Generalmente de los errores se
aprende, pero en ocasiones hay fallas que resultan difíciles de tomarlas
como trampolín para el crecimiento. Central estuvo toda una temporada
cometiendo errores y aprendiendo sobre la marcha. Perdiendo terreno,
pero siempre reposicionándose.
La Capital |
No fue lo que pasó en los últimos partidos, en los que esas
desatenciones tuvieron como corolario la imposibilidad de mantener la
punta del campeonato, algo que tanto le costó conseguir. "Nunca es bueno
cometer errores, pero está claro que en la instancia en la que está el
torneo el margen de error es mucho menor". Así se expresaba Matías Lequi
en la previa del partido contra Chacarita, basándose en los puntos de
referencia que habían entregado el choque ante River, pero sobre todo
frente a Patronato. ¿Qué pasó en la última presentación? Esos yerros no
sólo no se corrigieron, sino que en muchos casos se potenciaron. Hoy las
consecuencias no se presentan drásticas, pero sí altamente
contraproducentes. Ah, tanto Pizzi como el propio Lequi cuando fueron
consultados ayer por Ovación hablaron de la mala pasada que les jugó la
"ansiedad" (ver aparte).
Que las chances, disminuidas por
cierto, sigan existiendo es todo un aliciente. Ocurre que ese famoso
margen de error al que muchas veces se hizo referencia hoy puede no
permitir gozar de revancha.
Puede excluirse el encuentro contra
River, donde el empate le sirvió a Central para dejar todo como estaba.
Pero lo que vino después tuvo un alto costo. Patronato aprovechó uno de
los pocos yerros defensivos del equipo canalla y se lo hizo pagar caro.
Claro que lo que más fresco está en la retina es lo ocurrido en la
última presentación en el Gigante.
Chacarita no es más equipo que este
Central. Sin embargo tuvo una gran virtud: valerse de las equivocaciones
ajenas para reposicionar su imagen y desgastar la de un equipo que
llegaba con el amparo de los números.
Es imposible caer en una sola acción o
un solo jugador. Porque los errores fueron muchos. Desde el primer
defensor hasta el último delantero. De los que estuvieron desde el
arranque hasta los que ingresaron para intentar cambiar la historia.
Así, se perdió la marca de Ereros en el
primer gol del funebrero, al mismo delantero se le brindaron todas las
ventajas posibles en el segundo, se erraron goles increíbles en el
primer tiempo y también en el segundo. Un combo letal.
En este contexto tampoco está de más
mencionar la merma en el juego. Lisa y llanamente otro error. Porque
fueron varios partidos en los que ese ítem no pudo ser corregido. Los
jugadores tienen parte de responsabilidad y el técnico la suya.
Hasta los hinchas tuvieron su parte. La
impaciencia, los murmullos, las desaprobaciones en medio del partido
cuentan. Y son imposibles de soslayar.
Eso de "lo pasado pisado" esta vez no
corre. De nada sirve intentar olvidar las cosas que dañan. Hoy el
ejercicio de la memoria es condición sine qua non. Sólo volver la vista
atrás ayudará a reforzar la idea de que el acotamiento de las
posibilidades es real. Lo marca el escaso trayecto que le queda al
torneo. Pero como la lucha puede extenderse algunos días más, ese
aprendizaje debe resultar obligatorio.
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