Tras el fallecimiento de una
beba en un jardín maternal de Rosario, Santa Fe se prepara para trabajar
con un nuevo sistema de regulación de instituciones de nivel inicial
que no dependen de la provincia.
El caso del fallecimiento de una beba de 11 meses en una
guardería de Rosario despertó la inquietud de muchos padres y madres que
no conocen certeramente qué tipo de controles se realizan en esos
establecimientos educativos. La secretaria de Educación de la
Municipalidad, Rossana Ingaramo, explicó a Diario UNO que el control de
las guarderías y aquellos jardines de infantes que no pertenecen al
Ministerio de Educación queda en manos del municipio. Al respecto,
indicó que a partir de la implementación del Sistema Municipal de
Educación Inicial –que aún no ha sido aprobado por el Concejo pero no
encontraría trabas– la secretaría que dirige Ingaramo será la encargada
de garantizar que se cuente con un proyecto educativo, se contrate sólo a
docentes y se respete la cantidad de niños por sala.
La funcionaria municipal dialogó con Diario UNO sobre las acciones que se encararán a partir de la implementación del sistema. “Controlamos los jardines que no están dentro de la órbita de la provincia, como las guarderías privadas tanto de personas particulares como de ONG. Todos los jardines son habilitados y controlados por la Municipalidad desde dos dimensiones. La primera tiene que ver con la habilitación del negocio”, explicó.
Al respecto agregó que se incorporó otro control que se vincula con lo pedagógico y las características propias del nivel. “Pusimos en vigencia una ordenanza de 1998 que incorpora la perspectiva de la educación”, detalló y marcó que a partir de esa normativa se controla la cantidad de niños que hay por sala para garantizar que no estén hacinados y que el personal que esté a cargo de los chicos sea docente.
“Y más avanzada la gestión, en los últimos dos años, armamos una red voluntaria para la capacitación y el asesoramiento de los propietarios de los jardines de infantes”, indicó.
Garantizar la calidad
Entre los controles que se realizan en esos establecimientos educativos se destacan aquellos que están normados a nivel nacional como la cantidad de chicos que puede haber por sala. Entonces para los menores de un año no puede haber más de seis pequeños; en la sala de uno entre nueve y 10; y la de dos, entre 10 y 12 niños como máximo.
Otro eje central del trabajo ha sido el desarrollo de los proyectos institucionales que marcan cómo el jardín encara la tarea pedagógica. “El objetivo es garantizar que todos los niños de la ciudad tengan acceso a la misma calidad educativa”, sostuvo Ingaramo.
Al respecto señaló que se trabaja tanto con los propietarios particulares como con las asociaciones y organizaciones no gubernamentales que dirigen los jardines para asesorarlos en el armado del proyecto y en el diseño de las estrategias educativas. “Todos van a tener las mismas reglas de juego. El proyecto pedagógico educativo debe indicar cómo se atenderá al chico, qué queremos que aprenda y de qué manera”, indicó la funcionaria.
Por último, recordó que en la capital provincial existen 56 jardines que pertenecen a personas particulares y cinco que son dirigidos por vecinales, ONG u otra institución sin fines de lucro similares.
El caso de Rosario
La muerte de una beba de apenas 11 meses en Rosario y la denuncia por negligencia presentada por sus familiares causó conmoción en el jardín maternal de Montevideo al 1.700, por lo que en las horas posteriores al hecho intervino el Área de Supervisión de Jardines Particulares de la Municipalidad de esa localidad. “Fundamentalmente, se trabajó en la contención de los padres de los chicos que concurren al jardín, y de los docentes, y se controlaron las condiciones de los chicos”, explicó Natalia Álvarez, la coordinadora del área.
El Jardín de Infantes y Maternal Soles de Rosario funciona desde 2007, cuando fue habilitado por la Dirección de Habilitación de la Municipalidad. Ahora, la muerte de Maia Altamirano continúa investigándose en el juzgado Correccional Nº 3 de los Tribunales provinciales.
