Se trata de las personas que vivían al oeste del Mercado de Abasto y que fueron obligadas a irse a La Vieja Tablada, fuera del anillo de protección contra inundaciones. Reclaman ayuda al municipio.
Unas doce familias que vivían en los terrenos que están al oeste del Mercado de Abasto –donde actualmente está proyectado el área industrial Los Polígonos– denunciaron que fueron desalojados por la fuerza y trasladados a La Vieja Tablada. Ese lugar se encuentra al este del ex Frigorífico Municipal, fuera del anillo de defensa de la Circunvalación Oeste y recordaron que en 2003 ese lugar tuvo cerca de dos metros de agua. Néstor Cejas consiguió armarse una precaria vivienda de material para darle un techo a su mujer y sus seis hijos de entre cinco meses y 14 años. “Para llegar a la escuela tienen que caminar un kilómetro y medio, y dos kilómetros para llegar al hospital. No tenés ni un colectivo, ni remises. Por la noche no entra nadie, ni las ambulancias. Acá la policía no te ayuda y si se te descompone un pibe no te lo quieren cargar”, aseguró. “Además –continuó–, ahí atrás (de las instalaciones del frigorífico) tiran los desechos cloacales. Ahora no es nada, pero cuando venga el verano va a ser insoportable. No hay agua potable, no hay nada”. Acerca de cómo fue el traslado, dijo: “Ellos vinieron y nos mostraron el lugar. Nos prometieron que nos iban a dar los papeles, material, tejido para tener los animales. Pero no nos mandaron nada. Un día llegaron con la policía y nos dijeron que en 15 días teníamos que salir, sino venían y nos tumbaban todo. Yo tengo las criaturas y nunca tuve un problema. Pero tuvimos que salir por miedo a que pase algo con la policía o que directamente nos tiren la casa abajo”. “No nos quedó otra que venirnos. El muchacho –según Cejas el coordinador de distrito– nos prometió casa, nos prometió todo. Pero tuvimos que vender animales para comprar los ladrillos y construirnos algo. Nos prometieron ayuda, mercaderías. Hace seis meses que vivimos acá y nunca aparecieron”. “Nosotros tuvimos que poner el lomo, vender animales y tuvimos que empezar todo de cero. Yo vivo de la cirujeada. Íbamos a poner un horno de ladrillos, pero con esta situación de que no tenemos qué comer, tuvimos que salir a cirujear. No tuvimos tiempo para nada”, explicó. Por su parte, otro de los vecinos afectados, José Vallar, dijo: “Tengo que tener todas las cosas afuera, porque no entra nada. Pensar que tuve mi casa con techo de losa, con dos piezas, cocina y comedor. Cuando me sacaron de allá me tiraron todo abajo, me robaron la cocina, garrafa, una motosierra y varias cosas más. Me dijeron que no me haga problema, que me las iban a devolver, y nada. Hasta ahora fueron todas promesas. “Nos obligaron a salir hace como ocho meses y desde hace cinco que estamos acá. Si llega a repuntar el salado ¿adónde voy? No tengo a dónde ir. Nos prometieron que nos iban a dar los papeles del terreno. Pero nunca nos dieron un papel y cualquiera que se venga con un saco y una corbata y me dicen que me tengo que poner a la orilla del asfalto porque el terreno es de él, con qué le voy a discutir que este terreno es mío. En ese caso me tengo que ir, arreglármelas como pueda y empezar todo de nuevo”, concluyó.
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