La corta vida de Jonathan Jesús
G. está ligada intimamente al delito y a sus burlas constantes hacia el
fallido sistema de contención implementado por el Estado. Con sólo 16
años, el pibe fue considerado por la Justicia como el autor del
asesinato del joven Leandro Zini, hecho ocurrido frente a la casa de la
víctima el 21 de julio de 2011. Desde entonces estuvo en distintos
centros y hogares de protección de los cuales salió impunemente para
volver a delinquir. La madrugada de ayer volvió a caer en manos de la
policía después de intentar asaltar en compañía de un cómplice a una
agente de la fuerza. Pero esta vez, como ya tiene 16, su destino está
detrás de las rejas del Instituto de Recuperación del Adolescente
Rosario (Irar), un sitio del cual escapar le debería resultar más
difícil.
La Capital |
El nuevo hecho que le imputan a
Jonathan ocurrió a la 0.20 de ayer en Pascual Rosas y San Lorenzo, en el
barrio Ludueña Sur. Entonces, la agente Lucía Daniela M., de 23 años y
destacada en la comisaría 18ª, salía de su casa en compañía de su novio,
Diego Sebastián M. Cuando la pareja se estaba despidiendo aparecieron
en el lugar dos muchachos a bordo de una moto Yamaha Crypton de color
azul que, bajo amenazas con un arma de fuego, los amenazaron y les
exigieron las pertenencias.
Mientras Lucía se identificaba como
policía, su novio empezó a gritar para advertir a familiares y vecinos
sobre lo que estaba ocurriendo. Entonces salió a la calle la mamá de la
agente con un feroz perro rotweiller que empezó a ladrar a los
asaltantes. Ante el susto, uno de los ladrones escapó a la carrera
mientras que su cómplice,trenzado en una pelea con la mujer policía, no
pudo huir y fue retenido por la víctima. No era otro que Jonathan Jesús
G., quien en su poder tenía un revólver calibre 22 corto marca Bagual
Passper con tres balas en su tambor. También le secuestraron la moto en
la que se movilizaba.
Crimen feroz. El
nombre de Jonathan se conoció el mismo día en que mataron a Leandro
Zini. El muchacho tenía 21 años y esperaba junto a su novia un taxi en
la puerta de su casa de Mar del Plata 30 cuando tres adolescentes le
arrebataron un bolso a la chica. Leandro intentó defender a la joven y
como respuesta recibió un profundo puntazo en el cuello que le quitó la
vida casi en el acto. Horas más tarde, la policía apresó a los
sospechosos, entre ellos Jonathan y su hermano.
En el marco de la causa judicial,
Jonathan confesó ante la jueza de Menores Gabriela Sansó haber sido el
autor de la herida mortal y desde entonces se planteó un dilema para la
Justicia y las instituciones del Estado que deben lidiar con los menores
en conflicto con la ley. Es que por su edad, en aquel momento Jonathan
no podía ser derivado a un centro de detención como el Irar y su primer
lugar de destino fue el Hogar de Protección al Menor del Padre Tomás
Santidrián. De allí se fue sin aviso alguno y, tras una gestión de la
Secretaría de Desarrollo para la Ciudadanía del gobierno provincial fue
localizado al otro día en la casa de un familiar, en Casilda al 5700.
Idas y vueltas. Desde
allí, Jonathan G. fue derivado fuera de Rosario bajo la tutela de un
familiar. Pero también escapó y se le perdió el rastro hasta el 2 de
octubre del año pasado cuando, en compañía de otros adolescentes (entre
los que volvía a estar su hermano de 17 años), fue sorprendido cuando
escapaban por Castellanos al 600 a poco de robar una moto que estaba
estacionada y atada con una linga en la zona de Santa Fe y San Nicolás.
Entonces el destino de Jonathan G.
volvió a estar afuera de la ciudad. Primero lo alojaron en un instituto
de la capital provincial y después en uno de Rafaela. Sin embargo al
pibe eso tampoco lo amilanó y volvió a burlar la custodia para retornar a
Rosario.
El 8 de noviembre pasado, tras una
persecución policial, lo atraparon en Provincias Unidas y Presidente
Perón después de haber robado una cartera. Entonces, el Estado decidió
enviarlo nuevamente fuera de Rosario bajo la tutela de un familiar que
debería seguir de cerca una estrategia socioeducativa con apoyo escolar y
psicológico tendiente a la rehabilitación del menor.
Sin embargo Jonathan volvió a sus
andadas y otra vez en Rosario fue baleado en un oscuro episodio ocurrido
en enero último en la villa de Cerrito y las vías, en jurisdicción de
la comisaría 13ª y detrás del Cementerio de Disidentes. Desde allí el
menor fue derivado al Hospital de Emergencias y operado por una herida
de arma de fuego en el abdomen.
Su última aparición había sido en
marzo. Jonathan había violado la prohibición que tenía de andar por el
barrio Industrial, donde vive su familia y también los Zini. Agentes de
Seguridad Personal lo fueron a buscar a su casa con la orden del
Tribunal Colegiado de Familia Nº 3, responsable del control legal de las
medidas de excepcionalidad que debía respetar el chico pero no lo
encontraron. Lo hallaron en la villa de San Jerónimo al 100 bis y quedó a
disposición de la Subsecretaría de la Niñez que dispuso su traslado a
Santa Fe.
Ahora volvió a caer. Pero la situación
es diferente. Jonathan ya cumplió los 16 años y anoche durmió en el Irar
bajo una fuerte custodia.
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