Lucía Ferraro, la única sobreviviente de la familia santafesina que el 26 de diciembre pasado sufrió un terrible choque en el sur de Brasil (ver aparte), se muestra "más reactiva a estímulos"...
Lucía Ferraro, la única sobreviviente de la familia
santafesina que el 26 de diciembre pasado sufrió un terrible choque en
el sur de Brasil (ver aparte), se muestra "más reactiva a estímulos",
con una "buena evolución de su trauma en el tórax" y "clínicamente
estable".
Sin embargo, la chica, de 16 años, aún no fue operada
de la fractura expuesta de la pierna derecha y su pronóstico "continúa
siendo reservado". Y obviamente, aunque está "más conectada", no sabe
todavía que en el brutal accidente fallecieron sus padres y tres
hermanos.
"Está como mejor puede: cuidada y rodeada de su
familia", dijo ayer el administrador del colegio Boneo (al que asistían
todos los chicos Ferraro), Luciano Cefaratti, quien ya visitó a Lucía y
mantiene permanente contacto con sus abuelos.
La recuperación
La adolescente lleva ocho días internada en el área
de terapia intensiva del sanatorio Garay, en la ciudad de Santa Fe, de
donde eran oriundos sus padres y donde vive aún el resto de su familia
-abuelos y tíos-, que ayer, abrumados por el drama, prefirieron no hacer
declaraciones y dejar el manejo de la información exclusivamente en
manos del sanatorio.
El último parte médico emitido por el centro de
salud, del lunes pasado, establece que Lucía se encuentra estable y sin
sedación, pero todavía permanece con pronóstico reservado.
Sin drenaje
Con la firma del director médico del sanatorio,
Emilio Moreno, el parte también consigna que "neurológicamente" la
adolescente responde más a los estímulos y que ese mismo día se le
retiró el drenaje torácico. Hoy, adelantaron desde el efector, podría
haber un nuevo parte.
De cualquier modo, Cefaratti, que ya visitó a la
chica y a sus familiares en Santa Fe, confirmó que "Lucía está
mejorando", lo que "tiene a los médicos muy contentos".
Un proceso lento
Aun así, el directivo del colegio Boneo reveló que el
proceso "pinta lento" y cada avance en la salud de la adolescente es
algo a celebrar.
"Va reaccionado a los estímulos, lo que es muy bueno,
pero sigue muy somnolienta", dijo, quizás por los efectos del fuerte
shock que sufrió y hasta el estrés que significó, en su estado, haber
sido trasladada en ambulancia desde el hospital de Brasil, razonó.
Cefaratti también contó que los médicos del Garay
evalúan operar a la chica de la fractura de su pierna derecha "en los
próximos días", aunque reconoció que los avances en materia de salud
serán para Lucía posiblemente mucho más rápidos que lo que le llevará
transitar un duelo tan doloroso tras la pérdida de toda su familia en el
accidente.
La hipótesis del error humano
Aunque las pericias definitivas sobre los vehículos
involucrados en el fatal accidente de la familia Ferraro sobre una ruta
del sur de Brasil estarán listas recién en 30 días, cada vez hay más
certezas de que al choque lo causó un “error humano” y no una falla del
auto. Según sostuvo ayer el oficial Carlos Gardel, de la policía civil
de Rosario do Sul, la Zafira de los Ferraro —que conducía Leticia
Debuck, la mamá— chocó de frente con el ómnibus de la empresa Planalto
cuando “sobrepasaba a otro vehículo”, algo no mencionado hasta ahora. Es
más, el policía afirmó que “hay una gran posibilidad de que haya habido
imprudencia y exceso de velocidad”. Y dio todo un dato: dijo que cuando
dos autos argentinos viajan juntos suelen “no querer separarse”. Y en
ese intento, es frecuente que cometan infracciones.
Los peritajes sobre el auto y el colectivo (que se realizan en la ciudad de Santana do Livramento), las fotografías y mediciones tomadas en el lugar del accidente, recién obrarán en poder de la policía gaúcha dentro de un mes.
Aun así, dijo Gardel, el escenario del accidente y testimonios de los pasajeros del micro llevan a pensar que no fue una falla mecánica la causa del accidente, sino una “imprudencia” de la conductora del auto, una de las cinco víctimas fatales del choque.
“Porque además el ómnibus venía a no más de 40 kilómetros por hora porque iba a descender un pasajero”, razonó el oficial. Gardel aprovechó para dar un consejo a los turistas argentinos. “Se tienen que cuidar más —dijo—, porque todos los años vemos que cuando viajan dos autos juntos y uno se aleja un poco, el otro lo quiere alcanzar y a veces comete infracciones o imprudencias para no separarse”.
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