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sábado, 3 de agosto de 2013

Un experto en política anticipa que "no habrá grandes novedades" en las elecciones

A 8 días de las primarias, el ex decano de la UNC Mario Riorda trazó un amplio panorama sobre el estado de las campañas nacionales, las estrategias y los pronósticos.
Festival. Riorda tiene una mirada crítica sobre las campañas en marcha.FESTIVAL. RIORDA TIENE UNA MIRADA CRÍTICA SOBRE LAS CAMPAÑAS EN MARCHA.
Mario Riorda es consultor en estrategia y comunicación para gobiernos y partidos en América latina. Fue decano de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de Córdoba y es uno de los expertos más reconocidos y buscados en el mundo de la política argentina. A 8 días de las primarias, Riorda trazó un amplio panorama sobre el estado de las campañas nacionales, las estrategias y los pronósticos.
   —¿Hay algún aspecto particular de la campaña electoral en marcha que le haya llamado la atención?
   —Sí, y es en primer término la subestimación o minimización del impacto de las Paso, evidenciado en cómo los partidos políticos han ignorado la potencialidad estratégica de la ley. Queda muy claro que todos quieren hacer la mejor performance electoral posible. Sin embargo cuesta comprender por qué los partidos no agregan opciones u ofertas dentro de su mismo partido en esta instancia, porque al ser simultáneas y obligatorias, no importa cuántos votos obtiene un candidato de un partido, sino mucho más cuanto obtiene un partido en la sumatoria de todos sus candidatos, ya que todo lo que gana un partido, lo pierde el otro. Las primarias no son internas, son instancias de democraticidad intrapartidaria hecha pública. Y a pesar de ser menos los partidos que apostaron a la competencia primaria respecto de quienes no lo hicieron, se vislumbra con claridad que el resultado de esos partidos en las primarias, potencialmente, sería mayor que si sólo hubieran presentado candidatos únicos.
   —¿Cómo describiría las estrategias electorales que han impulsado las fuerzas de la oposición?
   —Algunos no se ocuparon de la estrategia, y otros decididamente ni de la estrategia —hablando de argumentos— ni de la estética, realizando campañas de muy bajo nivel de producción. Esto resulta extraño, porque el costo de producción es bajísimo comparado a la inversión de pauta absorbida por el Estado nacional en el nuevo sistema electoral. Lo que quiero decir es que se gasta infinitamente menos desde los partidos, pero el ahorro no significa una mejora en otros aspectos que hacen a la profesionalización de las campañas. Muchas campañas arrancaron diciendo A y hoy están diciendo B, lo que equivale a decir que hubo cambios drásticos. Consecuente con este estado de cosas, muchos de los partidos le hablan a toda la sociedad, cuando su campaña debiera enfocarse estratégicamente en nichos, en segmentos, en partes del electorado.
   —¿Qué rol ocupa la presidenta en esta campaña del oficialismo? ¿Es Cristina el “as de espadas”?
   —Cristina tiene un rol preponderante a escala nacional. Evidentemente sigue siendo la política con mayor acumulación de votos en el país y por ende garantizando con cierta amplitud que el kirchnerismo siga siendo la primera minoría electoral. Pero también juegan un rol fuerte cada uno de los gobernadores oficialistas en cada distrito en particular. La visibilidad y el rol de Scioli es un claro ejemplo de ello en provincia de Buenos Aires, pero que se replica en muchos distritos del país. No obstante, como no hay elecciones ejecutivas y al tratarse sólo de elecciones de medio término, también están cobrando protagonismo, como es obvio que suceda, los propios candidatos. Y esto es importante, porque se suele confundir el denominado “voto arrastre” —que no existirá técnicamente en este caso, ya que los líderes ejecutivos no aparecen en las boletas—. Ante ello, el rol de CFK o los líderes distritales es más bien un apuntalamiento o apoyo antes que un intento de “voto arrastre”. Suma, contribuye, pero podría tener una efectividad menor, y por eso es correcto que las campañas, en términos de efectividad, no dejen afuera el protagonismo de sus candidatos por más buena aceptación que puedan tener los líderes.