El hecho se produjo el 19 de diciembre pasado, cuando Maia fue dejada en el maternal por su abuela. Su mamá, Natalí Giménez, recibió un llamado donde le avisaban que la chiquita había sido trasladada al Hospital de Niños Víctor Vilela, pero cuando llegó la beba había fallecido.
Según el relato de los familiares de la pequeña, las autoridades del jardín dijeron que se encontraba durmiendo cuando se ahogó.
La funcionaria municipal dialogó con Diario UNO sobre las acciones que se encararán a partir de la implementación del sistema. “Controlamos los jardines que no están dentro de la órbita de la provincia, como las guarderías privadas tanto de personas particulares como de ONG. Todos los jardines son habilitados y controlados por la Municipalidad desde dos dimensiones. La primera tiene que ver con la habilitación del negocio”, explicó.
Al respecto agregó que se incorporó otro control que se vincula con lo pedagógico y las características propias del nivel. “Pusimos en vigencia una ordenanza de 1998 que incorpora la perspectiva de la educación”, detalló y marcó que a partir de esa normativa se controla la cantidad de niños que hay por sala para garantizar que no estén hacinados y que el personal que esté a cargo de los chicos sea docente.
“Y más avanzada la gestión, en los últimos dos años, armamos una red voluntaria para la capacitación y el asesoramiento de los propietarios de los jardines de infantes”, indicó.
Garantizar la calidad
Entre los controles que se realizan en esos establecimientos educativos se destacan aquellos que están normados a nivel nacional como la cantidad de chicos que puede haber por sala. Entonces para los menores de un año no puede haber más de seis pequeños; en la sala de uno entre nueve y 10; y la de dos, entre 10 y 12 niños como máximo.
Otro eje central del trabajo ha sido el desarrollo de los proyectos institucionales que marcan cómo el jardín encara la tarea pedagógica. “El objetivo es garantizar que todos los niños de la ciudad tengan acceso a la misma calidad educativa”, sostuvo Ingaramo.
Al respecto señaló que se trabaja tanto con los propietarios particulares como con las asociaciones y organizaciones no gubernamentales que dirigen los jardines para asesorarlos en el armado del proyecto y en el diseño de las estrategias educativas. “Todos van a tener las mismas reglas de juego. El proyecto pedagógico educativo debe indicar cómo se atenderá al chico, qué queremos que aprenda y de qué manera”, indicó la funcionaria.
Por último, recordó que en la capital provincial existen 56 jardines que pertenecen a personas particulares y cinco que son dirigidos por vecinales, ONG u otra institución sin fines de lucro similares.
El caso de Rosario
La muerte de una beba de apenas 11 meses en Rosario y la denuncia por negligencia presentada por sus familiares causó conmoción en el jardín maternal de Montevideo al 1.700, por lo que en las horas posteriores al hecho intervino el Área de Supervisión de Jardines Particulares de la Municipalidad de esa localidad. “Fundamentalmente, se trabajó en la contención de los padres de los chicos que concurren al jardín, y de los docentes, y se controlaron las condiciones de los chicos”, explicó Natalia Álvarez, la coordinadora del área.
El Jardín de Infantes y Maternal Soles de Rosario funciona desde 2007, cuando fue habilitado por la Dirección de Habilitación de la Municipalidad. Ahora, la muerte de Maia Altamirano continúa investigándose en el juzgado Correccional Nº 3 de los Tribunales provinciales.
El hecho se produjo el 19 de diciembre pasado, cuando Maia fue dejada en el maternal por su abuela. Su mamá, Natalí Giménez, recibió un llamado donde le avisaban que la chiquita había sido trasladada al Hospital de Niños Víctor Vilela, pero cuando llegó la beba había fallecido.
Según el relato de los familiares de la pequeña, las autoridades del jardín dijeron que se encontraba durmiendo cuando se ahogó.
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