Una joven graduada en la carrera que la habilita para ingresar a la Policía santafesina denunció haber sido discriminada de esa fuerza de seguridad por su condición de mujer, y por haber quedado embarazada.
Luego de dar a luz a su hija y terminar con mérito académico habilitante a principios del año pasado el terciario que la califica como auxiliar en seguridad pública, no fue incorporada sin embargo a la fuerza. Por ello, ante la presunta comisión de un hecho discriminatorio, sus abogados presentaron un reclamo formal al Ministerio de Seguridad de Santa Fe. Y como todavía no recibieron respuesta alguna sobre la razón para excluir a la joven del cuerpo, evalúan llevar el caso ala Justicia.
En diálogo con El Ciudadano, Nadia C., de 23 años, explicó que hace un año y siete meses concluyó el terciario de auxiliar en seguridad pública, dictado en el Instituto de Seguridad Pública de la provincia (Isep) en Rosario, ubicado en Alem al 2000.
A pesar de que lo habitual es que los graduados reciban el nombramiento y comiencen a trabajar en las fuerzas de seguridad, Nadia continúa esperando tras presentar distintas cartas a la institución y un reclamo formal en el Ministerio de Seguridad. De acuerdo al relato de la joven, su embarazo –fruto del matrimonio con su esposo, Marcos– le impidió realizar el examen de educación física por lo que quedó separada de la segunda promoción, constituida por 120 estudiantes, de los cuales la mitad son mujeres, desde el comienzo de la carrera.
Tras dar a luz a su hija Arelí –significa gracia de Dios–, rindió la última materia y culminó el terciario, tal como certifica el propio Isep en un documento fechado en marzo de 2010. Para la joven, esto constituye discriminación de género, y sus abogados confirmaron que además del reclamo al Ministerio evalúan hacer una presentación judicial. “Por más que acepten mujeres, les ponen trabas”, se quejó dela Policía.“Son estructuras machistas que siguen estando a pesar de que ya no sean mayoría”, continuó la joven, que explicó que eligió convertirse en policía por su padre.
Según Nadia, su padre no puede brindarle ayuda “debido a que es sólo cabo primero”, jerarquía que no invalidó que su hija viera “responsabilidad y vocación de servicio” en él. “En mi casa siempre estuvieron los borcegos de mi viejo, que los lustraba seguido”, recordó sobre el calzado que acompaña el uniforme policial diario.
Sin embargo, aun en su padre, Nadia reconoció la histórica estructura machista que hoy según cree se volvió contra ella. “Yo crecí con la idea de que la mujer policía era una puta”, se sincera. “No coincido. La mujer policía hoy se tiene que hacer respetar más que el hombre”, replica sin ruborizarse.
Consultada por su probable futuro en la fuerza de seguridad de la provincia, Nadia refirió que le gustaría trabajar como su padre, en alguna comisaría de la periferia de Rosario. “No descarto especializarme y unirme a alguna de las brigadas”, añadió.
Antecedente
Como antecedente de discriminación, pero no en la propia fuerza de seguridad sino enla Escuelade Policía, se registra, a fines de 2009, la expulsión de una joven que arrastraba como antecedente una contravención fechada en 2002, cuando trabajaba como meretriz. Tras acudir al Inadi, la causa llegó ala Justiciay mediantela Fiscalíade Estado la mujer pudo reincorporarse al instituto para culminar sus estudios.
En abril de 2008, la primera promoción de la carrera de Auxiliar de Seguridad Pública del Isep se recibió en la capital provincial. Este hecho constituyó un cambio radical en lo que respecta a la formación de cuadros policiales, a partir de entonces a cargo de un instituto que no pertenece a la estructura policial.
La carrera, que tiene un ciclo de dos años, otorga tras su cumplimiento un título terciario reconocido por el Ministerio de Educación de la provincia, y habilitante para “desempeñarse como agente de seguridad, incorporándose al cuerpo policial, actuar en la prevención de delitos y la protección de la vida y los bienes de las personas con arreglo a la normativa vigente en la provincia de Santa Fe”.
Pero también permite desempeñarse en el ámbito privado “según las competencias determinadas y en congruencia con las leyes y disposiciones que en materia de seguridad rigen en la provincia de Santa Fe”. Es decir –por la ley vigente– “brindar seguridad a la ciudadanía en un marco de respeto integral a los derechos humanos, implementar medidas correctivas dentro del marco jurídico vigente y desempeñarse colaborando en la planificación y programación de acciones preventivas de seguridad junto a otros actores intersectoriales e intergubernamentales”.
En diálogo con El Ciudadano, el titular del Isep, Luis Bruschi, confirmó que la joven culminó después que su promoción debido a que fue separada “momentáneamente de los exámenes de Educación Física y Tiro por razones de preservación de la vida de la madre y del bebé por nacer”. Unos meses después, explicó Bruschi, rindió y se graduó. “En ese momento, enviamos un expediente al Ministerio de Seguridad. Ellos son los encargados de establecer por decreto el nombramiento”, aseguró. De acuerdo al titular del Isep, es probable que a razón de que los nombramientos se hacen por decreto por grupo de promoción. “Es una cuestión administrativa, calculo. Debe ser nombrada en un nuevo decreto. Luego de que nos llegue el nombramiento, nosotros la notificaremos. Hasta ahora no llegó nada”, concluyó.
