En una entrevista con un diario brasileño, el ex ministro de Economía Domingo Cavallo habló sobre pasado y presente de la crisis. Aseguró que en el contexto económico del 2001 no quedaba otra salida.
El ex ministro de Economía Domingo Cavallo dijo no arrepentirse de haber instalado el “corralito” bancario hace casi 10 años, que terminó en la crisis del 2001, pero reconoció que tendría que haber realizado antes la “reestructuración ordenada” de la deuda pública. Cuando se le preguntó en el diario brasileño O’Globo si tomaría las mismas medidas que concluyeron en la caída del gobierno de Fernando de la Rúa, Cavallo respondió: “Haría apenas una cosa diferente. La reestruturación ordenada de la deuda, proponiendo una reducción en los intereses, que lanzamos en noviembre, deberíamos haberla lanzado en setiembre”. “Porque el 1 de setiembre habíamos recibido el apoyo y el compromiso de ayuda del FMI y del gobierno estadounidense para la reestructuración de la deuda. Más o menos lo que el gobierno alemán hace ahora con Grecia. Infelizmente, como teníamos elecciones el 14 de octubre, decidimos erróneamente postergar la reestructuración para después de las elecciones”, afirmó. “El aplazamiento fue fatal. Porque con el 11 de setiembre (en referencia al atentado a las Torres Gemelas), Estados Unidos no prestó más ninguna atención a la Argentina. Y el entonces director del FMI, Horst Koehler, comenzó a tener actitudes equivocadas. Para la Argentina, Koehler fue un desastre”, consideró. Y agregó: “El día en que conseguimos que más del 50 por ciento de la deuda, básicamente la deuda interna, él anunció que cancelaba el programa. Eso provocó pánico en la Argentina, las personas comenzaron a sacar dinero de los bancos y nos obligó al ‘corralito’”. Cavallo dijo que “no había otra salida” que adoptar esa medida límite, que impedía la extracción de los depósitos, al argumentar que de lo contrario “restaba cerrar los bancos, lo que hubiera sido peor”. “El ‘corralito’ fue un problema porque dio un perdón a ‘los maníaticos por la devaluación’ y a los que querían el fin de la paridad (impuesta por la Ley de Convertibilidad). Dieron un golpe al gobierno de De la Rúa y atendieron los intereses de los industriales endeudados”, Cavallo reconoció que le faltó “inteligencia y sagacidad política”, pero aseveró que no se arrepiente de haber trabajado en el gobierno de De la Rúa porque dijo que tenía que hacer todo lo que estaba a su alcance “para sacar a la Argentina de aquella situación”.
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