El Ministerio de Salud, a través del Programa de Dermatología Sanitaria y el subprograma de Oncología, brindó recomendaciones para disfrutar del sol y cuidar la piel.
En ese sentido, la titular del organismo, Silvia Paredes, indicó que “el sol es fuente de vida, da calor, luz, permite la síntesis de vitamina D y brinda beneficios en el estado de ánimo”, remarcando que “las exposiciones no controladas a las radiaciones solares causan efectos dañinos en la piel”.
Aseguró, además, que la radiación ultravioleta emitida (UV) por el sol “es perjudicial cuando entra en contacto con nuestra piel ya que provoca alteraciones en el núcleo celular (ADN)”. Asimismo, la exposición excesiva y en horarios inadecuados (de 10 a 16) “produce alteraciones como quemaduras, desarrollo de cáncer de piel, cataratas, arrugas, sequedad, afinamiento de piel y manchas”.
“El efecto de las radiaciones UV en la piel es acumulativo, progresivo e irreversible. La piel es el órgano del cuerpo humano más fácil de examinar y cuidarla es nuestra responsabilidad”, sostuvo.
RECOMENDACIONES
Una de las recomendaciones para proteger la piel del sol y evitar las enfermedades que producen los rayos UV, es evitar la exposición al sol de 10 a 16 horas, utilizar ropa clara, gorros y anteojos de sol y beber agua en abundancia para evitar la deshidratación. También es necesario protegerse en los días nublados.
El protector solar debe aplicarse media hora antes de exponerse al sol y reponerse cada 2 o 3 horas. En el caso de los niños y ancianos, deben extremarse todas estas precauciones.
Los niños menores de 1 año nunca deben ser expuestos directamente al sol y recién a partir de los 6 meses se les puede aplicar protector solar.
CÓMO PREVENIR EL CÁNCER DE PIEL
El cáncer cutáneo puede ser detectado por uno mismo al realizar periódicamente un examen cuidadoso y el diagnóstico temprano y un tratamiento correcto logran la cura en la mayoría de los pacientes.
La consulta temprana ayuda a detectar precozmente lesiones sospechosas, a tomar conciencia sobre los riesgos de la exposición indebida al sol, y a educar y promover cambios de hábitos.
Paredes puso de relieve que “uno mismo puede reconocer los cambios” y “el examen periódico debe convertirse en un hábito”.
Consignó además que es necesario prestar atención “a cualquier cambio de coloración, textura, elevación o depresión en la piel”, ya que normalmente “las personas poseen numerosos lunares, que pueden haberse desarrollado en la niñez, adolescencia o en la edad adulta y conocerlos y seguir su evolución es importante”, porque cualquier cambio “puede ser un signo de alarma”.
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