Son dos hombres de 33 y 34 años. En diciembre, robaron una joyería céntrica. Protagonizaron una seguidilla de atracos.
Con la detención de dos sujetos, la policía logró aclarar un importante robo dado contra un joyería céntrica. A la vez, los investigadores hallaron un camino firme en dirección al esclarecimiento de otros resonantes golpes.
La pesquisa se inició en los últimos meses del año pasado cuando se supo de una serie de hechos delictivos, todos cometidos por dos rufianes, con un detalle por demás particular: uno de los malvivientes actuaba con uniforme policial.
Un comerciante; una médica cardióloga y una joyería céntrica fueron algunas de las incursiones que causaron revuelo en la ciudad.
Los episodios daban cuenta de delincuentes con un alto nivel de organización y para nada improvisados, por lo que las luces de alerta de la policía se encendieron al máximo.
A partir de entonces, los pesquisas realizaron un paciente trabajo que terminó de cerrar ayer, con la realización de varios allanamientos, la detención de dos personas y el secuestro de elementos de sumo interés para la causa.
Con los recaudos legales emitidos por el juez de instrucción de la 3a. Nominación, los uniformados cayeron por sorpresa en dos domicilios, de Santo Tomé y en nuestra ciudad. El primero de los operativos se realizó en 7 de Marzo al 3500 y el restante en J. J. Paso al 3800 de nuestro medio.
En el marco de estos procedimientos, la policía detuvo a dos hombres, de 33 y 34 años. Uno de ellos es oriundo de la provincia de Buenos Aires y su compañero tiene domicilio en Santa Fe.
Tras la requisa de los inmuebles, se logró el secuestro de paños con joyas, además de otros objetos de valor y prendas de vestir.
Varias de estas joyas ya fueron reconocidas por sus legítimos propietarios.
Modus operandi
El modus operandi de esta dupla estaba direccionado a obtener, mediante distintos maneras, la confianza de su víctima.
En uno de los casos jugaba un papel crucial el sujeto que actuaba vestido con ropa policial. Amparado en la significación del uniforme el sujeto engañaba a su víctima hasta el momento de dar la “sorpresa”.
En los otros quien lograba la confianza era un rufián que actuaba vestido de civil, pero haciendo gala de una gran simpatía y habilidad para entablar conversación. Una vez que hacía distender la seguridad irrumpía el segundo malviviente disfrazado de policía.
Bajo esta última modalidad se concretó el asalto en la joyería Emilio Pines, de calle 4 de Enero al 1600, hecho ocurrido la tarde del 21 de diciembre de 2012.
Aquella jornada quien ingresó primero al local fue un hombre vestido elegantemente con saco y corbata, el que invocó el nombre de un conocido cliente de la casa. Minutos después el que irrumpió en el lugar fue el “policía”.
En cuestión se segundos, el uniformado y su compinche sacaron a relucir armas de fuego y dieron a conocer los reales motivos de su presencia.
“Esto es un asalto”. “Queremos el dinero y el oro”, les gritaron los rufianes a las tres mujeres que observaban aterrorizadas. Las víctimas fueron llevadas a la parte posterior del local y maniatadas con precintos plásticos.
Los cacos arrasaron con varios paños de alhajas, además de dinero en efectivo.
Se investiga
Consumada la detención de estos sujetos la policía procura establecer si no son los ahora arrestados quienes concretaron otros resonantes golpes.
Entre las víctimas anteriores, figuran una médica cardióloga, la que fue robada en su domicilio de diagonal Goyena al 3200.
Ese mismo día, un comerciante que vive en el barrio Policial, a la altura de Blas Parera al 9100, también sufrió la embestida de un “poliladrón”.
En ambos casos, las víctimas fueron sorprendidas en momentos que ingresaban con sus vehículos a sus cocheras.
La pesquisa se inició en los últimos meses del año pasado cuando se supo de una serie de hechos delictivos, todos cometidos por dos rufianes, con un detalle por demás particular: uno de los malvivientes actuaba con uniforme policial.
Un comerciante; una médica cardióloga y una joyería céntrica fueron algunas de las incursiones que causaron revuelo en la ciudad.
Los episodios daban cuenta de delincuentes con un alto nivel de organización y para nada improvisados, por lo que las luces de alerta de la policía se encendieron al máximo.
A partir de entonces, los pesquisas realizaron un paciente trabajo que terminó de cerrar ayer, con la realización de varios allanamientos, la detención de dos personas y el secuestro de elementos de sumo interés para la causa.
Con los recaudos legales emitidos por el juez de instrucción de la 3a. Nominación, los uniformados cayeron por sorpresa en dos domicilios, de Santo Tomé y en nuestra ciudad. El primero de los operativos se realizó en 7 de Marzo al 3500 y el restante en J. J. Paso al 3800 de nuestro medio.
En el marco de estos procedimientos, la policía detuvo a dos hombres, de 33 y 34 años. Uno de ellos es oriundo de la provincia de Buenos Aires y su compañero tiene domicilio en Santa Fe.
Tras la requisa de los inmuebles, se logró el secuestro de paños con joyas, además de otros objetos de valor y prendas de vestir.
Varias de estas joyas ya fueron reconocidas por sus legítimos propietarios.
Modus operandi
El modus operandi de esta dupla estaba direccionado a obtener, mediante distintos maneras, la confianza de su víctima.
En uno de los casos jugaba un papel crucial el sujeto que actuaba vestido con ropa policial. Amparado en la significación del uniforme el sujeto engañaba a su víctima hasta el momento de dar la “sorpresa”.
En los otros quien lograba la confianza era un rufián que actuaba vestido de civil, pero haciendo gala de una gran simpatía y habilidad para entablar conversación. Una vez que hacía distender la seguridad irrumpía el segundo malviviente disfrazado de policía.
Bajo esta última modalidad se concretó el asalto en la joyería Emilio Pines, de calle 4 de Enero al 1600, hecho ocurrido la tarde del 21 de diciembre de 2012.
Aquella jornada quien ingresó primero al local fue un hombre vestido elegantemente con saco y corbata, el que invocó el nombre de un conocido cliente de la casa. Minutos después el que irrumpió en el lugar fue el “policía”.
En cuestión se segundos, el uniformado y su compinche sacaron a relucir armas de fuego y dieron a conocer los reales motivos de su presencia.
“Esto es un asalto”. “Queremos el dinero y el oro”, les gritaron los rufianes a las tres mujeres que observaban aterrorizadas. Las víctimas fueron llevadas a la parte posterior del local y maniatadas con precintos plásticos.
Los cacos arrasaron con varios paños de alhajas, además de dinero en efectivo.
Se investiga
Consumada la detención de estos sujetos la policía procura establecer si no son los ahora arrestados quienes concretaron otros resonantes golpes.
Entre las víctimas anteriores, figuran una médica cardióloga, la que fue robada en su domicilio de diagonal Goyena al 3200.
Ese mismo día, un comerciante que vive en el barrio Policial, a la altura de Blas Parera al 9100, también sufrió la embestida de un “poliladrón”.
En ambos casos, las víctimas fueron sorprendidas en momentos que ingresaban con sus vehículos a sus cocheras.
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