El teniente coronel retirado Alberto Candioti -hombre vinculado con el club Colón y a la AFA- deberá aguardar en Uruguay la resolución del pedido de extradición que debe elevar la Justicia argentina a su par uruguaya.
El represor argentino Alberto Julio Candioti, quien perteneció al Batallón 601 del Ejército y fue apresado el jueves en Montevideo por Interpol tras una orden de captura internacional, quedó detenido “bajo arresto administrativo” luego de declarar ayer por la mañana ante un juez en la capital uruguaya, confiaron fuentes del Ministerio del Interior.
Candioti, de 68 años, fue apresado por la división de Crimen Organizado de Interpol en el barrio de Pocitos, y ahora deberá esperar detenido en la prisión central hasta que se cumpla el plazo legal de 30 días para que Argentina solicite la extradición.
El ex militar declaró en la mañana de la víspera durante más de dos horas en el Juzgado Penal del 3º turno de Montevideo, acompañado por el abogado Leonardo Guzmán, quien si bien estuvo presente en la declaración, no continuará con la defensa.
El represor, que operó en el centro clandestino de detención Brigada de Investigaciones de San Justo, provincia de Buenos Aires, entre enero de 1978 y abril de 1979, está vinculado con la desaparición de un soldado conscripto ocurrida en 1977 en la localidad santafesina de Santo Tomé.
Durante la dictadura, el ex capitán del Ejército revistió en el Batallón de Ingenieros Anfibios 601 de Santo Tomé.
Las denuncias de ex presos políticos y ex integrantes de las fuerzas que prestaron testimonio en la Conadep en 1983 lo relacionaron con la desaparición de Roberto Daniel Suárez, quien realizaba el servicio militar obligatorio cuando fue secuestrado el 1º de agosto de 1977, mientras Candioti era el superior directo.
El represor también estuvo relacionado con el fútbol, ya que fue vicepresidente y tesorero del club Colón de Santa Fe y asesor del presidente de la AFA, Julio Grondona, por más de una década.
Candioti tenía pedido de captura desde el 6 de marzo del año último y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos había ofrecido una recompensa de 100 mil pesos por datos que permitieran conocer su paradero.
Otro detenido
El Programa Nacional de Coordinación para la Búsqueda de Personas ordenada por la Justicia, dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, confirmó la detención de dos prófugos de la Justicia por crímenes de lesa humanidad, sobre quienes pesaba un ofrecimiento de recompensa.
Según se informó oficialmente, además de Alberto Julio Candioti -quien perteneciera al Batallón de Ingenieros Anfibios 601 de Santo Tomé, provincia de Santa Fe, y luego destinado al Destacamento de Inteligencia 101, con sede en La Plata, entre los años 1978 y 1979-, fue capturado Carlos Lafuente, un comandante mayor retirado de Gendarmería que estaba prófugo desde abril de 2011, y está imputado por su participación en crímenes de lesa humanidad en el Centro Clandestino que funcionaba en la Compañía de Arsenales Miguel de Azcuénaga, en Tucumán.
Durante el transcurso de 2013, fueron capturados siete represores prófugos de la Justicia que se encontraban incorporados al Fondo de Recompensas, los cuales ya se encuentran a disposición de los magistrados intervinientes para ser juzgados en el marco del proceso de Memoria, Verdad y Justicia llevado adelante en el país.
Actualmente, el Programa Nacional de Coordinación para la Búsqueda de Personas ordenada por la Justicia cuenta con 44 ofrecimientos de recompensa, para quienes aporten datos fehacientes que permitan la captura de los represores prófugos de la Justicia implicados en delitos de Lesa Humanidad, se destacó desde el Ministerio de Justicia.
Extradición
El embajador argentino en Uruguay, Dante Dovena, se comprometió a “activar rápidamente” todos los procedimientos necesarios para extraditar al ex capitán del Ejército argentino. En declaraciones a los medios de prensa uruguayos, Dovena sostuvo ayer que “Afortunadamente lo han detenido. Pienso que lo deberían haber hecho antes. Tengo la impresión de que se sabía dónde estaba desde hace un tiempo, pero lo importante ahora es que deberá reponder ante la Justicia argentina por cada una de las cosas que hizo”. Ante una pregunta de por qué opinaba que debió haber sido detenido antes, el embajador respondió que “si la esposa -como dicen los diarios- viajaba todas las semanas a visitarlo, qué tan difícil podía ser para los investigadores saber dónde estaba”.
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