Como la crónica de un episodio
anunciado. Un antiguo balcón de una pensión clausurada (San Luis 1038)
se derrumbó ayer y pudo haber causado una tragedia. Porque si bien el
edificio está vallado desde el 26 de enero pasado, en el lugar viven
unas 15 familias que jamás desalojaron el inmueble.
Como la crónica de un
episodio anunciado. Un antiguo balcón de una pensión clausurada (San
Luis 1038) se derrumbó ayer y pudo haber causado una tragedia. Porque si
bien el edificio está vallado desde el 26 de enero pasado, en el lugar
viven unas 15 familias que jamás desalojaron el inmueble. Se trata de
una antigua casona marcada por el deterioro del paso del tiempo y la
absoluta falta de mantenimiento. Sus habitantes permanecen en el lugar
porque no tienen otro espacio donde ubicarse. Varios informes venían
certificando el riesgo de la edificación, e incluso se había especulado
con la caída.
"Cayó el balcón del medio", relataron
los habitantes de la pensión. Y no se equivocaron. Cerca de las 10.30,
un estruendo estremeció tanto a los caminantes (afortunadamente
empalizada de por medio) como a los que trabajan en los alrededores.
Según los moradores del lugar, hace pocos días "quitaron una viga que
sostenía el balcón al retirar también carteles publicitarios de los
locales comerciales linderos a la entrada a la pensión, que pertenecen
al mismo inmueble". Los escombros invadieron inmediatamente el sector y
en el piso superior sólo quedaron las barandas.
La pensión de dos plantas carga en su
haber con un sinnúmero de irregularidades. No sólo está clausurada
(aunque a esta determinación se llegó con sus moradores aún habitándola)
sino que pesa sobre ella un juicio de desalojo y sigue corriendo riesgo
de derrumbe, tanto interno como externo. "Fijate cómo tuvimos que
levantar algunas paredes para sostener el techo o evitar más grietas",
mostró a La Capital Ricardo Rodríguez. El hombre dio cuenta, además, de
que duerme en cuarto donde abunda la humedad.
Las familias venían pagando hasta
noviembre del año pasado entre 600 y 800 pesos de alquiler mensuales
para vivir en el hacinamiento y la suciedad.
Entre las grietas, fisuras, caños rotos
u oxidados y olor a humedad viven chicos, adultos y ancianos. "Somos,
en su mayoría, trabajadores ambulantes. Hasta 2010 el dueño era el
abogado Armando Alvarez Portacarrero, quien venía a cobrarnos todos los
meses", dijeron, para agregar luego: "En diciembre dejó de pasar a
buscar el pago del alquiler y no entendíamos nada. Después, nos quedamos
sin luz ni agua y, finalmente, llegó una denuncia de usurpación".
Es que el edificio había sido vendido y el nuevo propietario les exigió abandonarlo.
Los habitantes de la casona están aguardando una decisión judicial ya que interpusieron un recurso de amparo".
Paralelamente, el concejal, Alberto
Cortés (Proyecto Sur-PSA) viene gestionado soluciones habitacionales,
tanto en el orden provincial como municipal (ver aparte).
El inmueble contó en 1997 con la última habilitación como bazar.
En 2000 se tramitó un permiso para que funcionara como hospedaje, pero nunca fue otorgado.
Esta situación de precariedad de los
que habitan este tipo de casas de alquiler se repite en toda la ciudad y
refleja las dificultades que atraviesan los ciudadanos que no
encuentran otra alternativa a la hora de buscar dónde vivir.
Gestiones
Con
la autoría del edil Alberto Cortés, el Concejo aprobó en septiembre del
año pasado encomendar al municipio la realización de las gestiones
pertinentes “a los efectos de procurar posibles soluciones
habitacionales a las familias que cohabitan en el inmueble ubicado en
San Luis 1038”. Sólo en 2009 el municipio clausuró 17 pensiones sin
habilitación y en 2011 otras 10. Las autoridades advirtieron que “no
cuentan con herramientas para atender este tipo de casos urgentes”.
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