Los padres de los chicos
asesinados en la villa Moreno serán recibidos por las autoridades.
Organizaciones sociales marcharán hoy por "justicia y el
esclarecimiento" del triple crimen.
Era una noche de fiesta, con música,
petardos y un murmullo constante en la vereda. Cerca de las 3.30 de la
mañana, unos 20 adolescentes hacían la previa en el lugar de siempre,
detrás de un arco de la canchita del club Oroño, para ir a una fiesta en
la casa de un amigo de otro barrio. Pasadas las 4, algunos ya se habían
ido para allá, otros fueron a pedirles permiso a sus padres y Jere,
Patom y Mono seguían esperando a dos chicas que se habían ido a cambiar
la ropa. Varios vecinos habrán pensado, como la madre de Mono, que la
absurda y horrorosa balacera desatada a eso de las 4 del primer día del
año eran cohetes.
Alguna noche los vecinos del barrio Moreno volverán a
sacar las sillas a la vereda, pero no por estos días. Además de
conmocionados por el crimen de Jeremías Trasante (17), Claudio Mono
Suárez (19) y Adrián Patom Rodríguez (21), quienes viven en la humilde
zona de Presidente Quintana y Dorrego también tienen miedo.
"No hay casi nadie en la calle, y menos de noche". El
comentario generalizado que en otro barrio se explicaría por un éxodo
vacacional, acá se refiere a tiros e incursiones por los pasillos como
rebote de un enfrentamiento entre delincuentes que continúa a pesar de
la muerte de tres inocentes.
Movimiento. Sin embargo, ayer a la
tarde mucha gente pasaba por el descampado de Presidente Quintana al
1800 donde se erige el local, recién terminado, de la agrupación barrial
donde militaban los pibes asesinados. Allí, familiares, vecinos y
amigos preparaban coloridas pancartas para la marcha a realizarse hoy
con una consigna tan simple que se resume en tres palabras: "Sólo
pedimos justicia".
La militancia barrial no era nueva para Patom. A los
13 había comenzado en Jóvenes de Pie. "Lo llevaron las hermanas. Yo no
podía creer cómo se enganchó", recuerda su papá Ignacio Rodríguez (59)
con austera admiración. Esa apasionada experiencia que arrastraba, había
convertido al pibe en uno de los motores del Movimiento 26 de Junio que
dos años atrás se instaló en el barrio. Entre otros proyectos, Adrián
quería armar un grupo de cumbia "para sacar a los pibes de la esquina".
El iba a ser el cantante.
"Estos chicos (en alusión a la agrupación barrial
enrolada en el Frente Popular Darío Santillán) no vinieron a meternos la
mano en el bolsillo. Nos enseñaron a organizarnos, a movilizarnos y
reclamar nuestros derechos", cuenta Lita Gómez (55), madre de Claudio.
Orgullosa de su inmenso nene de 120 kilos, cuenta que él y sus amigos
estaban encargados de la seguridad en las marchas. "Iban adelante,
cortaban las calles, cuidaban a la gente", dice con la mirada perdida en
algún recuerdo.
Mono se repartía entre changas que hacía con su padre
albañil y las comidas que preparaba para un emprendimiento de la
agrupación que este año se convertirá en rotisería.
"La falta de espacio era un problema, pero ahora con
el salón vamos a trabajar mejor", explica Lita sobre el local de la
organización barrial que quedará como un legado de los pibes asesinados;
tres meses habían trabajado sin parar para construirlo.
Impacto de amor. El más nuevo en el
Movimiento 26 de Junio era Jere, que había entrado hace seis meses. Ya
hacía dos años que ayudaba a familiares de personas detenidas en las
cárceles, llevándoles ropa o alimentos a sus hogares, en el marco del
trabajo que desarrollan sus padres, pastores evangélicos de la Iglesia
Pentecostal.
"Siempre le sembramos la pasión por ayudar y a los 15
se animó a empezar", cuenta su papá, Eduardo Trasante (46), sobre el
trabajo comunitario que encendió la chispa de la militancia en Jere.
