El primer contacto del doctorando de la UNR con la problemática fue un estudio epidemiológico de salud mental en esa franja etárea. Allí comprendió cómo se invisibilizan los riesgos que viven los niños y niñas en contextos vulnerables.
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Un joven investigador de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), el psicólogo Facundo Corvalán, desarrolla actualmente su tesis doctoral que abarca la problemática de la salud infantil en la ciudad de Rosario, por lo que estudió las distintas representaciones sociales de padres, maestros y profesionales de la salud acerca de la salud?enfermedad infantil en la ciudad. El especialista señaló que el tema de la salud en la infancia es un desafío ya que "los niños son vistos como peligrosos más que como habitantes de un lugar de peligro. Se hace alusión más a su peligrosidad, su falta de control, que al peligro que tiene el chico en ciertas situaciones". Según Corvalán, "esto excede a la cuestión monetaria porque corren peligro muchas veces tanto los chicos que tienen ciertas condiciones materiales de existencia como aquellos que no las tienen".
El detonante del interés por este tema en el investigador surge a partir de su participación en un estudio epidemiológico de salud mental en la infancia, a raíz de un convenio establecido entre el Ministerio de Salud de la Nación con la Facultades públicas de Psicología de todo el país. "Fue en mi primera experiencia en el campo, cuando entré en contacto con las diferentes formas de habitar en la infancia, al ver cuántas infancias existen, cuántos contextos sociales y modos de vivir, siendo muchos de ellos alarmantes, me vi en la necesidad de profundizar en el conocimiento de las representaciones sociales de los grupos que tienen influencia sobre la infancia".
Corvalán contó una de las situaciones que lo marcó para continuar en esta línea de investigación: "En la zona del Ludueña visitamos una casa en la que había dentro un basural y en la que vivían varios niños, entre ellos un chico de 8 años que tenía varias infecciones en su espalda. Cuando le preguntamos a la madre si consideraba que su hijo podría contraer enfermedades al estar expuesto a esos residuos nos contestó que él estaba perfectamente sano y que estaba acostumbrado a eso".
Sumado a esto, el especialista expresó su inquietud acerca de la problemática de que los niños, a pesar de trascurrir por múltiples instituciones como la familia, escuela, centros, talleres, a pesar de que hayan tanta ofertas de lugares donde puedan alojarse, sigan aún tan desprotegidos, sigan estando tan solos. "¿Qué es lo que pasa con esas diferentes maneras de entender la infancia en las instituciones y por qué el chico queda en el medio, fragmentado?", se preguntó Corvalán.
Para abordar la problemática, el investigador indagó en las implicancias de las representaciones sociales de los padres, maestros y los profesionales de la salud, acerca de lo que es la salud?enfermedad en la infancia. "Aquellos grupos que están en estrecha relación con la infancia dieron cuenta no sólo de lo que conciben como problemática en salud infantil sino también del modo en cómo actúan en función de estos conocimientos", planteó el especialista, para luego explicar que describir las distintas representaciones sociales de estos grupos "no es otra que describir el sentido común con el que las personas habitan en lo cotidiano, las distintas formas de entender de estos grupos acerca de qué es un chico sano".
Corvalán trabajó con numerosas familias de distintos sectores sociales y económicos, desde hogares con necesidades básicas insatisfechas, centros de salud hasta en instituciones educativas públicas y privadas. Se manejó con informantes claves, realizando entrevistas y ejecutando observaciones de campo. Durante la investigación evidenció la existencia de grandes diferencias que existen no sólo en cuanto a sectores económicos y sociales sino también entre los distintos grupos que ejercen una gran influencia en la infancia como encargados de la crianza, maestros y profesionales de la salud. De esta manera, adoptó un enfoque interpretativo, cualitativo y centrado en una perspectiva etnográfica.
"Trabajar sobre los discursos de la comunidad referidos a los procesos de salud?enfermedad fue la actividad clave para describir las representaciones sociales con las que cada grupo social cotidianamente comprende y domina su contexto", sostuvo el investigador. Y agregó: "El discurso es una unidad de análisis que es una referencia empírica de la persona que coloca este marco de conocimiento que tiene para actuar. Las personas no actúan directamente sobre la salud infantil, sino sobre lo que se representan de la salud infantil. En esta investigación se representa no la representación que tiene el individuo como separado, sino la representación que tiene la persona al formar parte de un grupo social; por eso es representación social".
Corvalán dijo que al comparar los discursos que tienen las familias, los padres, y los profesionales de la salud, "aparecieron varias cosas interesantes, entre ellas, en el sector con alto índice de necesidades básicas insatisfechas, la responsabilidad absoluta de la salud infantil recae sobre la madre, la presencia del padre no aparece, mientras que en el otro sector social es un 50 y 50. A su vez, esta madre que tiene toda la responsabilidad, no se habilita a prácticas sanitarias sino que delega en la figura del médico".
Además, Corvalán indagó durante su investigación en el impacto de las representaciones sociales sobre demandas u ofertas de salud y la particularidad que adquieren las mismas en los distintos contextos socio?económicos. En este sentido, el investigador dijo que "muchas veces los criterios de clasificaciones son cómplices de determinados intereses que nos llevan a clasificar de determinada manera en función de estos intereses. De hecho, los manuales cada vez aumentan más las patologías para que cada vez entren más chicos que deban medicarse. Vamos a terminar por catalogar a un capricho como una enfermedad simplemente para poder vender medicamentos a chicos sanos".
Asimismo, Corvalán planteó que uno de los desafíos es "reconocer los propios criterios locales, las propias formas de enfermarse y las propias maneras culturales de trabajar por la salud en la infancia, no imponiendo arbitrariamente clasificaciones que tienen intereses ideológicos y económicos". La intención es, aseguró el investigador, "acercar estos discursos que muchas veces tienden a fragmentar a la infancia, y tratar que hablen la misma lengua aunque sea en sus diferencias. Al describir estas diferentes representaciones, estamos brindando información para cierta toma de conciencia. Hay que apelar a una construcción colectiva de la problemática".
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