El plan desde el Vaticano para proponer al joven y reconocido jurista. La relación de amistad entre Carlés y Francisco y los polémicos tuits del candidato. Cómo sirve al Gobierno esta estrategia.
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La influencia del Papa Francisco en los avatares de la política argentina parece ser más grande de lo que se anuncia. Esta tarde, el ministro de Justicia Julio Alak transmitió la voluntad de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de proponer como ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación a un jurista que no estaba entre los hasta ahora candidatos -tanto para oficialistas como opositores- para sentarse en la silla que Eugenio Raúl Zaffaroni había dejado vacía. La voz de Jorge Mario Bergoglio desde el Vaticano fue la que ayudó en la decisión.
El nombre que la jefa de Estado elevará a la Comisión de Acuerdos del Senado es el del abogado, docente y doctor en derecho Roberto Carlés, quien se destacó en el último tiempo como el coordinador de la comisión que redactó el proyecto de reforma del Código Penal.
Lo que hasta ahora no había trascendido -y Perfil.com pudo confirmar gracias a altas fuentes que tuvieron acceso a la orquestación de la postulación- fue el rol destacado del Sumo Pontífice. Según las fuentes reservadas que hablaron con este medio, la amistad entre Carlés y Francisco es conocida y de larga data. Tanto es así, que fue el propio Bergoglio en calidad de obispo quien le practicó el sacramento de la Confirmación al ahora nominado a formar parte del Máximo Tribunal.
La idea de proponer a Carlés (nacido en Morón, pero vecino de Flores) como ministro de la Corte surgió del propio Papa Francisco y fue él quien hizo llegar su deseo a Cristina mediante altos interlocutores políticos y eclesiásticos.
Entre los nombres que se barajaban para reemplazar a Zaffaroni figuraban la decana de la facultad de Derecho, Mónica Pinto (elegida por el propio Zaffaroni); los penalistas Léon Arslanian y Ricardo Gil Lavedra; el presidente de la Cámara Penal Económica, Marcos Grabivker; y hasta la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó. Pero ninguno de ellos superó la voluntad del titular máximo de la Iglesia Católica.
Perfil.com intentó comunicarse sin éxito con el jurista para que comparta su sensación tras el anunció del ministro de Justicia. Sin embargo, las fuentes consultadas por este portal aseguraron que los preparativos para este nombramiento se viene realizando desde hace cinco meses aproximadamente.
La impronta de Carlés lo lleva además a ser aceptado por los sectores más laicistas de la sociedad: es un férreo defensor del matrimonio igualitario, de la adopción para parejas gay y de la despenalización del aborto, como declaró desde su cuenta de Twitter. Incluso prefiere que no existan símbolos religiosos de ningún tipo en los tribunales argentinos.
Precisamente un archivo de redes sociales puede jugarle una mala pasada al candidato a la Corte. Entre las muchas declaraciones de su cuenta de Twitter, @robertinocarles, destaca una del 7 de agosto de 2011, antes de que Jorge Mario Bergoglio fuese el Papa Francisco, en la queplanteaba: "¿Cómo puede Bergoglio hablar de trabajo, y a los trabajadores? Bergoglio, que no laburó nunca en su vida!"
Con su propuesta, Cristina presenta entonces una carta ambigua pero estratégica. Su amistad con el Papa por un lado pero su militancia laica le puedan proveer los votos necesarios para poder contar con un ministro con alta aprobación de todo el arco político. Su tratamiento deberá esperar a la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, o bien, incluirlo en las sesiones extraordinarias convocadas para el 1 de febrero.
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