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domingo, 29 de mayo de 2016

Santa Fe “Se trafica en nuestras narices”

Así lo afirmaron sacerdotes que trabajan en los barrios Santa Rosa de Lima, Villa del Parque y Villa Oculta. “La venta y el consumo están naturalizados”, afirman. Denuncian la falta de herramientas para abordar el flagelo de las adicciones

“Se trafica en nuestras narices”
 Bajo la consigna: “Ni un pibe menos por la droga”, esta semana se movilizaron organizaciones sociales e instituciones de la ciudad. La situación por la que atraviesan jóvenes víctimas de las adicciones y el flagelo que padecen algunos barrios de la ciudad, donde la venta y el consumo parecen haberse naturalizado, fueron los reclamos denunciados públicamente. “Lo que me preocupa es que se trafique en nuestras narices”, dijo Matías Camussi, párroco de la iglesia Cristo Obrero.

Preocupado por la falta de respuestas de organismos oficiales, decidieron expresar el padecimiento de muchas familias. “La venta de droga está absolutamente naturalizada. Y la gente puede vender y comprar con absoluta normalidad”, señaló. El sacerdote que trabaja en los barrios Villa del Parque, Santa Rosa de Lima y Villa Oculta, aclaró que lo único que manifiestan es lo que pueden observar los vecinos del barrio y aseguró: “Esto se ve, lo podemos observar en los barrios. Realmente quiero hablar de lo que veo. En todos los barrios se vende droga, pero en Villa del Parque mucho más”.

El “Padre Matías”, conocido así entre la comunidad cristiana, tiene 32 años. Desarrollaba su tarea en la ciudad de Gálvez hasta hace dos años, cuando le pidió al Arzobispado el traslado al barrio santafesino. “Desde que estoy acá, por lo menos cuatro o cinco jóvenes fallecieron por el tráfico y el consumo de drogas”, dijo el sacerdote, quien agregó: “La droga destruye vidas, destruye familias y sumerge en la tristeza a los jóvenes y adolescentes”. Igualmente, el cura manifestó que estos barrios sufren la “fama” de ser tildados como lugares “violentos, peligrosos e inseguros”, pero aclaró: “Acá existe mucha gente trabajadora, que tiene sueños, que la pelea, aguanta. Sucede que está ese pequeño porcentaje de población que le da mala fama al barrio, a los barrios del oeste”. Además, se mostró sorprendido por el acostumbramiento que hay en relación al consumo. “Algo que me asombró; yo no sé si hay jóvenes que no han probado alguna droga, cualquier pibe, sin distinguir clase social. Las drogas se fueron instalando”, aseguró.

En la misma sintonía, el cura Alexis Louvet, párroco de la iglesia San Pedro, fundamentó el reclamo expresado y explicó: “No es político, surge de la vivencia misma. La idea es apoyar la inquietud que surge de madres y de familias que están padeciendo esta situación en carne propia”. Además, sostuvo que existe un vacío por parte de organismos estatales para brindar soluciones al flagelo. En la parroquia San Pedro, funciona Nar-Anon, un grupo de autoayuda mutua para familiares y amigos de adictos a las drogas que se reúnen los lunes y miércoles para compartir experiencias y encontrar soluciones. El párroco de la iglesia, que mantiene conversaciones con algunos familiares luego de las reuniones, relató: “Muchos sienten incomprensión por el resto de la sociedad y existe una negación también. Cuesta mucho entender la situación por la que atraviesan los jóvenes porque además hay una mirada bastante acusatoria respecto al tema”.

Por otro lado, el cura Matías Camussi contó al matutino el reconocimiento que hacen algunos adolescentes sobre su adicción, aunque también revelan las dificultades que tienen para salir de la atmósfera que los rodea. “Hay de las dos cosas. Hay algunos que te dicen que les gustaría salir pero no pueden. Y me ha pasado de otros que no. Hay de todo, hay chicos que consumen un montón. El que se droga pone murallas, se hecha para atrás, le estás tocando un tema muy difícil”, afirmó. También hizo referencia al sufrimiento de las familias y apuntó: “Algunos no quieren aceptar la realidad y hay familias que no les importa porque no pueden hacerse cargo de sus hijos”. En este último punto, el padre Matías se detiene y señala: “Ahí es donde entra la droga. Un chico que se vio desatendido por su mamá y su papá le genera un vacío. Igualmente, hay familias que han hecho todo bien, han querido dar lo mejor y sin embargo el hijo cayó en adicción por los amigos, por el entorno”. El referente social aclaró que desde las organizaciones e instituciones decidieron ponerse a trabajar pero también se pregunta cuál es el desempeño de aquellos que también tienen responsabilidades y no hacen nada. “Es difícil reunir a chicos que están en adicción. Nosotros tratamos de trabajar con la red de instituciones, tanto en Santa Rosa como en Villa del Parque. Vamos tratando de pelear, de luchar, de generar momentos distintos, de crear oportunidades, que los chichos puedan salir de la calle”. El párroco de la iglesia Cristo Obrero confiesa que el abordaje del problema es difícil y las adversidades son muchas. “Hay problemas fuertes, hay pobreza, hay adicciones y muchos dejan de creer y pierden la esperanza”, finalizó.

Movilización, planteos y reuniones
Representantes de la Corriente Clasista y Combativa, una de las organizaciones que llevó adelante el reclamo por “Ni un pibe menos por la droga”, mantuvo este viernes una reunión con Marcelo Doyharzábal, representante del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación en Santa Fe.

En diálogo con Diario UNO, el referente de la CCC, Sebastián Saldaña, informó que desde la dependencia nacional reconocieron que hasta el momento no existen políticas apuntadas a dar solución al flagelo de las adicciones.
“Admitieron que ellos no tienen concretamente una política acorde a la demanda” señaló Saldaña. Por otro lado, hizo referencia al compromiso asumido por funcionarios nacionales para dar respuesta a los reclamos planteados. “Iban a intentar una conexión con el Sedronar. Están esperando que el próximo semestre puedan incorporar programas de empleos nacionales y la compra de herramientas para las organizaciones que trabajan con sectores sociales vulnerables”, describió.

El jueves pasado un importante número de personas se movilizó desde el Ministerio de la Producción de la provincia y hasta Desarrollo Social de la Nación. Contó con el acompañamiento de vecinos y referentes de organizaciones barriales y finalizó con una olla popular frente a la sede de la cartera nacional.

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