   —Massa inició el proceso preelectoral convertido en la “gran novedad”.
   —Massa es el gran favorito porque lo venía siendo desde hace años, especialmente por su transversalidad electoral, captando votantes de todos los otros partidos. No obstante ello, aun ganando —que sería lo previsible— ha tenido un serio desperfilamiento electoral, perdiendo más de 9 puntos desde su lanzamiento, o más de 15 si lo comparamos con datos de hace tres meses. Creer que su nivel de positividad en imagen, efectivamente su gran diferencial, hoy es suficiente para ganar, es un error. Es uno de los ejemplos más notables de cambio de estrategia en tan pocos días y, desde mi punto de vista, una de las estrategias más complejas para entender. Siempre quiero ser respetuoso de las estrategias de otros porque uno las desconoce, pero en términos del análisis de su desempeño, por lo que podemos ver públicamente, es complejo su análisis, complejo el nivel de expectativas de sus promesas que lo condicionará a futuro y sorprendente la calidad de producción de su estética electoral, poco acorde a su nivel de visibilidad.
   —¿Cuál su pronóstico en provincia de Buenos Aires?
   —El pronóstico se ha tornado competitivo. No me gusta dar resultados porque no soy encuestador y debo guiarme por encuestas de terceros, pero claramente hoy se registran tres hechos. El descenso de Massa y, al día de hoy, si ha dejado de descender, al menos está un visible estancamiento o amesetamiento. Un ascenso sostenido de Insaurralde, y una fuerte polaridad de Stolbizer y De Narváez. Importante es reconocer que ambos han crecido uno o dos puntos, lo que explica también el descenso de Massa, dada la transversalidad a la que recién aludía.
   —En Rosario, la campaña es de una chatura casi absoluta. Casi que no se debate de política. Bien podría citarse a su libro “¡Ey las ideologías existen!”. ¿A nivel nacional se da el mismo fenómeno?
   —Sí, hay chatura endémica en todo el país, utilizando una ironía. Pero ello obedece también a que las campañas, aun ideologizadas, han dejado atrás el concepto de plataforma electoral y ya no constituyen un debate temprano de las políticas públicas por venir. La plataforma electoral es un resto arqueológico en un proceso electoral. A ello hay que sumarle la excesiva hiperpersonalización de la política como rasgo dominante. Los candidatos presentan principios generales, orientaciones de políticas poco específicas y algunas veces sólo valores. Seguridad, disminución de la pobreza, combate a la corrupción, son sus ejemplos típicos, y ni siquiera en Argentina, sino en cualquier país. Esto se denomina “valencias”, es decir proposiciones sobre las cuales todos podrían estar de acuerdo, siempre y cuando no se desarrolle el “cómo se haría”.
   —¿Serán las primarias una gran encuesta o definirán los resultados de octubre?
   —No, no son una gran encuesta. Esta idea se deriva de las elecciones del 2011, la única y primera experiencia donde no hubo corrimiento electoral tras el efecto persuasivo de las campañas y sólo entre el 2% y 4% del electorado modificó su voto previo estimulado por las Paso. Junto a ello la proporción de votos obtenidos hizo aumentar el voto oficialista entre las Paso y las generales. Pero el contexto era otro.
   —¿Cómo cree que quedarán las principales referencias políticas tras los comicios?
   —Tras octubre no lo sé. Hoy en las Paso no veo expectativas de grandes ganadores, aunque tampoco de grandes perdedores. Igualmente tras octubre, como se trata de una competencia federal de egos regionales, van a quedar, igual que tras 2009, muchos ganadores relativos en los diferentes distritos. No veo tempranamente cambios sustanciales. A lo sumo se incorporará algún que otro nuevo competidor en la esfera nacional de cara a 2015, pero es temprano para hablar de posicionamientos definitivos, porque la multiplicidad de liderazgos distritales requerirán acuerdos que llevarán más de un año en cristalizar como ofertas electorales. Tempranamente se visualiza que el escenario seguirá dándose entre varias minorías, por ahora sin ninguna mayoría clara, salvo que actores del peronismo (en sentido amplio e identitario) realicen acciones de unión o sutura de sectores, algo poco probable hoy.

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