El silencio temeroso de la noche
daba señales de peligro. En Peñaloza y Risso eran las 2.25 de una
agitada madrugada. La presencia del equipo de El Litoral causó malestar
en dos integrantes del barrio: un conductor y el acompañante a bordo de
un Fiat Duna blanco, con vidrios oscuros, detuvieron su marcha a un
metro y medio, tras advertir las cámaras. La ventanilla bajó sólo unos
centímetros, como para fijar los ojos en un auto desconocido para ellos.
Mirada amenazante, actitud de intimidación. De repente, el Duna
continuó su marcha, pero metros después dio un giro sorpresivo en U para
volver a instalarse a la par. La acción causó el efecto deseado: hubo
que salir de allí. El Duna siguió al auto “sospechoso” durante una
cuadra y se metió rápido hacia el oeste, en barrio Las Flores. Minutos
antes, las cámaras de El Litoral registraron una actividad prohibida que
se repite sistemáticamente y nadie controla: las picadas de motos.
Los vecinos de la Costanera soportan a diario los
ruidos de la noche santafesina, sobre todo durante el verano. En otras
épocas, el padecimiento les tocaba a las familias del microcentro, a
partir del funcionamiento de los boliches en la zona. Pero ya es
tradición entre los jóvenes reunirse -sobre todo de jueves a domingo- a
la vera de la Setúbal. El punto de unión es El Faro (Av. Almirante Brown
y Muttis), aunque la presencia de miles de motos y autos se extiende
para ambos lados de la Costanera y las calles internas, como Muttis,
Diagonal Matturo y Av. Siete Jefes.
Una noche allí ofrece todo tipo de imágenes: equipos
de música en los baúles funcionando a lo que dé; bebidas alcohólicas que
vienen y van; siete carribares despachando comidas rápidas y un sistema
de tránsito colapsado, en mayor medida por un altísimo porcentaje de
motociclistas que no acatan las reglas, ya que hay otros que sí lo
hacen. En cambio, los automovilistas tienen menos chances de circular
“por donde quieran” debido al espacio y a los operativos de control.
Igualmente se observaron varios vehículos rompiendo las reglas.
En la madrugada del viernes 30 de diciembre, personal
de la Dirección de Control de la Municipalidad y la Unidad Regional I
(URI) realizaron un operativo conjunto, fundamentalmente de prevención y
educación vial. El foco de los controles se dio en la rotonda de
Costanera y Muttis, frente a El Faro (aquí sólo paraban autos); también
había inspectores y móviles policiales en Laprida y Muttis, en el
ingreso al Puente Colgante, a la altura del Code (en este sector se
controlaban las motos) y por Siete Jefes. Asimismo, hubo inspecciones en
la Costanera Este y la zona de acceso a los boliches ubicados a la vera
de la Ruta 168. Allí no se presentaron inconvenientes de consideración.
El Litoral dialogó con los encargados del operativo,
quienes filmaban las maniobras no permitidas que efectuaban muchos
motociclistas. “Es un tema delicado, porque la mayoría tiene una actitud
prepotente frente a las autoridades y busca esquivar los controles
permanentemente”, coincidieron. Hubo retenciones de vehículos, pero lo
más llamativo era el peligro latente que representan las miles de motos
apostadas en todo el paseo costero, metiéndose por la vereda, girando
indebidamente en el medio de la calle o levantando velocidad en los
puntos de control para no ser advertidas. Sin embargo, en ningún momento
fueron interceptadas por los encargados de los operativos de control.
Reacciones
La presencia de las cámaras de El Litoral y
Cable&Diario produjo incomodidad entre algunos motociclistas. Muchos
se dispersaban o aceleraban la marcha; otros miraban para el lado
contrario a la lente. “¿Para qué son las fotos?”, preguntó un hombre con
cara de pocos amigos, mientras el resto observaba detenidamente.
Al mismo tiempo, las picadas se iban “cocinando”.
Varios grupos (y numerosos) aguardaban expectantes sobre la Costanera.
Era la 1.30 y de a poco se iban diseminando hacia el oeste, por calles
internas para no ser controlados. Algo estaba por ocurrir...
Ruidos de motos a gran velocidad se escucharon a lo
largo de todo el recorrido, pero en Peñaloza y Risso se detectaron dos
grupos de ocho y diez motos “picando” hacia el norte. Inclusive, un
vecino de Peñaloza al 7.500 atendió a El Litoral a las 12.35, justo
cuando sacaba la basura a la calle y, casi metiéndose a su casa, comentó
que “el sonido de las motos que pasan fuerte se escucha
permanentemente, aunque antes era peor”.
