Fue el mediodía de ayer y las tres víctimas están fuera de peligro. La policía detuvo pocas horas después a dos de los atacantes.
La Capital |
Tres heridos de bala y dos detenidos fue el resultado de un enfrentamiento entre un grupo de vecinos de Granadero Baigorria que por mano propia decidió poner fin a un búnker de drogas y un par de narcos que salió a defender su negocio. Anoche, según fuentes policiales, ninguno de los heridos revestía demasiada gravedad.
El quiosco de drogas fue montado hace tres días en una casa de Los Andes al 3300, al oeste de Granadero Baigorria, según refirieron algunos habitantes de la zona. Enseguida los vecinos se pusieron de acuerdo, en una red que fue creciendo de boca en boca, para "tirarlo abajo".
"No queremos un quiosco de drogas acá", fue el lema que los juntó ayer, alrededor de las 11 de la mañana, frente a la propiedad que terminó quemada y a medio destruir. Pero cuando estaban en plena tarea con picos y mazas, alrededor de las 13, apareció en el lugar una moto Motomel de 200 centímetros cúbicos negra y roja y sus ocupantes, al hacer pie en tierra, descerrajaron unos quince tiros contra la gente que permanecía entre los restos del quiosco. "Fue una locura, tiraron sobre la gente sin importar nada", sostuvo un vecino.
Como consecuencia de la balacera Ezequiel L., de 20 años; Graciela S., de 30; y Guillermo A., de la misma edad, fueron alcanzados por proyectiles y debieron ser internados aunque fuera de peligro, según dijeron las fuentes policiales.
Cuando los efectivos de la comisaría 24ª llegaron al lugar, los vecinos describieron a los atacantes y desde la seccional se montó una redada que dio sus frutos horas más tarde con el secuestro de la moto y la detención de Roberto Fabián R., conocido como Indio; e Isaías Emanuel B., ambos de 24 años y con antecedentes penales. Los dos muchachos quedaron imputados por abuso de armas y lesiones.
Datos precisos. Victoria, una vecina que vive hace 50 años en el barrio donde se produjeron los hechos, contó que "en la casa donde se montó el búnker vivían Alberto R. y Cintia G., quienes se la alquilaron a otro tipo para que vendieran drogas. Pero en este barrio hay muchos chicos y los vecinos nos pusimos de acuerdo para quemarlo. Ahora dicen que los narcos van a venir a la noche y nos van a balear. Los estamos esperando", sostuvo la mujer de unos 70 años y con un carácter de temer. Además, conocedora de los chimentos del barrio, deslizó: "Les iban a pagar 3 mil pesos por mes por alquilarle la casita".
Pibes felices. El barrio es casi una postal de una plaza al mediodía. Los chicos andan por la calle en bicicleta y hay muchas madres jóvenes con sus hijos en brazos. También abundan los adolescentes. Muchas viviendas están a medio construir: la mitad chapas, la mitad ladrillos huecos. Los vecinos dicen que "acá no pasa nada, es tranquilo, hay pibes y están felices". Y enseguida se preguntan: "¿Por qué tienen que venir estos tipos? Si te agarran una criatura o te roban, uno ni sabe quienes son", expresó uno de los hombres que participó de la destrucción del búnker.
Otro de ellos, que no da su nombre por seguridad, dijo a LaCapital: "Nos pusimos de acuerdo y éramos un montón. A una chica que estaba amamantando el bebé le metieron un tiro y nosotros les tiramos piedras y palos. El primer día que llegaron rompieron todos los faroles de la calle, después empezó a llegar gente rara, que no es de acá y la cosa se puso jodida",
Para los vecinos, los hombres detenidos son los que "tenían el negocio. Los corrieron de otro búnker de calle Dorrego y ahora vienen acá. No queremos que se instalen. Si se quedan un mes no te los sacás más de encima", dicen hastiados y haciendo valer la ley de la calle, sin medir las consecuencias que ayer dejaron a tres de ellos baleados.
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