Dos heladerías y un telecentro fueron blanco de la delincuencia. En todos los casos, los cacos fugaron en motos.
Los amigos de lo ajeno hicieron de las suyas en varios comercios de la ciudad.
Sólo en las últimas horas, se supo de las incursiones delictivas que sufrieron dos conocidas heladerías y un telecentro.
* Anoche cerca de las 21, un delincuente solitario ingresó al local de la heladería Trevi, ubicado en Av. Freyre y Corrientes.
Poco le importó al rufián la hora y el lugar de su objetivo ya que en cuestión de segundos sacó a relucir un arma de fuego.
Sin pérdida de tiempo, el caco encañonó al empleado (un joven de 26 años) a quien, bajo amenazas de muerte, obligó a conducirse hasta la parte posterior del negocio.
Acto seguido, sustrajo el dinero de la caja para finalmente escapar a bordo de una moto.
* Minutos después se supo de otro hecho similar. Esta vez el blanco elegido fue una de las heladerías Grido, de barrio Barrranquitas.
Eran cerca de las 22 cuando un joven ingresó al local ubicado en la intersección de Av. López y Planes y Artigas.
En un primer momento, el recién llegado intentó confundirse entre los clientes. Pero en un momento dado, el sujeto sacó a relucir sus verdaderas intenciones.
Empuñando un arma de fuego, encaró a la empleada a quien la hizo objeto de amenazas. Ya con la situación bajo su dominio, se apoderó del dinero en efectivo.
Consumado el golpe, su autor escapó con rumbo incierto a bordo de una motocicleta, rodado que era conducido por una mujer.
La denuncia de este hecho quedó radicada en la seccional 6ta.
Es de hacer notar que este comercio no es la primera vez que sufre la acción de los ladrones.
* Por último, otro comercio de Barranquitas no escapó a esta oleada. Se trató de un telecentro ubicado sobre la avenida López y Planes al 4600.
Con diferencia a los hechos anteriores, en este caso fueron tres los malvivientes que irrumpieron en el citado comercio.
Uno de los rufianes encaró directamente al encargado del negocio, mientras que los restantes quedaron en el lugar a modo de campana.
Al cabo de algunos minutos los individuos sustrajeron la recaudación para finalmente darse a la fuga.
Sólo en las últimas horas, se supo de las incursiones delictivas que sufrieron dos conocidas heladerías y un telecentro.
* Anoche cerca de las 21, un delincuente solitario ingresó al local de la heladería Trevi, ubicado en Av. Freyre y Corrientes.
Poco le importó al rufián la hora y el lugar de su objetivo ya que en cuestión de segundos sacó a relucir un arma de fuego.
Sin pérdida de tiempo, el caco encañonó al empleado (un joven de 26 años) a quien, bajo amenazas de muerte, obligó a conducirse hasta la parte posterior del negocio.
Acto seguido, sustrajo el dinero de la caja para finalmente escapar a bordo de una moto.
* Minutos después se supo de otro hecho similar. Esta vez el blanco elegido fue una de las heladerías Grido, de barrio Barrranquitas.
Eran cerca de las 22 cuando un joven ingresó al local ubicado en la intersección de Av. López y Planes y Artigas.
En un primer momento, el recién llegado intentó confundirse entre los clientes. Pero en un momento dado, el sujeto sacó a relucir sus verdaderas intenciones.
Empuñando un arma de fuego, encaró a la empleada a quien la hizo objeto de amenazas. Ya con la situación bajo su dominio, se apoderó del dinero en efectivo.
Consumado el golpe, su autor escapó con rumbo incierto a bordo de una motocicleta, rodado que era conducido por una mujer.
La denuncia de este hecho quedó radicada en la seccional 6ta.
Es de hacer notar que este comercio no es la primera vez que sufre la acción de los ladrones.
* Por último, otro comercio de Barranquitas no escapó a esta oleada. Se trató de un telecentro ubicado sobre la avenida López y Planes al 4600.
Con diferencia a los hechos anteriores, en este caso fueron tres los malvivientes que irrumpieron en el citado comercio.
Uno de los rufianes encaró directamente al encargado del negocio, mientras que los restantes quedaron en el lugar a modo de campana.
Al cabo de algunos minutos los individuos sustrajeron la recaudación para finalmente darse a la fuga.
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