Sobre la Av. Almirante Brown, la velocidad va de
acuerdo a la hora de la noche: mientras más tarde, menos tránsito, por
ende se ve todavía más claro el rápido andar de algunos motociclistas y
las múltiples infracciones que cometen.
En la mitad de la madrugada, los operativos de
control seguían pese a que la actividad ya había disminuido. Sin dudas
que la música fuerte y el alboroto a esa hora molesta, pero es peor aún
el sonido ensordecedor que emana de las motos. El riesgo de jugar con la
velocidad, sin la más mínima seguridad, genera un combo que puede ser
fatal. Para unos, y para otros.
Las pistas de la ciudad
1) Peñaloza, de Alberti a Gorriti.
2) Gorriti, entre Aristóbulo del Valle y Peñaloza.
3) Galicia, de Aristóbulo a General Paz y luego por Boneo hasta la Costanera.
4) Aristóbulo del Valle, de Gorriti hacia el norte.
5) A lo largo de toda la Av. Almirante Brown (aunque
es la única avenida con controles, por eso la actividad depende del
horario).
El pedido de vecinos de la Costanera
“Queremos más seguridad”
Cansados. Con el Puente Colgante de fondo, los vecinos recibieron a El Litoral para manifestarle la situación que atraviesan hace años. |
Una historia refleja la impotencia de algunos
propietarios del barrio Siete Jefes. “A los 14 años vi este lugar y
dije: ‘¡Qué lindo sería vivir acá!’. Lamentablemente, hoy (40 años más
tarde) me tengo que ir porque no soporto más esta situación”.
El hombre no quiso salir en la foto ni dar su nombre,
pero igualmente le contó su decisión, con tristeza, a El Litoral. Al
mismo tiempo, un grupo de personas de la Costanera Vieja coincidió en su
pedido a las autoridades para tener mayores controles en la zona, sobre
todo a la hora de la salida de los boliches de la costa y, durante la
madrugada, con las picadas de motos.
Gabriel Mraz, Jorge Castillo, Nahuel Bay, Horacio
Irazoqui representaron a los vecinos de una zona que históricamente se
vio afectada por los ruidos molestos y las carreras de vehículos.
“Antiguamente, corrían carreras de autos y motos
sobre la Costanera. Hicimos la denuncia ante la policía, pero nadie hizo
nada. Hoy, arrancan por esta calle lateral (Grand Bourg y Castellanos) y
recorren unas cuatro cuadras hacia el norte a toda velocidad”,
precisaron.
Gritos y desmanes
Horacio recordó que “el otro tema es la salida de los
boliches de la costa. Pasan por las casas golpeando todo, a los gritos y
utilizan los frentes como baño público. Todos los fines de semana, una
cuadrilla municipal limpia toda la Costanera para que nadie vea la mugre
que se genera. Eso sucede bien temprano y juntan todo el botellerío”.
Jorge es portero en un edificio de la zona y aseguró
que ve todo lo que sucede. “Muchas veces llamé a la policía, pero nunca
hicieron nada. He visto cosas terribles: por ejemplo, los sábados a la
mañana pasa cualquier cosa con algunos grupos de jóvenes, que generan
disturbios frente a las casas de los vecinos y con los autos que pasan”.
Y pidió más seguridad, “porque hasta que no pase una desgracia nadie
hará nada. A la hora de la salida de los boliches, esto es tierra de
nadie”.
Gabriel y Nahuel también se refirieron a las cámaras
para controlar la velocidad sobre la Costanera. “Los que pagamos la
patente estamos bajo la mira, mientras que los que andan a mayor
velocidad y sin casco pasan tranquilos. Además, son un riesgo para gente
inocente, que ante maniobras peligrosas de algunos motociclistas corren
riesgo de sufrir un accidente. No nos merecemos esta situación, porque
pagamos los impuestos como todos, y no son nada baratos”, concluyeron.
+ información
Hoy podrán verse las imágenes de las picadas de
motos en El Tema del Día, el resumen de noticias de Cable&Diario que
se emite de lunes a viernes, a las 20. Además, habrá un compilado de
imágenes y videos en el portal del diario: www.ellitoral.com.
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