El asesor informático rompió el silencio. Aseguró que el fiscal especial del caso AMIA "no confiaba ni en su custodia". Reconoció haberle facilitado una "vieja" pistola Bersa calibre 22. "Me dijo que en la semana iba a comprar otra", afirmó en conferencia de prensa.
Infobae |
Diego Lagomarsino rompió el silencio. El asesor informático de Alberto Nisman brindó una conferencia de prensa en el estudio de su abogado defensor, el penalista Maximiliano Rusconi. Allí, Lagomarsino reconoció haberle facilitado al fiscal especial del caso AMIA una "vieja" pistola Bersa calibre 22 y brindó algunos detalles –adelantados ayer por Infobae– de su visita al piso 13 de la torre Le Parc el sábado 17 de enero.
Según Lagomarsino, Nisman "no confiaba ni en su custodia" y por ese motivo le pidió ayuda para conseguir un arma. "Mirá si viene un loquito con un palo y me dice \'traidor hijo de puta\'", habría argumentado el fiscal al momento de la solicitud.
El especialista en informática detalló la situación: "Entro por la puerta de servicio como normalmente lo hice. Uno pasa la cocina, está el living y sobre la mesa del living había mucha documentación e imaginé que era de este tema. Me llamó la atención que había cuatro resaltadores amarillos. Por adentro pensé: \'Yo creo que usé cuatro en toda mi carrera\'. Me llamó la atención por la forma en que era él. Le pregunté si pensaba que (la denuncia) tenía más repercusión de lo que pensaba que iba a tener. Me dijo que sí. "Incluso mi madre tuvo que ir al súper por mí hoy. En realidad estoy más preocupado por tener razón que de no tener razón", le dijo Nisman, aunque aclara Lagomarsino que "con otras palabras".
Además, contó que al momento de pedirle el arma, el fiscal se quebró y le dijo: "¿Vos sabés lo que es que tus hijas no quieran estar con vos por miedo a que les pase algo?". Sobre el arma que le prestó (la Bersa 22), Lagomarsino aclaró: "En algún momento se va a ver cómo era el arma, es tremendamente vieja, realmente fallaba".
En la rueda de prensa, el analista de sistemas contó que ese sábado a las 16:25 estaba en su casa de Martínez cuando recibió un llamado de Nisman, que le pedía que lo vea en su departamento de Puerto Madero. Al llegar allí, dijo que "no estaba la custodia", porque el fiscal"la había mandado a hacer un trámite". Ya en el interior del departamento, el dueño de casa lo hizo "pasar al living" y lo convidó con un café, que se habría preparado el mismo Lagomarsino.
Luego de unos minutos, Nisman le habría confesado sus temores por su seguridad y ahí llegó la consulta sobre el arma. Lagomarsino en un principio se habría resistido a ayudarlo, pero luego accedió y se comprometió a traerle una "vieja" pistola Bersa calibre 22. Volvió a Martínez para buscarla y cerca de las 19 retornó a Puerto Madero.
En su segunda visita a Le Pac, Lagomarsino dijo haberse cruzado con los custodios e incluso subió con uno de ellos. Nisman abrió la puerta de servicio, le entregó un sobre al policía e hizo pasar otra vez al asesor informático. "No soy un experto en armas, pero la persona que me enseñó a usarla me dio unas reglas de seguridad, yo se las expliqué al fiscal". Entonces, Nisman habría hecho "toda la operatoria, probar, cargar".
"Me dijo que si el arma era vieja no me preocupara, porque en la semana iba a comprar otra", le habría dicho Nisman. Lagomarsino le habría querido entregar la tarjeta roja, de portación, pero el fallecido fiscal la rechazó. "No me hace falta, soy fiscal, nadie me va a parar, tenela vos para comprar balas".
Finalizado el asunto del arma, Nisman le habría pedido que lo dejara solo, porque tenía que seguir trabajando en la presentación que haría dos días después ante el Congreso, por su denuncia contra el Gobierno por encubrir a los autores del atentado contra la AMIA. "Andá que tengo que seguir con esto".
"Encaro para la cocina, toco el botón de llamado del ascensor. Pasaron dos o tres segundos. Se abre la puerta con cinco personas adentro y para no hacerlas esperar, le dije \'chau, Alberto\'". En cuanto a esos individuos con los que compartió el ascensor, Lagomarsino señaló: "Tres bajaron conmigo, y se dirigieron a un auto blanco, otros dos de 50 o 55 años, siguieron a la planta baja. Todos muy bien vestidos, muy cordiales".
Finalmente, Lagomarsino sostuvo que el domingo "tipo 11" le mandó a Nisman un mensaje de Whatsapp, pero nunca le fue respondido.
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