En diálogo con El Ciudadano, Nadia C., de 23 años, explicó que hace un año y siete meses concluyó el terciario de auxiliar en seguridad pública, dictado en el Instituto de Seguridad Pública de la provincia (Isep) en Rosario, ubicado en Alem al 2000.
A pesar de que lo habitual es que los graduados reciban el nombramiento y comiencen a trabajar en las fuerzas de seguridad, Nadia continúa esperando tras presentar distintas cartas a la institución y un reclamo formal en el Ministerio de Seguridad. De acuerdo al relato de la joven, su embarazo –fruto del matrimonio con su esposo, Marcos– le impidió realizar el examen de educación física por lo que quedó separada de la segunda promoción, constituida por 120 estudiantes, de los cuales la mitad son mujeres, desde el comienzo de la carrera.
Tras dar a luz a su hija Arelí –significa gracia de Dios–, rindió la última materia y culminó el terciario, tal como certifica el propio Isep en un documento fechado en marzo de 2010. Para la joven, esto constituye discriminación de género, y sus abogados confirmaron que además del reclamo al Ministerio evalúan hacer una presentación judicial. “Por más que acepten mujeres, les ponen trabas”, se quejó dela Policía.“Son estructuras machistas que siguen estando a pesar de que ya no sean mayoría”, continuó la joven, que explicó que eligió convertirse en policía por su padre.
Según Nadia, su padre no puede brindarle ayuda “debido a que es sólo cabo primero”, jerarquía que no invalidó que su hija viera “responsabilidad y vocación de servicio” en él. “En mi casa siempre estuvieron los borcegos de mi viejo, que los lustraba seguido”, recordó sobre el calzado que acompaña el uniforme policial diario.
Sin embargo, aun en su padre, Nadia reconoció la histórica estructura machista que hoy según cree se volvió contra ella. “Yo crecí con la idea de que la mujer policía era una puta”, se sincera. “No coincido. La mujer policía hoy se tiene que hacer respetar más que el hombre”, replica sin ruborizarse.
Consultada por su probable futuro en la fuerza de seguridad de la provincia, Nadia refirió que le gustaría trabajar como su padre, en alguna comisaría de la periferia de Rosario. “No descarto especializarme y unirme a alguna de las brigadas”, añadió.
Antecedente
Como antecedente de discriminación, pero no en la propia fuerza de seguridad sino enla Escuelade Policía, se registra, a fines de 2009, la expulsión de una joven que arrastraba como antecedente una contravención fechada en 2002, cuando trabajaba como meretriz. Tras acudir al Inadi, la causa llegó ala Justiciay mediantela Fiscalíade Estado la mujer pudo reincorporarse al instituto para culminar sus estudios.
En abril de 2008, la primera promoción de la carrera de Auxiliar de Seguridad Pública del Isep se recibió en la capital provincial. Este hecho constituyó un cambio radical en lo que respecta a la formación de cuadros policiales, a partir de entonces a cargo de un instituto que no pertenece a la estructura policial.
La carrera, que tiene un ciclo de dos años, otorga tras su cumplimiento un título terciario reconocido por el Ministerio de Educación de la provincia, y habilitante para “desempeñarse como agente de seguridad, incorporándose al cuerpo policial, actuar en la prevención de delitos y la protección de la vida y los bienes de las personas con arreglo a la normativa vigente en la provincia de Santa Fe”.
Pero también permite desempeñarse en el ámbito privado “según las competencias determinadas y en congruencia con las leyes y disposiciones que en materia de seguridad rigen en la provincia de Santa Fe”. Es decir –por la ley vigente– “brindar seguridad a la ciudadanía en un marco de respeto integral a los derechos humanos, implementar medidas correctivas dentro del marco jurídico vigente y desempeñarse colaborando en la planificación y programación de acciones preventivas de seguridad junto a otros actores intersectoriales e intergubernamentales”.
En diálogo con El Ciudadano, el titular del Isep, Luis Bruschi, confirmó que la joven culminó después que su promoción debido a que fue separada “momentáneamente de los exámenes de Educación Física y Tiro por razones de preservación de la vida de la madre y del bebé por nacer”. Unos meses después, explicó Bruschi, rindió y se graduó. “En ese momento, enviamos un expediente al Ministerio de Seguridad. Ellos son los encargados de establecer por decreto el nombramiento”, aseguró. De acuerdo al titular del Isep, es probable que a razón de que los nombramientos se hacen por decreto por grupo de promoción. “Es una cuestión administrativa, calculo. Debe ser nombrada en un nuevo decreto. Luego de que nos llegue el nombramiento, nosotros la notificaremos. Hasta ahora no llegó nada”, concluyó.
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