"Compartir actividades con los chicos del movimiento
le hizo muy bien, lo hizo crecer", sostiene en tono firme y pausado;
como si le peleara una batalla al dolor aferrándose a todo lo bueno que
vendría avizorando para el futuro de su hijo. Y agrega, con sencillez,
sobre los cumpas de Jere: "Quiero aprovechar este medio para agradecer a
esta organización de jóvenes. Estoy impactado por cómo aman a nuestros
hijos y cómo trabajan para sacarlos de la calle", dice con sencillez
sobre los.
Muchos. "No queremos vivir con
miedo". "Asesinos presos, basta de impunidad". Las consignas escritas
con fibrón sobre papel afiche intentan reforzar la "justicia" que se
pedirá hoy a partir de las 10 frente a Tribunales. Cerca de medio
centenar de organizaciones comunitarias, gremiales y políticas de la
ciudad comprometieron su asistencia.
La idea de la convocatoria de los familiares de los
chicos y del movimiento en el que militaban, que será reforzada con
actos del Frente Santillán en otras provincias, es entrevistarse con el
juez del caso y luego marchar hasta la sede local del gobierno, frente a
la plaza San Martín. Allí, sobre el mediodía, serán recibidos por el
gobernador Antonio Bonfatti y los máximos funcionarios de Gobierno,
Seguridad y Justicia.
"No vamos a marchar sólo por nuestros hijos sino
también por todas las familias del barrio", dice Eduardo. A su lado,
Ignacio y Lita asienten. Saben que son muchos, en la ciudad y el país
("y en Latinoamérica", agrega Trasante) los padres como ellos. Y en
nombre de sus hijos seguirán peleando —"hasta el final", afirma
Rodríguez— por su derecho a volver a disfrutar de una noche fresca
mateando en la vereda. Eso también sería justo.
Conviene que se presenten
El juez de Instrucción Juan José Pazos, quien lleva
adelante la causa por el triple crimen en la villa Moreno, ratificó ayer
que no hay detenidos por el trágico hecho y que los presuntos
implicados siguen prófugos de la Justicia. En ese orden, el magistrado
manifestó que “hay un temor grande y justificado en gran parte de la
población a la hora de colaborar con datos y eso torna difícil la
investigación, porque los testigos que creemos que han visto algo dicen
no saber nada y así se nos van cerrando puertas”.
En declaraciones radiales, Pazos remarcó una vez más que “hasta que no haya detenidos, las sospechas que vamos teniendo es que se todo se trató de hechos concatenados que empezaron en diciembre (con el ataque a tiros contra Facundo O.) y terminaron, creo que terminaron, en la canchita de fútbol”, donde asesinaron a tres militantes inocentes.
Finalmente, en una frase que parece dirigida no sólo a los sospechosos sino también a los abogados que los defienden y hasta la misma policía, Pazos dijo: “Si se presentan los buscados quedarán detenidos con todas las garantías del caso y es conveniente que se presenten, hasta por el bien de su salud”.
En declaraciones radiales, Pazos remarcó una vez más que “hasta que no haya detenidos, las sospechas que vamos teniendo es que se todo se trató de hechos concatenados que empezaron en diciembre (con el ataque a tiros contra Facundo O.) y terminaron, creo que terminaron, en la canchita de fútbol”, donde asesinaron a tres militantes inocentes.
Finalmente, en una frase que parece dirigida no sólo a los sospechosos sino también a los abogados que los defienden y hasta la misma policía, Pazos dijo: “Si se presentan los buscados quedarán detenidos con todas las garantías del caso y es conveniente que se presenten, hasta por el bien de su salud”.
Danonino
Leonel Matías S., el chico de 17 años conocido como
Danonino que había sido arrestado por participar del ataque a tiros
contra Maximiliano El hijo del quemado Rodríguez, hecho que derivó en el
triple crimen de la villa Moreno, recuperó ayer la libertad aunque
sigue vinculado a la investigación. Así lo confirmaron altas fuentes
policiales que están a cargo de la pesquisa, las que aseguraron que el
menor quedó bajo la tutela de sus padres por orden de la jueza de
Menores Nº 4, María Dolores Aguirre Guarrochena.
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