Las ventas en los negocios crecen mes a mes. Los ciudadanos las piden en cápsulas, en saquitos de té o sueltas. Las más requeridas son las desinflamatorias y adelgazantes. La opinión de los profesionales.
En diferentes formatos, el consumo de hierbas medicinales crece en la ciudad de Santa Fe a pasos agigantados. Por recomendación de personas cercanas, homeópatas y otros profesionales, los santafesinos recurren a las dietéticas para solicitar estos “yuyos mágicos” que alivian las dolencias más comunes.
Desde una dietética ubicada en pleno centro (San Martín al 1.800), María asegura que “el consumo de la hierba es la mayor cantidad de ventas” y aclaró que “en el centro se consume, la gente recurre más a las pastillitas; mientras que en los barrios piden más en té”.
—¿Por qué esta diferencia?
—En el centro, por cualquier hierba la gente se vuelca más a las pastillas, porque no se hacen tiempo ni para preparar un té, en los barrios sí toman todo en té, sea en saquitos o en hebras. En los barrios, se vende el 80 por ciento de las hierbas en té.
—¿Qué es lo que más compran?
—Lo que más se vende es uña de gato, malva y cola de caballo, que sirven como diuréticos. La última sobre todo, que es muy buena para intestinos, vejiga, es desinflamatoria. La malva sale mucho para inflamaciones, sistitis, es como que refresca por dentro. Y la uña de gato es buenísima, es anticancerígena, la llevan también para el reuma, articulaciones. Es cara, viene en tronquitos, en gotas y en pastillas; entre 20 y 30 pesos las cápsulas, y en hierba, alrededor de 10 pesos los 100 gramos. En general, la mayoría de las otras hierbas cuesta entre 5 y 6 pesos el paquetito de entre 50 y 100 gramos.
—¿Y piden también para enfermedades crónicas?
—Bueno, una que sale mucho es para la diabetes, el sarandí blanco, por ejemplo. Después también para adelgazar, piden fucus, que son algas marinas que queman grasas; y también hisopo, otra plantita. Vienen las dos en hierba y pastillas, pero como el alga tiene más aroma a pescado de mar, la prefieren en cápsulas.
A nivel internacional
La Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó hace unos años nuevas directrices destinadas a las plantas medicinales. El objetivo fue asegurar que la producción de medicinas herbarias sea de buena calidad y no represente ningún riesgo para la salud humana ni para el medio ambiente.
En la Argentina existe una legislación que regula su producción y venta. Además, el año pasado la Cámara de Diputados de la Nación organizó un encuentro sobre el tema con profesionales nacionales e internacionales en el área. Lo presidió el ex ministro de Salud santafesino, Juan Héctor Sylvestre Begnis.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada vez son más los pacientes que sufren consecuencias negativas derivadas del uso de medicinas herbarias. Una de las principales causas de esos riesgos es la mala calidad de estas medicinas y una incorrecta identificación de especie de planta.
Por ello, la OMS considera de vital importancia el cultivo, la recogida y la clasificación de plantas correctos para asegurar la calidad y la seguridad de los productos.
Por otro lado, también existe el riesgo de amenaza para la diversidad biológica derivada de la cosecha de materias primas para medicinas herbarias y otros productos de asistencia médica naturales.
Según la OMS, si no se controlan estas prácticas, se puede llegar a la extinción de las especies y la destrucción de hábitats naturales y recursos. La OMS considera que las nuevas directrices son un paso importante para asegurar la buena calidad de las medicinas naturales, así como garantizar el cultivo de nuevas generaciones.
Las nuevas directrices también contemplan las operaciones de poscosecha principales e incluyen componentes legales como leyes nacionales y regionales sobre normas de calidad. Todos estos elementos son esenciales para garantizar la seguridad y la calidad de los materiales de planta crudas medicinales y productos finales.
Además, la organización sanitaria internacional estaca la contaminación inadvertida por agentes microbianos o químicos durante cada una de las etapas de producción, que puede llevar a un deterioro en la seguridad y la calidad.
“No hay soluciones mágicas”
La licenciada en nutrición, Gimena Galán, le dijo a Diario UNO que “hay muchas hierbas que tienen efectos que están comprobados. Estos compuestos, que son bioactivos se aislan, porque tienen una función específica. Pero eso se está trabajando a nivel de laboratorio. Algunas cosas que se extraen se pueden incluir en otros alimentos o se pueden hacer en forma de píldoras”.
“Con el tema de las dietéticas, lo que sucede es que se venden indiscriminadamente sustancias para efectos diversos y no se da la información necesaria a la gente. Muchas veces se les atribuyen propiedades que de ninguna manera tienen”, advirtió la profesional.
“No podemos reemplazar nunca un estilo de vida saludable, que es lo que nos permite tener un peso saludable, por el consumo de un yuyo que pueda tener ese efecto. Lo que más me preocupa es que a la gente se le prometen soluciones instantáneas, mágicas que no tienen nada de ciertas. De algunas plantas se han aislado componentes bioactivos, pero eso se vende en forma de medicamento, no en dietéticas”, aseguró.
