El cura de Barrio Ludueña de Rosario, Edgardo Montaldo, tiene "esperanza de otro mundo posible". Pero cuestionó su rol en la dictadura.
La Capital |
Desde hace 45 años, el salesiano Edgardo Montaldo trabaja en Ludueña, una de las barriadas populares del oeste rosarino. Representante de una tarea pastoral cercana a los pobres y excluidos, el sacerdote manifestó su "esperanza" por el nuevo Papa, aunque recordó las objeciones que pesan sobre Jorge Bergoglio por su accionar en la dictadura: "Parecería que no hubo un pronunciamiento fuerte de defender la vida".
"Creo que en un Papa lo que vale es la imagen de Iglesia que se proponga dar", apuntó Montaldo, y explicó que "hay dos tipos de Iglesia, la Iglesia secta y la Iglesia signo", y que esta última "manifiesta el mensaje de Jesús, para superarse el ser humano y vivir para la felicidad, creciendo juntos en eso".
Montaldo también destacó que existen "testimonios de su persona que cuentan que manifestó siempre una tendencia hacia los pobres en su forma de vivir, y de acudir a las villas donde atendía a sus curas".
Sin embargo, para el sacerdote de Ludueña "también hay un interrogante por lo que realizó en el proceso militar y se le objeta eso", al tiempo que resaltó que "en el Proceso toda la Iglesia estuvo muy lejos del pueblo y no todos hicieron cosas para salvar a mucha gente que desaparecía".
Sin embargo, para el sacerdote de Ludueña "también hay un interrogante por lo que realizó en el proceso militar y se le objeta eso", al tiempo que resaltó que "en el Proceso toda la Iglesia estuvo muy lejos del pueblo y no todos hicieron cosas para salvar a mucha gente que desaparecía".
"Parecería como que en eso no hubo un pronunciamiento fuerte de defender la vida y la dignidad", dijo Montaldo. Y recordó cuando en plena dictadura tuvo una charla con un capellán salesiano: "Lo fui a ver y le pregunté por lo que estaba pasando en el país. Y me dijo que lo que estaban haciendo era para salvar al país del comunismo y el ateísmo".
La principal objeción que involucra a Jorge Bergoglio con su accionar en la década del 70, es cuando estuvo al frente de la congregación jesuita de la Argentina. La denuncia refiere a que dos sacerdotes de esa orden que realizaban tareas en las villas, Orlando Yorio y Francisco Jalics, no habrían tenido la protección de el ahora Papa Francisco antes de ser secuestrados por las fuerzas represivas.
"Bergoglio parecería que no tomó ese pronunciamiento de que lado estaba, si de la vida o de la muerte", señaló Montaldo. Y diferenció esta postura con la que tomaron obispos como Angelelli (La Rioja) y Ponce de León (San Nicolás).
Consultado sobre sus expectativas sobre el nuevo papado, el cura de Ludueña señaló: "Lo de Bergoglio tiene cosas interesantes, que el Vaticano se haya abierto a lo americano eligiendo a un Papa argentino es interesante. Y a lo mejor presenta otra mirada de la Iglesia, más abierta, con otras relaciones políticas por lo que pasa en Latinoamérica".
"Creo me genera una esperanza, tiene muchos elementos para escuchar al Espíritu Santo. Nos crea la esperanza de que otra Iglesia y otro mundo es posible. Otro mundo que responda a los excluidos", concluyó Montaldo.
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