La iniciativa fue del Movimiento Los Sin Techo con fondos aportados por el gobierno provincial. Los beneficiarios colaboraron aportando la mano de obra con una sola finalidad: intentar salir de la marginalidad.
Erradicados. Con la premisa de que la
vivienda mínima ayuda a la constitución de la familia, Los Sin Techo
levantó 20 viviendas y eliminó los ranchos donde residían las familias.
En Las Lomas, barrio emplazado en el oeste de la ciudad, 20 familias recibieron una visita inesperada en mayo del año pasado. En un sector por donde no circulan autos ni colectivos, ni tampoco se ven máquinas mejorando calles o cortando yuyos, aquella vez se detuvo un vehículo. Algunos vecinos se acercaron con incertidumbre. Otros optaron por no hacerlo y quedarse en el interior de su rancho, pensando que el hombre que había descendido era un cartero que les llevaba las intimaciones para que abandonaran la zona por haberla ocupado sin autorización.
La persona que había llegado al barrio se presentó con su nombre y apellido y remarcó ser un trabajador del Movimiento Los Sin Techo que iba a contarles un proyecto que podía interesarles. Les dijo que iban a erradicar los ranchos donde vivían pero que para ello debían colaborar en el proceso de construcción de todas las viviendas. Sorprendidos por la noticia, aceptaron.
Hoy, los 20 ranchos que en aquel entonces eran visibles en la zona de Regimiento 12 de Infantería y Camino Viejo a Esperanza no existen. Fueron reemplazados por viviendas sociales construidas por el Movimiento Los Sin Techo gracias a la donación de esas tierras y a un subsidio económico otorgado por el gobierno provincial.
Manos a la obra
José Luis Zalazar, la persona que sorprendió a las familias con su llegada y está a cargo del área de Vivienda en la organización que originó el fallecido sacerdote Atilio Rosso, contó a El Litoral que en mayo de 2011 un empresario santafesino del rubro inmobiliario -Guastavino e Imbert- les donó una hectárea y media en una zona poblada con ranchos. “Nos dio plano de mensura y subdivisión, lo que significaba que podíamos hacer un plan de viviendas. Inmediatamente pedimos un subsidio a la provincia que nos fue aprobado y pudimos comenzar”, narró. Y agregó: “Construir cada casa tuvo un costo de 8.000 dólares. Se edificaron bajo la metodología de ayuda mutua y esfuerzo propio, ya que apuntamos a despertar el espíritu solidario en la gente marginada. Se ayudan entre ellos y eso es tan importante como la casa”.
Cada unidad habitacional tiene una superficie de 36 m2, techo de zinc, paredes de placas térmicas de hormigón armado, cielorraso de madera, pisos de cerámica, baño, tanque de agua elevado y pozo negro. También cuentan con las conexiones para agua y energía eléctrica. “Lamentablemente a esta zona no llegan los servicios, por lo que por el momento están conectados de manera irregular. Ya los pedimos. La EPE nos prometió que en marzo van a hacer un proyecto con medidores sociales. Por el agua, estamos esperando que nos den una respuesta”, manifestó el encargado del área Vivienda de Los Sin Techo.
También adelantó que más adelante podrían levantar en el predio un centro comunitario y una guardería y que van a escriturar los terrenos a nombre de sus nuevos propietarios.
A modo de reflexión, José Luis Zalazar indicó que “desde la organización estamos convencidos de que a bajo costo podemos resolver el problema de la marginalidad. En la ciudad de Santa Fe hay 2.500 ranchos y no hay planes oficiales, ni de la provincia ni de la Municipalidad, para gente que ni siquiera es pobre. Hace 25 años que estamos en esto, y vemos que se hacen casas pero no se resuelve el problema de la vivienda porque no hay una decisión política de erradicación de ranchos. El año pasado, un bebé murió de frío en Alto Verde y en El Arenal otro falleció quemado. Eso es inaudito y no puede volver a repetirse”.
8.000 dólares costó cada vivienda social construida por Los Sin Techo en el barrio Las Lomas. Los fondos económicos fueron aportados por el gobierno de la provincia.
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