Por último Galán dijo que “esto siempre debería estar acompañado por un asesoramiento profesional. Pero para adelgazar, nada reemplaza a un estilo de vida saludable”.
Desde una dietética ubicada en pleno centro (San Martín al 1.800), María asegura que “el consumo de la hierba es la mayor cantidad de ventas” y aclaró que “en el centro se consume, la gente recurre más a las pastillitas; mientras que en los barrios piden más en té”.
—¿Por qué esta diferencia?
—En el centro, por cualquier hierba la gente se vuelca más a las pastillas, porque no se hacen tiempo ni para preparar un té, en los barrios sí toman todo en té, sea en saquitos o en hebras. En los barrios, se vende el 80 por ciento de las hierbas en té.
—¿Qué es lo que más compran?
—Lo que más se vende es uña de gato, malva y cola de caballo, que sirven como diuréticos. La última sobre todo, que es muy buena para intestinos, vejiga, es desinflamatoria. La malva sale mucho para inflamaciones, sistitis, es como que refresca por dentro. Y la uña de gato es buenísima, es anticancerígena, la llevan también para el reuma, articulaciones. Es cara, viene en tronquitos, en gotas y en pastillas; entre 20 y 30 pesos las cápsulas, y en hierba, alrededor de 10 pesos los 100 gramos. En general, la mayoría de las otras hierbas cuesta entre 5 y 6 pesos el paquetito de entre 50 y 100 gramos.
—¿Y piden también para enfermedades crónicas?
—Bueno, una que sale mucho es para la diabetes, el sarandí blanco, por ejemplo. Después también para adelgazar, piden fucus, que son algas marinas que queman grasas; y también hisopo, otra plantita. Vienen las dos en hierba y pastillas, pero como el alga tiene más aroma a pescado de mar, la prefieren en cápsulas.
A nivel internacional
La Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó hace unos años nuevas directrices destinadas a las plantas medicinales. El objetivo fue asegurar que la producción de medicinas herbarias sea de buena calidad y no represente ningún riesgo para la salud humana ni para el medio ambiente.
En la Argentina existe una legislación que regula su producción y venta. Además, el año pasado la Cámara de Diputados de la Nación organizó un encuentro sobre el tema con profesionales nacionales e internacionales en el área. Lo presidió el ex ministro de Salud santafesino, Juan Héctor Sylvestre Begnis.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada vez son más los pacientes que sufren consecuencias negativas derivadas del uso de medicinas herbarias. Una de las principales causas de esos riesgos es la mala calidad de estas medicinas y una incorrecta identificación de especie de planta.
Por ello, la OMS considera de vital importancia el cultivo, la recogida y la clasificación de plantas correctos para asegurar la calidad y la seguridad de los productos.
Por otro lado, también existe el riesgo de amenaza para la diversidad biológica derivada de la cosecha de materias primas para medicinas herbarias y otros productos de asistencia médica naturales.
Según la OMS, si no se controlan estas prácticas, se puede llegar a la extinción de las especies y la destrucción de hábitats naturales y recursos. La OMS considera que las nuevas directrices son un paso importante para asegurar la buena calidad de las medicinas naturales, así como garantizar el cultivo de nuevas generaciones.
Las nuevas directrices también contemplan las operaciones de poscosecha principales e incluyen componentes legales como leyes nacionales y regionales sobre normas de calidad. Todos estos elementos son esenciales para garantizar la seguridad y la calidad de los materiales de planta crudas medicinales y productos finales.
Además, la organización sanitaria internacional estaca la contaminación inadvertida por agentes microbianos o químicos durante cada una de las etapas de producción, que puede llevar a un deterioro en la seguridad y la calidad.
“No hay soluciones mágicas”
La licenciada en nutrición, Gimena Galán, le dijo a Diario UNO que “hay muchas hierbas que tienen efectos que están comprobados. Estos compuestos, que son bioactivos se aislan, porque tienen una función específica. Pero eso se está trabajando a nivel de laboratorio. Algunas cosas que se extraen se pueden incluir en otros alimentos o se pueden hacer en forma de píldoras”.
“Con el tema de las dietéticas, lo que sucede es que se venden indiscriminadamente sustancias para efectos diversos y no se da la información necesaria a la gente. Muchas veces se les atribuyen propiedades que de ninguna manera tienen”, advirtió la profesional.
“No podemos reemplazar nunca un estilo de vida saludable, que es lo que nos permite tener un peso saludable, por el consumo de un yuyo que pueda tener ese efecto. Lo que más me preocupa es que a la gente se le prometen soluciones instantáneas, mágicas que no tienen nada de ciertas. De algunas plantas se han aislado componentes bioactivos, pero eso se vende en forma de medicamento, no en dietéticas”, aseguró.
Por último Galán dijo que “esto siempre debería estar acompañado por un asesoramiento profesional. Pero para adelgazar, nada reemplaza a un estilo de vida saludable”.
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