos que se han dado, no estoy muy de acuerdo con la reelección. Hoy el primer mandatario tiene que gobernar con la vieja Constitución nacional por un período de seis años. Así gobierna para la historia y no para su reelección. Hay mucho trabajo pendiente para fortalecer el sistema democrático.
—Hablando del sistema democrático, estamos en víspera de la renovación de autoridades del PJ, ¿cómo lo ve?
—Eso es del Frente para la Victoria, que hoy lo tiene cooptado al PJ. Mis expectativas en este tema no son que van a abrir el partido, sino que quieren meter a todos adentro para seguir dominando el todo. Es un hecho egoísta que nada tiene que ver con el peronismo. Ahora el PJ es un instrumento electoral que sirve a los intereses del FpV, que es quien lo domina, y no tiene sentido.
—¿Usted piensa que el gobierno nacional no logró reponerse del descontento generado por el paro nacional convocado por las CGT opositoras?
—El descontento no surge por el paro sino por otros elementos. En la historia de la humanidad los hechos más graves que se han producido es cuando los gobiernos, como en China y la India, aplicaban impuestos sobre la sal, y la sal era salarios. Cuando si uno aplica un impuesto sobre el salario genera un descontento social muy grande porque están cooptando parte de sus ingresos, y ese juego esta hecho por un sistema fiscal inoperante e inepto que maneja el mínimo no imponible a decisión de una presidenta, y esto no contenta a nadie y es falta de justicia social. La justicia social la tenemos en el sistema distributivo y el impuesto al salario genera descontento, por eso en la parte sindical está creciendo una izquierda anárquica dentro de los gremios que va a dar un modelo laboral en el futuro de mucha incertidumbre.
—¿Cómo recuerda la Semana Santa del levantamiento carapintada que lideró el entonces teniente coronel Aldo Rico?
—La sociedad estaba desesperada ante un intento de un nuevo golpe militar y a nosotros, los civiles, nos forzó una situación muy difícil. En ese momento tenía 43 años y hacia 40 años que ningún gobierno constitucional terminaba su mandato. En Santa Fe la ciudadanía y la dirigencia de las fuerzas políticas se autoconvocaron y se logró realizar el primer acto civil en defensa de la democracia y terminó con una frase muy utilizada en nuestro país para repudiar el terrorismo de Estado y que lleva el nombre de la edición del libro: "Nunca más".
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