Está solo y deprimido en Uruguay y no quiere volver “hasta mitad de año”.
Sí, mi amor. Después te llamo. Ahora estoy haciendo unas
compras”. El que habla es Eduardo Duhalde. Acaba de cortar una
comunicación con su hija en el lobby del hotel Conrad, en Punta del
Este, donde decidió pasar unas vacaciones para intentar recuperarse del
bajón que sufrió luego de la durísima derrota en las elecciones de
octubre. En su entorno aseguran que aun está golpeado y que por estas
horas evalúa dejar, otra vez, la política. “No quiero hablar ni dar
entrevistas. Estoy desconectado y ni siquiera leo los diarios. Hasta
mitad de año me voy a guardar. Ahora solo estoy descansando”, se excusó
ante NOTICIAS mientras se escabullía en el casino del hotel.
Pum para abajo. Llegó a Punta a principios de enero. Primero se alojó
en la casa de su hija en Punta Ballena junto a su esposa Hilda “Chiche”
Duhalde, quien volvió a Buenos Aires a mediados de mes y lo dejó en
soledad (ver recuadro). Cuando su esposa partió, él se mudó al hotel
Conrad, donde disfrutó de largas jornadas de póker en el casino. Se
alojó en la habitación 1703, una suite que cuesta 700 dólares la noche.
Pero el ex presidente no pagó un peso. Un amigo suyo y jugador habitual
que cuenta con una habitación de cortesía le hizo la reserva.
Para paliar el golpe que casi acabó con su carrera política, Duhalde se
sometió a tres tratamientos relajantes en el spa. Los nombres son
poéticos: “Luz del Mediterráneo”, “Apacible paraíso” y “Gemas
preciosas”.
También hizo varios pedidos a la habitación. El 20 de enero encargó un
salmón ahumado con hojas verdes y vinagreta y al día siguiente pidió
jamón crudo con queso philadelphia, melón verde y agua sin gas. La
comida fue su aliada para calmar el bajón. Glotón, también saboreó un
salmón mediterráneo con ensalada caprese, perfumado con aceite de
aceitunas negras.
Probó suerte con la pesca para despejarse de la depresión, pero no tuvo
suerte. No pescó ni una corvina.
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