El arzobispo de Buenos Aires presidió el tedeum en la Catedral. "Después de 200 años no perdamos la confianza de hacer juntos el camino", pidió y recordó que"hubo tiempos en la historia con acuerdos fundamentales"
El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Poli, presidió el Tedeum en la Catedral metropolitana, con motivo de un nuevo aniversario de la Revolución de mayo de 1810. En la ceremonia estuvo presente el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, la vicejefa de Gobierno, María Eugenia Vidal y gran parte de su gabinete.
“En aquel Mayo inolvidable, por el arrojo y contundente vocación de libertad de nuestros héroes nacionales, decidieron darnos, no sin sacrificios, renunciamientos y ofrendas de vidas, la posibilidad de un destino e identidad común. El argentino que cree en la fraternidad y no claudica en construir la unidad, siente que esos momentos fundacionales son un valioso y obligado punto de referencia para imaginar y pensar una Nación donde no haya excluidos, como lo soñaron quienes hoy recordamos con gratitud de familia", declaró el arzobispo de Buenos Aires.
Y continuó:“Debemos apostar por una comunión que no le tenga miedo a la variedad de ideas, porque una convivencia razonable tiene la capacidad de construir la unidad deseada a partir de la saludable diversidad de personas, que lejos de confundirla, más bien la manifiesta”.
"Después de 200 años no perdamos la confianza de hacer juntos el camino", pidió Poli. Y agregó: “La democracia en la Argentina ha transitado una dolorosa experiencia de enfrentamientos. Pero si queremos, sabemos cómo encontrarnos; en nuestra historia hay virtuosos ejemplos de convivencia, tolerancia y diálogo fecundo: gracias a ellos se superaron desencuentros. No dejemos que lo signos de destrucción y de muerte acompañenen el camino de nuestro mundo. El odio, la envidia y la soberbia ensucian la vida”, concluyó.
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