Es en el total de su traza de 1.488 km, correspondiendo 60 a los 400 km que atraviesan la provincia de Santa Fe. El tramo Angélica-Sunchales es el de mayor tráfico con 8.000 automotores por día. Las malas condiciones de la carretera acrecienta la cantidad de siniestros.
La fatídica ruta nacional 34, a la cual en alguna oportunidad se la denominó ostentosamente como "la ruta de la producción", es hoy y desde hace tiempo el centro de la mayoría de los reclamos generados desde prácticamente todas las localidades ubicadas en sus cercanías a lo largo de toda su traza de 1.488 kilómetros, entre Salvador Mazza (Jujuy) y Rosario (Santa Fe), de cuyo total 400 kilómetros atraviesan nuestra provincia, desde la mencionada ciudad del sur y Ceres, casi en el límite con Santiago del Estero.
Justamente dentro de este último tramo se encuentra la ciudad de Rafaela, casi en la mitad de la traza de 73 kilómetros que van desde Angélica y Sunchales, que es por donde comenzaría la obra de convertirla en Autovía si es que alguna vez llegara a concretarse una obra que viene siendo anunciada desde hace muchos años y que, por una u otra circunstancia, siempre ha sido postergada. Precisamente este sector fue el elegido, luego de una puja con Rosario que aspiraba que el primer tramo a construir fuese desde allí a Angélica, por ubicarlo las estadísticas como el más transitado de los 1.488 kilómetros, un elemento que fue utilizado como argumentación para prevalecer en la puja. Aunque en realidad, visto el desenlace hasta ahora, que no tuvo ninguna clase de avances, poco importa por dónde se iniciará una obra que no se hace, y que al parecer, por las condiciones financieras actuales, es poco probable que se justifiquen expectativas cercanas. Y cuando decimos esto, aludimos directamente a trabajos en ejecución, ya que anuncios los hubo en exceso.
De ser años atrás la ruta de la producción, pues era una de las dos grandes carreteras que venía desde el Norte del país y permitía la conexión con los grandes puertos de Rosario en forma directa y de allí a Buenos Aires utilizando otras rutas, ahora en cambio se la identifica como "ruta de la muerte", ya que el intensísimo tráfico de camiones, ómnibus y automóviles que siguen movilizándose por una estrecha franja asfáltica como 50 años atrás, es generador de una muy alta cantidad de accidentes, con la lamentable pérdida de vidas, que en su mayor parte podría ser evitada de contarse con una autovía, que al menos por ahora parece dormir un sueño ininterrumpido.
En el año 2012 hubo 178 muertos en los 1.488 kilómetros de esta ruta, mientras que en los últimos 5 años la cantidad de víctimas fatales en toda esa traza llegaron a la escalofriante cantidad de 358, de las cuales 60 correspondieron a los 400 kilómetros que atraviesan la provincia santafesina de Ceres a Rosario. Justamente, la mayor parte de siniestros y muertos ocurrió en el tramo que cruza el departamento Castellanos, como lamentablemente debemos hacer referencia en las repetidas crónicas de estos luctuosos episodios.
De acuerdo a estadísticas propias de LA OPINION, publicadas el 31 de diciembre, en las caminos de nuestro Departamento hubo 42 muertos por accidentes en 2010, 51 en 2011 y 45 en 2012. Muchos de ellos se dieron en la ruta 34, convertida en un trágico escenario. Justamente al comenzar el año pasado, entre parte de enero y de febrero -meses en los cuales suelen acrecentarse los siniestros- hubo 15 muertos en 30 días, y esto se volvió a repetir sobre el final del año.
Otro informe que se difundió días pasados sobre un tema tan candente y polémico, en el cual la Argentina figura en los primeros lugares de muertos por accidentes de tránsito en el mundo, fue el elaborado por el diputado Fabián Peralta, dando cuenta que en las rutas santafesinas hay una víctima fatal por día, con un total de 1.397 muertos entre 2008 y 2011. Los 2.700 kilómetros de rutas nacionales que atraviesan Santa Fe tienen un promedio de muertos de 0,3 por kilómetro, en tanto que en los 13.000 kilómetros de rutas provinciales el promedio es de 0,04 por kilómetro, casi diez veces más bajo, aunque debe tenerse en cuenta la mayor densidad del tráfico por rutas nacionales, caso muy preciso por ejemplo de la 34.
El parque automotor nacional se encuentra en los 10 millones de vehículos, mientras que el parque santafesino es de 1,55 millón de unidades. Ahí puede encontrarse en alguna medida el motivo de por qué tantos accidentes, pero la razón principal e indiscutible son las características y condiciones en que se encuentran las carreteras, angostas, en mal estado, poceadas, con visibilidad reducida por los pastizales, deficiente señalización. Es decir, un escenario diseñado para la tragedia, es decir, todo lo contrario que debería ser.
Estas condiciones, los rafaelinos y los usuarios de la ruta de toda esta región, lo comprueban en forma constante. Ruta estrecha, deficiente, casi sin cuidado ni mantenimiento -para arreglar el cruce del INTA debió mediar un convenio especial del municipio para hacerse cargo-, recordándose que el demorado proyecto de construcción de autovía incluía además la denominada "variante Rafaela", que no es otra cosa que una Circunvalación que iría desde la Estación INTA en el Norte hasta la estación de servicios del ACA en el Sur. Un arco que transformaría la ciudad, ya que el sector refuncionalizado de doble carril, entre el Parque Industrial y la ex Granja Peretti de 8,4 kilómetros de longitud, posibilitaría que el mismo prácticamente se convierta en una avenida de la ciudad, quizás la de mayor volumen, una vez que de allí sea desviado el tránsito pesado.
En tal sentido debe recordarse que en ocasión de acopiarse antecedentes, las estadísticas daban cuenta que por esa franja asfáltica que asemeja una profunda herida que corta de extremo a extremo la zona urbana en el sector Oeste, transitaban unos 8.000 vehículos por cada 24 horas, de los cuales 3.500 eran de los denominados pesados, es decir, camiones y colectivos.
EL PLAN LAURAMientras todo este drama constante se desarrolla en torno a las rutas, el Plan Laura sigue durmiendo en los cajones de la Cámara de Diputados de la Nación, desde hace 15 años. El mismo tiene contemplada la construcción de 13.500 kilómetros de autopistas entrelazando las 24 capitales y unas 1.200 localidades en total, a razón de un avance de 1.350 kilómetros anuales, casi sin necesidad de intervención estatal más allá de las autorizaciones y permisos. La financiación sería mediante un sistema automático, mediante un impuesto de pocos centavos al combustible, cuya caja no estaría al alcance de ninguna repartición ni tampoco áreas gubernamentales.
De haberse puesto en práctica con el tiempo debido, hoy contaríamos con esa telaraña de autopistas ya concretada. No son pocos quienes dicen que la metodología es demasiado "pura" para llevarse adelante, ya que no permite "diezmos".
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