Desde lo emotivo, Las Leonas
llenaron una página imborrable. Escribieron un capítulo dramático y
excitante con una victoria que no se olvidará por largo tiempo sobre el
principal rival de la última década, Holanda. Es que la semifinal ya se
les escapaba, y nadie hubiera discutido el merecimiento de la derrota.
Pero llegó la agónica igualdad...
Desde lo emotivo, Las Leonas
llenaron una página imborrable. Escribieron un capítulo dramático y
excitante con una victoria que no se olvidará por largo tiempo sobre el
principal rival de la última década, Holanda. Es que la semifinal ya se
les escapaba, y nadie hubiera discutido el merecimiento de la derrota.
Pero llegó la agónica igualdad en dos goles a un minuto final, el
suplementario que no se modificó y la victoria por penales por 2 a 1,
con una heroica Belén Succi deteniendo todos los envíos holandeses, para
depositar a la Argentina en la definición del título de hoy contra Gran
Bretaña.
El comienzo fue óptimo para la
Argentina. Macarena Rodríguez se la dio a Aymar y la rosarina, volcada
sobre la izquierda, sacó un revés hacia el medio para el toque goleador
de Josefina Sruoga. Hasta ahí Holanda se había aproximado más, exigiendo
dos buenas intervenciones de Succi. Pero fue el conjunto del Chapa
Retegui el que convirtió.
Igual no tuvo tiempo para jugar con esa
mínima ventaja. La sombra negra de Argentina, Maartje Paumen (le hizo 7
goles en los últimos cuatro partidos), vulneró a Belén Succi con su
especialidad: el córner corto, el segundo que ejecutó.
La paridad en el resultado también se
dio en el juego. Por momentos, Argentina inclinó el trámite a su favor.
Luchetti se prodigaba desde el medio hacia el ataque y sus compañeras
penetraban por los costados. En otros, Holanda se acercaba con una gran
velocidad y precisión.
No abundaron las ocasiones de riesgo y
cuando más cerca se estuvo del gol fue en dos córners corto que no
aprovecharon Las Leonas y en otro que desperdiciaron las europeas.
Tan temprano llegó el gol de la
holandesa Dirkse apenas empezó el segundo tiempo que a la selección
argentina le costó reacomodarse. Sintió el impacto y no fue capaz de
contrarrestar la presión de su rival.
A la selección argentina le costó
desplegar un juego asociado que le permitiera aproximarse a la arquera
Sombroek. Holanda, todo lo contrario.
Ni el desparpajo de Sánchez Moccia, ni
el vértigo de Luccheti, ni la magia de Aymar, ni el desequilibrio de
Rebecchi, algunos con más protagonismo, y otros con menos. Se necesitaba
mucho más para torcer al número uno del mundo.
Pero cuando el duelo se moría, y las
esperanzas argentinas también, Merino la recibió de Aymar en el círculo y
generó un penal salvador. Barrionuevo la puso abajo, contra el palo
derecho. Argentina estaba viva y estiró el partido al alargue.
El impacto emocional ahora lo sufrió
Holanda. Y revitalizó al conjunto argentino que salió con decisión, ganó
en los anticipos y merodeó el círculo naranja. Las holandesas apenas
tuvieron una que Succi desvió con el pie izquierdo.
Argentina también contó con una gran
chance cuando Sombroek le ahogó el grito de gol a Luchetti tras una
buena incursión de Sánchez Moccia por sobre la derecha.
La última jugada fue angustiante para
Las Leonas. Córner corto para Holada, y para la infalible Paumen, o no
tan certera por responsabilidad de Succi que cerró su arco y obligó a
los penales.
Pero la arquera argentina aún debía
cumplir un rol principal en la semifinal. Contuvo tres penales de los
cuatro que ejecutó Holanda, y los acierto de Sánchez Moccia y Aymar
clasificaron a Las Leonas a la final.
Los saltos y gritos de las jugadoras,
con un estadio colmado vivando a Las Leonas, fue la última postal. Al
menos la de ayer, tras eliminar a Holanda, la misma que le ganó la final
del Champions de Amsterdam 2011. Hoy se escribirá otro capítulo. Se
espera que sea con gloria.
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