La demolición de una vieja casona en Maipú al 1.000 alertó a vecinos y a la ong Manos a la Obra que denunció la falta de seguridad en el lugar. "Prefieren pagar la vida de un obrero en cuotas antes que tomar prevenciones", aseguró Narciso Cantero. Este año ya murió un albañil.
Rosario 12 |
La demolición de una bella y ruinosa casona céntrica disparó la alarma de vecinos y de la organización Manos a la Obra, cuyo titular, Narciso Cantero, volvió a denunciar la persistencia de violaciones a la normativa que debiera velar por la seguridad de los trabajadores de la construcción. "Los empresarios prefieren pagar la vida de un obrero en cuotas antes que tomar las prevenciones para que no nos matemos. Acá hay peligro de derrumbe", exclamó.
La irrupción en los últimos días de obreros y vehículos de carga en una antigua vivienda de Maipú al 1000 alertó al vecindario en la sospecha de que comenzaba una demolición sin las condiciones de seguridad adecuadas. Convocaron a Cantero, dedicado a denunciar esta clase de irregularidades y batallar por la seguridad laboral en la construcción. Y al llegar, confirmó la especie: "No hay cartel de obra, ni profesional en higiene y seguridad. Los trabajadores están trabajando en riesgo de derrumbe sin los elementos adecuados. Otra vez lo mismo, y los empresarios no hacen caso porque prefieren pagar la vida de un obrero en cuotas. Luego, somos noticia por un día porque total se murió un negro. Hasta cuándo", bramó el albañil y militante de la causa por el derecho laboral de trabajar en condiciones seguras.
La casa en cuestión es una construcción añosa, de dos plantas y de noble arquitectura en sus épocas de esplendor. En la planta baja funcionó hasta hace un tiempo una joyería. Está sobre la vereda este de Maipú, entre San Luis y San Juan, entre una playa de estacionamiento y una relojería. Vecinos convocaron a Cantero sobre la preocupación que despertó las tareas de demolición que se hicieron ostensibles esta semana.
"No hay cartel de obra como manda la ley 1732. No se sabe quién es el responsable de la demolición. Tiene que haber un profesional, un coordinador en higiene y seguridad monitoreando los movimientos de cada trabajador para evitar los riesgos de accidente, de derrumbe, una muerte. Acá se refleja la inseguridad para los peatones y para los obreros. Hay maquinaria trabajando adentro, y las paredes son centenarias, hay peligro de derrumbe. No cualquiera puede entrar a una obra y demoler como se le cante. No se debe hacer con máquinas, sino a mano, por seguridad de las construcciones linderas también. La señalización no es la adecuada, los peatones circulan por la calle sin protección", enumeró Cantero en declaraciones a "Una tarde perfecta", de LT8, acerca de las anomalías que observó en directo.
El titular de Manos a la Obra hilvanó lo visto con los accidentes laborales registrados este mes. "Empezamos mal el año, con tres accidentes: esa chica que cayó en el entrepiso de Gobernación y quisieron taparlo, la muerte del compañero en Presidente Roca al 500, otro que se le cayó un guinche en la cabeza. Todo en veinte días. Hay que prevenir", demandó.
Esta semana, una empleada de limpieza sufrió contusiones tras caer sobre una placa de durlock en un entrepiso de la sede de Gobierno local, y terminar en caída libre a la planta baja. La placa, trascendió, estaba allí para tapar un hueco.
El jueves 15 murió el albañil Maximiliano Alfonso, de 54 años, al caer por el hueco del ascensor en la torre en construcción de Roca 560.
Por esos días, la Dirección de Obras Particulares de la Municipalidad dio a conocer el ritmo de la construcción en 2014: 2.274 permisos de edificación tramitados para generar 630.000 metros cuadrados nuevos. Los empresarios del sector valoraron ese nivel: "Marca la recuperación de la segunda mitad del año", dijo el titular de la Cámara Argentina de la Construcción, Ricardo Griot. Para el municipio, es la marca ideal: "Es un buen ritmo de crecimiento urbanístico, es sustentable, a diferencia de 2007, cuando se aprobaron más de 1 millón de metros cuadrados y fue un caos", comparó entonces el subsecretario de Planeamiento, Eduardo González.
Pero para Cantero, la realidad es otra. "El estado municipal otorga permisos, pero no le hace un seguimiento a quienes les autoriza estas obras. Cuando pasan los accidentes somos noticia por un día porque murió un negro. Les importa un bledo la vida del trabajador", se indignó.
Cantero completó: "Estos incumplimientos se traducen sobre el cuerpo de los trabajadores y después lloramos sobre la leche derramada". Mientras el trabajador detallaba su denuncia ante la prensa, arribaron al obrador dos inspectores del Ministerio de Trabajo que él había llamado. "Bueno, hoy los felicito porque vinieron en 15 minutos. Deben clausurar este lugar", dijo.
La iracundia del trabajador que batalla por condiciones seguras en las obras lo llevó a sintetizar: "Los empresarios no quieren entender porque les sale más barato pagar una vida en cuotas que generar las condiciones que esto requiere. Somos laburantes que venimos de la periferia en bicicleta, a pata. Este año nos descuidamos y perdimos a un compañero, pero no vamos a permitir que haya más muertes".
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