Daniel Fernández recibió la pena en un juicio oral que concluyó ayer y que ventiló la muerte de Meir Romero, ocurrida en noviembre de 2007.
La Capital |
Daniel Demesio Fernández fue condenado ayer, en el final de un juicio oral y público, a 18 años de prisión por el crimen de Meir Romero, un anciano de 87 años asaltado y asesinado a golpes en su departamento de Salta y Paraguay en noviembre de 2011. Por el mismo hecho, pero en un juicio abreviado, ya había sido condenada a 15 años de cárcel Ramona Casco, la ex concubina de la víctima.
El fallo fue dictado por el juez de Sentencia número 3, Edgardo Fertitta, quien encontró a Fernández, de 36 años, autor penalmente responsable de los delitos de robo en grado de tentativa y robo calificado por homicidio o latrocinio (acción propia de un ladrón o de quien defrauda a alguien gravemente), ambos en concurso real. Tras la lectura del dictamen, tanto el fiscal Esteban Fanichevich como las abogadas defensoras de Fernández, Karina Bartocci y Adriana Lucero, anunciaron que apelarán la medida.
Cansada de agresiones. Meir Romano fue hallado muerto a golpes en la cabeza el 27 de noviembre de 2011 en su departamento del 4º piso D de Salta 1499 donde vivía solo. La violencia de la escena contrastaba con el hecho de que no había aberturas forzadas, dato que sumado al hecho de que la víctima no le abría la puerta a desconocidos puso rápidamente el foco sobre su ex pareja, Ramona Casco, de 56 años.
La policía halló el cadáver luego de que la propia Ramona fuera a la comisaría 3ª a manifestar su preocupación porque ni ella ni la hija de ambos, que ayer estuvo presente en la sala de audiencias de Tribunales, podían comunicarse con el anciano. Sin embargo, la mujer quedó demorada ante una serie de incongruencias en su relato que condujeron a una confesión preliminar.
Casco finalmente enmarcó el homicidio en una relación agresiva que había culminado en la separación de la pareja en 2005. Luego ella formó otra pareja con quien vivía en el barrio Puente Gallego, aunque seguía visitando asiduamente a Romano cuando éste o su hija se lo pedían. Sin embargo, y según se detalló en el procesamiento que le dictó el juez de Instrucción Javier Beltramone en junio del año pasado, las discusiones jamás cesaron.
La última pelea. Entonces, el 26 de noviembre de 2011 hubo una última pelea tras la cual ella volvió angustiada a su casa de Puente Gallego. Fue después de que Meir la tratara de “mentirosa, puta y ladrona”. Al contárselo a Fernández, quin alquilaba una pieza en la casa de Ramona, el hombre le propuso que lo acompañara al domicilio de Romano. “Usted me acompaña al departamento, yo lo mato, así usted deja de sufrir”, habría dicho el ahora condenado según se describe en su procesamiento.
Según confesó la mujer, aquella tarde Meir le abrió la puerta y enseguida surgió Fernández aplicándole un puñetazo al jubilado. Al parecer la mujer se arrepintió y le pidió a su vecino que no le pegara más, pero lo cierto es que el anciano terminó brutalmente asesinado sobre su cama y los homicidas huyeron sin cerrar la puerta del departamento y con unos 2.600 pesos que había en un placard.
A la hora de las indagatorias Casco se abstuvo de declarar, pero luego pidió una ampliación y negó sus dichos anteriores, incluso lo referido a la mala relación con Meir. No obstante, el juez Beltramone consideró que había elementos que la situaban en la escena del crimen.
En cuanto a Fernández, quien sostuvo en todo momento no haber estado en la escena del homicidio, el juez de Instrucción desestimó sus coartadas por inconsistentes ya que ninguno de los testigos que había presentado lo había convencido de lo que había hecho la tarde de aquel sábado. En ese marco procesó a ambos como probables autores del homicidio triplemente calificado por ensañamiento, alevosía y para procurar el ocultamiento de un robo, aunque este último agravante fue retirado de la acusación por la fiscalía.
Finalmente, Casco aceptó ser condenada en proceso abreviado a 15 años por robo seguido de homicidio, tal vez para evitar la probable pena perpetua que podría tener que afrontar en virtud del delito que le imputaron. La mujer, cuando el lunes se hizo la primera audiencia del juicio que concluyó ayer, pidió al juez Fertitta “decir algo” y dijo: Quiero que se haga justicia y este crimen no quede impune”. El fallo del juez Fertitta es la respuesta a su pedido luego de un largo proceso.
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